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Un 1,75% de las viviendas de Euskadi supera el valor paramétrico en plomo. Es decir, el agua en 17.500 pisos tiene más de 10 microgramos del metal pesado por litro, el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el que por ley se establecerá en España a partir de 2014, frente a los 25 actuales. Así lo refleja un estudio elaborado por el Departamento de Sanidad después de analizar las muestras tomadas durante dos años -entre 2006 y 2008- en 3.388 casas de la comunidad autónoma. Para que los resultados fueran representativos y extrapolables al conjunto de los tres territorios, el Eustat realizó un censo aleatorio sobre dónde tomar las muestras. Eso sí: se cogieron a cualquier hora del día para conocer su incidencia real en los consumidores -es decir, no se utilizó la primera extracción de la mañana, como en los colegios, que es la que arroja el mayor porcentaje de plomo tras toda la noche retenida en las tuberías-.

Lo que hace este informe es confirmar que las canalizaciones de plomo siguen existiendo, pero también que se trata de una realidad «residual». De hecho, el estudio aporta comparativas con otros países de nuestro entorno que realizaron investigaciones similares utilizando el mismo método de muestreo: el porcentaje de 1,75% arrojado en Euskadi es similar e incluso mejor al 2% de Italia o el 2,4% de Holanda, y mucho más halagüeño que el 23% de ciudades como La Haya, el 19% de Viena o el 10% de la región alemana de Baja Sajonia.

El problema está en los edificios viejos. Hasta el año 1950 era práctica habitual en Euskadi utilizar tuberías de plomo desde la acometida de la red general hasta el grifo del consumidor. A partir de aquel año, y hasta la década de los años 70, sólo se empleaba el plomo «en el ramalillo final», recuerda el informe; es decir, en un tramo de 40 ó 50 centímetros. Por último, a partir de 1975 dejó de utilizarse plomo «debido a su mayor valor de mercado frente a otros materiales alternativos como pueden ser el cobre o el PVC».

Un valor conservador

Pese a todo, hay más de 17.000 pisos de cuyos grifos sale agua con una cantidad de plomo desaconsejada por la OMS. ¿Qué hacer? En primer lugar, los redactores del estudio recuerdan que el límite de 10 microgramos por litro de agua adoptado por el organismo internacional es un valor muy conservador, ya que se calculó «para que la exposición de los lactantes alimentados con leche reconstituida con agua no superara el 50% de la ingesta semanal provisional tolerable».

En cualquier caso, «los resultados de plomo no indican que sea necesario tomar medidas de carácter general, como la modificación de las propiedades del agua o el uso de aditivos». Se refieren los técnicos a actuaciones como las realizadas en Reino Unido, donde las autoridades ajustan el ph del agua y aplican ortofosfatos para impedir que un líquido demasiado agresivo 'disuelva' el metal de las cañerías y sea consumido por la población. En otros lugares, como Bruselas o La Haya, se pretende cortar el problema de raíz con la sustitución masiva de las tuberías de plomo.

¿Qué mensaje dar a los habitantes de las 17.500 casas con altos índices de plomo? Quien tenga la sospecha de estar en este grupo y le preocupe, debe asesorarse en el Departamento de Sanidad y Consumo. Eso sí, en caso de que quiera sustituir la instalación, correrá de su cuenta, ya que la Administración solo es responsable del estado de las conducciones generales.