Un virus descubierto hace un siglo podría salvarnos del problema de la resistencia de las infecciones, un problema que cada año cuesta la vida a cientos de miles de personas.
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© Vincent Fischetti, Raymond Schuch, The Rockefeller University / wikipedia.org / CC BY 2.5Bacteriófagos vistos a través de un microscopio electrónico.
El fenómeno de la resistencia de las bacterias a ciertos tipos de antibióticos se ha convertido en una creciente amenaza en todo el mundo, pudiendo llegar a causar para el año 2050 unas 10 millones de muertes anuales, según se advierte en un artículo The Business Insider.

Las infecciones resistentes a los medicamentos se cobran cada año la vida de 700.000 personas y los médicos luchan contra ellas desarrollando nuevos tratamientos. Sin embargo, las infecciones se están volviendo más y más resistentes.

Tanto es así, que grandes compañías farmacéuticas incluso han renunciado a desarrollar nuevos antibióticos y están comenzando a recurrir a otras soluciones, incluida una que, de hecho, se remonta a unos cien años atrás: la terapia con bacteriófagos.

Los bacteriófagos, que fueron descubiertos a principios del siglo XX, son un tipo de virus que 'devoran' las bacterias, como se desprende de su nombre abreviado 'fagos', del griego φαγητόν (phagētón), que se traduce como 'alimento, ingestión'. Como están programados para combatir las bacterias, los bacteriófagos no representan una gran amenaza para la salud humana.

Los fagos permiten tratar personas con enfermedades bacterianas y se han usado ampliamente en los países de la antigua Unión Soviética y Europa del Este como alternativa a los antibióticos.

"[Los fagos] tienen un gran potencial del que carecen los antibióticos ordinarios", comenta a The Business Insider el experto de parasitología estadounidense Carl Zimmer. En este sentido, el profesor Paul Grint, jefe de la empresa AmpliPhi Biosciences, considera que el estudio de los bacteriófagos es más que necesario.

"Existe una necesidad urgente de más inversión en investigación de las infecciones resistentes a los antibióticos, incluida la tuberculosis; pues, de lo contrario, nos veremos obligados a volver a la época en que la gente tenía miedo a las infecciones comunes y arriesgaban sus vidas por una cirugía menor", comentó Paul Grint.