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El retraso del nuevo paquete de ayuda a la alicaída economía griega tras la cumbre de la UE impacta en los en las bolsas, que caen por encima del uno por ciento.

Los mercados reaccionaron este lunes con inquietud a la decisión de la Eurozona de retrasar hasta mediados de julio el pago de una ayuda inmediata a Grecia, mientras el Gobierno griego trataba de calmar ánimos, y promete que cumplirá su parte del trato y sacará adelante su plan de austeridad.

Las principales Bolsas europeas abrieron con caídas y el euro retrocedía ante el dólar, después de que los ministros de Finanzas de la zona euro decidieran este lunes de madrugada en Luxemburgo aguardar el voto del Parlamento griego previsto el 28 de junio del plan de ajustes antes de desembolsar cualquier ayuda financiera.

"Las dificultades para hallar un compromiso continuarán inquietando a los operadores" durante la jornada, previeron analistas de Credit Mutuel-CIC.

Los mercados habían confiado en que los europeos desbloquearían el domingo la próxima partida prevista del rescate acordado en 2010 para Grecia por parte de la Eurozona y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En efecto, Atenas, cuya deuda pública asciende al 150% del PIB, necesita imperativamente ese tramo, equivalente a 12.000 millones de euros, para evitar la bancarrota inmediata.

Pero los europeos exigen la aprobación previa de nuevas medidas de austeridad, pese a que no gustan ni a los ciudadanos griegos ni a parte de la clase política.

"Estamos aumentando la presión", reconoció el lunes en el segundo día de la reunión en Luxemburgo el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, recordando que Europa tiene "precedentes" de promesas incumplidas por parte del país heleno.

"Esperamos una decisión del Parlamento griego, por eso llamamos no sólo al gobierno sino también a la oposición a apoyar el plan. Si eso es así, habrá 12.000 millones de euros sobre la mesa a mediados de julio y también una solución para los próximos años", dijo Reynders.

El ministro se refería al nuevo rescate que la Eurozona y el FMI prevén adoptar para Grecia después del diseñado el año pasado por un monto de 110.000 millones de euros en préstamos.

"Grecia será capaz de tomar las decisiones necesarias, porque la otra solución sería peor", subrayó por su parte el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.

"Una bancarrota sería peor para Grecia, por lo que es de su propio interés trabajar ahora en un paquete (de medidas de austeridad)", insistió Rehn.

Desde Atenas, el Gobierno trató de infundir confianza. El Ejecutivo no espera que haya "problemas" para recibir en julio la partida de préstamos de la Eurozona y el FMI, ya que confía en la adopción del plan por el Parlamento, señaló el ministerio de Finanzas.

A falta del apoyo necesario de la oposición conservadora y ante la brecha abierta entre la mayoría socialista, el primer ministro griego, Giorgos Papandreou, remodeló el viernes su gabinete y pidió el domingo la confianza del Parlamento, cuyo voto tendrá lugar en la noche del martes al miércoles, una semana antes de que se pronuncie sobre el plan de austeridad.

Papandreou prevé entrevistarse paralelamente este lunes en Bruselas con el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, y con el líder de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

Al margen del desembolso de la próxima partida del rescate de 2010, la Eurozona y el FMI prevén negociar desde principios de julio una nueva ayuda para los próximos años que ponga a Grecia a salvo del default, cuyas consecuencias podrían ser nefastas para el conjunto de la zona euro.

En Luxemburgo, los ministros de Finanzas reafirmaron este lunes que el próximo plan no sólo contará con dinero público, sino también con la participación voluntaria de los acreedores privados.

Así los bancos y otros tenedores privados de deuda griega serán llamados a renovar sus préstamos una vez alcancen sus vencimientos, en el marco del nuevo plan que podría ascender a 100.000 millones de euros.