(España) - El Ministerio del Interior hacía públicos los datos de los menores de edad acusados de delitos contra la libertad sexual en 2016. Ese año, fueron detenidos o investigados por estos delitos 433 niños entre 14 y 17 años.
orgullo niños
No hace dos semanas desde que saltaba la noticia. En una localidad de la sierra de Cazorla (Jaén), cuatro niños de entre 12 y 14 años violaban -presuntamente- a otro menor de 9. Los hechos están siendo investigados por la Fiscalía de Menores, y los cuatro agresores han sido expulsados de su centro educativo como medida cautelar. Susana Díaz, presidente de la Junta de Andalucía, decía estar "horrorizada" y aseguraba que la infancia "se tiene que sentir protegida".

Parece que no había acabado de pronunciar estas palabras, cuando la misma Fiscalía, pero en Málaga, tenía que hacerse cargo de las pesquisas de otra agresión sexual -digamos también, presunta- por parte de dos hermanos, de 11 y 14 años, que juntos violaron a otro niño de 14, con una discapacidad intelectual del 41%.

No le dio tiempo a la señora Díaz de coger aire para hablar, y los medios vociferaban un nuevo suceso. Un chico, también de 14 años, era detenido por la Guardia Civil en Puerto Serrano (Cádiz), como autor -se entiende que presunto- de dos delitos de agresión sexual sobre dos mujeres, de 23 y 42 años, respectivamente.

Ese mismo día, pero en Salamanca, la Policía Local detenía a otro menor de edad, tras la denuncia interpuesta por una chica de nacionalidad china.

En ninguno de estos casos estamos hablando de menores que rozan la mayoría de edad, cuando las hormonas ejercen un dominio tiránico que su educación, por pobre, inexistente o errónea, no es capaz de contrarrestar.

No. Hablamos de chavales, que deberían pensar en césped, en tierra batida y en balones; de niños, que habrían de estar suspirando por correr, por comerse un bocadillo de nocilla y olvidar los deberes porque han preferido estar en el parque o delante de una de sus series preferidas de dibujos animados.

El Ministerio del Interior hacía públicos los datos de los menores de edad acusados de delitos contra la libertad sexual en 2016. Ese año, fueron detenidos o investigados por estos delitos 433 niños entre 14 y 17 años. En 2015 fueron 373, más de un 16% menos. El incremento está siendo exponencial.

A las víctimas les han arrancado la dignidad; a los agresores, alguien les ha robado la inocencia. A todos les han secuestrado la infancia.

Mientras esta catarata de hechos se sucedía, la Dirección General de Salud Pública y Participación del Gobierno de Baleares, presidido por el PSOE con el apoyo de Podemos y Mes, publicaba "Amb tots el sentits" ("con todos los sentidos"), una guía de 137 páginas, para niños de 8 a 13 años, con el objetivo de que adquieran "las competencias necesarias para vivir la sexualidad con placer, satisfacción y de forma saludable".

Además de las consabidas doctrinas de género, afirmando gansadas del calibre de "el estándar de mujer u hombre no existe, es una invención", o que "la identidad sexual se define por el sexo con el que se identifica una persona", la guía de marras expone que "las prácticas sexuales son comportamientos eróticos con uno, dos o más personas del mismo sexo o diferente con la finalidad de satisfacer el deseo sexual".

El mismo PSOE de Susana, la que está "horrorizada" con lo que ha ocurrido en Jaén, es el responsable último de que los niños baleares entiendan, aprendan e interioricen que la práctica sexual es un simple comportamiento erótico, en que caben todos los participantes que así lo deseen, con el único objetivo de satisfacer el placer propio. Justo lo que hicieron los niños de Jaén. El comportamiento exacto de los chavales de Málaga. Justo lo que asumió el chico de Cádiz. No se horrorice tanto, Susana. Sólo hacen lo que los suyos dictan.
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, / EFE
© EFELa presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.



Los expertos hablan ya de una "sexualización precoz" de la infancia, y sólo hay que remitirse a los hechos para corroborarlo.

No hay duda de que la publicidad, los medios de comunicación, y el fácil e inmediato acceso a internet desde edades tempranas, favorecen este caldo de cultivo, pero el alcance y la gravedad de los hechos nunca sería tal si la educación jugase su papel como debe.

Sin embargo, lejos de recuperar la cordura, los poderes públicos llevan años asaltando a la infancia, a la que desprecian por completo, y a la que pretenden despojar de sus más básicos y elementales rasgos distintivos.

Las leyes que inciden y abundan en el adoctrinamiento sexual de los niños han proliferado a lo largo y ancho de la geografía nacional. Cataluña, Extremadura, Murcia, Baleares, Navarra, País Vasco, Galicia, Andalucía, Canarias, Madrid o Valencia cuentan ya con sus textos normativos propios, a los que se suman las medidas que se están aplicando en los colegios como consecuencia de la aprobación de las leyes impuestas por los colectivos LGTBI.

En este campo, la iniciativa no tiene color político: en unos casos, es el Partido Popular quien las propone, y los demás le aplauden; en otros, es el PSOE quien lleva la delantera, y el resto le sigue, jubilosos. Otras veces es Ciudadanos, y cuando puede, Podemos. En esto, no hay debate entre los cuatro grandes partidos. Actúan como uno solo.

Hoy, los niños españoles están siendo empujados, por sus propios profesores, a descubrir lo que la naturaleza, sabia, dejó para más adelante.

Cuando aún sus cuerpos sólo piden movimiento, diversión, y el abrazo de su padre y de su madre, la progresía, a golpe de ley, les obliga a pensar desde los genitales. Los conducen a buscar placer no en el chocolate, sino en la anatomía de otro; a experimentar no con barro y plastilina, sino con la entrepierna de un compañero; a investigar, no en los libros, sino en la violentada carne de un igual; a fantasear, no con cuentos, sino con las oscuras perversiones de esos adultos retorcidos y amargados que no quieren dejarlos ser niños porque quizás ellos tampoco lo fueron en su día; a una creatividad putrefacta, gris, hedionda, alejada de los colores que tiene que pintar la cara de la niñez.

Lo han conseguido. Sus viciados y repugnantes deseos comienzan a materializarse. Ahí los tenéis, progres del mundo: practicando el sexo en grupo que les habéis enseñado. Haciendo del otro un objeto de placer. Deshumanizadas sus inocencias. No os rasguéis las vestiduras, no os lamentéis. No tenéis motivos para horrorizaros. Regocijaos y disfrutad del espectáculo: es vuestra aberración hecha carne.