El vicetitular de Defensa estadounidense y responsable de inteligencia en 2011-2015, Michael Vickers, comparó la supuesta 'injerencia rusa' en las elecciones presidenciales en EEUU de 2016 con los atentados en Nueva York del 11 de septiembre de 2001.

"Este ataque es un equivalente político al del 9/11; es mortalmente serio", afirmó Vickers, un exmilitar y agente de la CIA, en una entrevista a la cadena NBC News.
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© AP Photo/ Chao Soi Cheong

Vickers, encargado de la inteligencia en el Pentágono hasta su dimisión en 2015, siguió su carrera en la empresa armamentista británica BAE Systems y en la consultora estadounidense Beacon Global Strategies.

El exfuncionario aseguró que "los rusos seguramente volverían, dado el éxito que obtuvieron y la falta de respuesta alguna", sin mencionar el actual deterioro grave de las relaciones bilaterales y las sanciones que siguen aplicándole a Rusia las autoridades de su país.

"Hay que golpear en respuesta, hay que castigarles en ciertas áreas, algo que ni la anterior ni la actual Administración consiguieron. [Los rusos] avanzan mientras nosotros no les empujamos en respuesta", valoró el exagente.


Comentario: He aquí el trasfondo. En EEUU, el deseo de convertir a Rusia en un demonio sin igual es tan grande que ahora se les compara con el peor atentado terrorista sufrido en el país. Pero si esto fuese cierto, hace muchos meses se hubiese presentado evidencia contundente de sus alegatos. Esta comparación es un intento triste de mantener vivo a un fantasma inexistente.


Tanto el Kremlin como el Ministerio de Exteriores ruso han negado rotundamente la implicación de Rusia en los supuestos ciberataques durante las elecciones en EEUU.

Hasta la fecha, el Gobierno de EEUU no ha presentado ninguna prueba que confirme la responsabilidad de Moscú en esos supuestos ataques informáticos, mientras el informe publicado por los servicios de inteligencia norteamericanos fue criticado hasta por los propios medios estadounidenses como 'poco convincente'.

La actual Administración, por su parte, califica la acusación de 'injerencia rusa' como 'cacería de brujas'.