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Científicos de las universidades alemanas de Greifswald y Bonn han identificado una posible causa de la gravedad de las infecciones de la bacteria E. coli enterohemorrágica (EHEC) que ha matado a 24 personas en Alemania y otra en Suecia. Según los catedráticos Andreas Greinacher y Bernd Pötzsch, la infección por la toxina shiga que segrega la bacteria -que en esta cepa es más de lo normal- provoca que el organismo produzca anticuerpos que lo atacan en una reacción de tipo autoinmune. Esto explicaría por qué los pacientes empeoran aunque los síntomas de la infección intestinal empiecen a remitir. Estos anticuerpos dañan ciertas estructuras cerebrales y renales. Combinados con el síndrome urémico hemolítico (HUS, por su acrónimo inglés) que desarrolla una parte de los pacientes, agrava su estado. Este síndrome se produce por efecto de la toxina y porque la bacteria tiene el tamaño justo para obstruir los capilares que se encargan de llevar la sangre para que los riñones la depuren.

Según datos del Centro de Control de Enfermedades de la UE (ECDC), en Europa ha habido desde hace un mes, cuando empezó la crisis, más de 2.700 pacientes afectados por la bacteria. Este número se refiere a los que han tenido que ir a un centro sanitario (no se sabe cuántos han tenido síntomas menos graves en sus casas). De ellos, 700 han sufrido o sufren HUS. El resto solo ha manifestado las diarreas típicas de la infección.

Pero tener solo dolencias estomacales no quiere decir que se esté a salvo en todos los casos. De los 25 fallecidos que recoge el ECDC, 19 -18 en Alemania y una en Suecia- tuvieron daño renal. Los otros seis no llegaron a esa fase. A ellos hay que sumar dos enfermos que están en Estados Unidos, aunque se infectaron en Alemania.

El ministro federal de Sanidad, Daniel Bahr, insistió ayer por la mañana en que ha empezado a caer el número de nuevos casos.