El registro de una cuarta explosión de ondas gravitacionales por los detectores LIGO y VIRGO sugiere que estos eventos son de hecho de origen cósmico, cree Farit Jalili, profesor de la Universidad Estatal de Moscú.
LIGO
© AP Photo/ Sven Hoppe
Los participantes de las colaboraciones LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory, en inglés) y VIRGO (un gran interferómetro diseñado para detectar ondas gravitacionales) anunciaron el primer descubrimiento conjunto, que se trataba de la cuarta oleada de ondas gravitatorias generadas por un par de agujeros negros colisionando.

Estos agujeros negros, cuya masa supera la masa solar en 30,5 y 25 veces respectivamente, se enfrentaron hace 1.800 millones de años. Pero la señal del evento llegó a la Tierra sólo el 14 de agosto de este año.

"La detección de ondas gravitatorias por VIRGO, situado en otro continente y significativamente diferente en el diseño de los dos detectores LIGO casi idénticos, permite olvidarse por completo de la posibilidad, que ya era muy baja, de que los eventos anteriores fueron causados por razones terrenales", dijo Jalili.

La utilización de tres detectores separados permitió a los científicos mejorar significativamente la precisión de la localización de la fuente de ondas gravitacionales. La galaxia donde se encuentran los agujeros negros que las generaron se ubica en una pequeña región en la constelación de Horologium que se puede ver desde el hemisferio sur de la Tierra. Además, los científicos planean usar estos datos para buscar posibles rastros del destello en el espectro de la radio y los rayos X.

La existencia de ese tipo de ondas, que consiste en la propagación de una perturbación gravitatoria en el espacio-tiempo y que se transmite a la velocidad de la luz, fue predicha por Einstein en su teoría de la relatividad general.