China, que desde hace mucho tiempo ha estado tratando de distanciarse de la guerra en Afganistán, creará una base militar en la provincia de Badakhxan. ¿Qué motivos empujan a Pekín a emprender este paso?

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Badakhxan se encuentra en el norte de Afganistán. Al este de esta provincia está la franja llamada el corredor de Wakhan, que se extiende entre dos cordilleras hasta la frontera de Afganistán y China.

Recientemente, Doulat Vaziri, portavoz del Ministerio de Defensa de Afganistán, comunicó a la agencia Fergana que una nueva base militar de China será construida en Badakhxan. Por su parte, Pekín se comprometerá a asegurar los suministros de armas y equipamiento militar necesarios para los afganos.

"Esto no son solo palabras. Una comisión especial integrada por especialistas militares de ambos países ya partió a Badakhxan para elegir el lugar y evaluar el volumen de trabajo necesario para construir la base. Tanto Kabul como Pekín se están dando prisa ya que cada uno tiene sus propias razones", escribe el periodista Alexéi Kupriánov en un artículo para el periódico ruso Izvestia.

Los ataques recientes de los talibanes contra las localidades afganas de Zebak y Eskasem representaron un duro golpe para Kabul. Hasta hace poco las autoridades afganas no podían permitirse gastar recursos en la protección de las localidades nororientales de Badakhxan, recoge el análisis.

Si Kabul se muestra preocupada por los movimientos de los talibanes, Pekín tiene otros motivos para la preocupación, opina el autor del artículo, que destaca también que los terroristas de Daesh -grupo extremista proscrito en Rusia y muchos otros países- han sido detectados en repetidas ocasiones en esta región.

"En caso de que Daesh despliegue a sus terroristas en Badakhxan, que comparte frontera con la localidad china de Sinkiang -donde hay un fuerte movimiento separatista de carácter islámico- los extremistas podrán trasladar allí a sus hombres a través del corredor de Wakhan".


Históricamente los chinos no se habían interesado por lo que ocurría en Afganistán. Sin embargo, tras el establecimiento de la República Popular China (en 1949) las autoridades chinas decidieron luchar por su liderazgo regional y empezaron a invertir en Afganistán para construir allí fábricas y centrales eléctricas.

"Día tras día las pretensiones de Pekín de consolidar su liderazgo regional y mundial se hacen más serias. En estas circunstancias, China quiere colgarse los laureles del intermediario que un día podría pacificar un Afganistán en guerra", escribe Kupriánov, que destaca que si las autoridades chinas logran este objetivo podrán consolidar considerablemente sus posiciones en la arena mundial.

Según el periodista, la principal cuestión es, ¿cuán lista está China para poder involucrarse en el conflicto afgano?

Vasili Kashin, profesor de la Escuela Superior de Economía, considera que la nueva base en Afganistán será tan solo un elemento más en el crecimiento de la intervención china en la región.

"Si la tendencia va en aumento, la presencia militar china aumentará de acuerdo con el modelo de la presencia de Rusia en Siria. En particular China formará una coalición con las fuerzas gubernamentales y apoyará a sus aliados con ataques aéreos que serán realizados por sus grupos de operaciones especiales, con todo, la participación de las tropas terrestres será muy limitada".

No obstante, el experto, citado por Kuprianov, destaca que la situación en Afganistán difiere en muchos aspectos de la situación en Siria. Para el momento de la entrada de Rusia en el conflicto sirio, la guerra se venía librando desde hacía cuatro años. Al mismo tiempo, Afganistán está en conflicto desde hace casi 40 años y en este tiempo se ha convertido en una 'zona gris' en el mismísimo corazón de Eurasia.

Kashin opina que las experiencias de la URSS y de EEUU demostraron que tarde o temprano el conflicto afgano requerirá por parte de China del envío de más tropas y más recursos para poder continuar con su aventura militar.

"Por otra parte, Pekín tiene un as que ni la URSS ni EEUU tuvieron en su manga, y este as es Pakistán, aliado fiel de China que es capaz de influir en los talibanes. Entrando en Afganistán, China plantea para sí misma una tarea muy ambiciosa. Si Pekín logra salir victoriosa, las posiciones de China en Asia y en el mundo se fortalecerán, en caso contrario, los chinos tendrán que recordar que precisamente Afganistán se hizo con la fama de ser el cementerio de los imperios".