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Los Nutricionistas Ortomoleculares nos preguntábamos desde hace muchos años si son los agentes xenobioticos los causantes de la fibromialgia y aquellos desordenes relativamente nuevos (sensibilidad química, hiperactividad, e incluso el cáncer). La sensibilidad a productos químicos diarios parece indicar que sí y es que estamos expuestos todos los días a numerosos agentes nocivos externos; químicos de las gasolineras, pesticidas, disolventes, pegamentos, fibra de vidrio, agentes limpiadores de la casa, formaldehidos y otros agentes como la contaminación del pescado y las verduras, que comprometen la salud hepática y una actividad enzimática normal, siendo el factor hepático una clave en la mejoría en muchos de estos trastornos. Es importante no sembrar la alarma en el consumidor. Pero quizás lo más importante es atajar el exceso de sustancias quimicas en nuestra alimentación diaria, con la excusa de que a dosis bajas "no hay problema".¿Llegara el día que seremos escuchados?,
el rumbo que a tomado la sociedad no es desde luego el más indicado para la salud humana, si empezamos a reconocer este punto, el retorno aun es posible, la salud es posible.
La ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha lanzado este jueves un mensaje de tranquilidad a los consumidores, asegurando que pueden comer "con todas las garantías" tanto pescado azul, como crustáceos u hortalizas de hoja verde, como las acelgas y las espinacas, pues sus beneficios están "fuera de toda duda" y no existe ninguna prohibición o alerta sobre ellos. Además, niega que haya "motivos para la alarma" por el hecho de que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), recomiende ahora reducir el consumo de estos alimentos en menores y embarazadas.
Reconoce que los niveles de metales presentes en algunos alimentos son "una preocupación constante" frente a la que Sanidad está "en constante alerta". Sin embargo, puntualiza que los ciudadanos pueden "consumir todos estos alimentos con plenas garantías", ya que la recomendación de la AESAN es "sólo una recomendación para que determinadas poblaciones --como son niños y embarazadas-- sean más cuidadosos en su alimentación y eviten riesgos".
Los riesgos del pesado azul grandeEn concreto, la AESAN recomienda que las mujeres en edad fértil, las embarazadas y las que están en período de lactancia eviten el consumo de pescados azules grandes como el pez espada, el tiburón, el atún rojo y el lucio. También deberían dejar de comerlo los niños menores de tres años y limitar su consumo a 50 gramos por semana los niños con edades entre los 3 y los 12 años.
Según ha precisado el director de la AESAN, Roberto Sabrido,
el motivo es que el mercurio se acumula en la grasa de estos pescados y las especies más grandes tienen, por lo tanto, más grasa y pueden acumular más cantidad de este metal, que podría afectar a "los consumidores con organismos más sensibles", como niños y embarazadas.
Estos dos colectivos pueden, en cambio, comer sardinas, anchoas o caballa con toda tranquilidad, pues al ser pescados azules más pequeños contendrían
menos mercurio. "En estas edades, por ejemplo, se podrían consumir 100 gramos de atún en lata a la semana", acota. "Para los demás consumidores se sigue aconsejando comer pescado azul y lo recomendable es toar entre tres y cuatro raciones a la semana, alternando su consumo con el de pescado blanco", añade.
El riesgo de las cabezas de las gambasOtra de las recomendaciones de la AESAN es limitar el consumo de la carne de la cabeza de los crustáceos --gambas, cigalas o carabineros, entre otros--
con el objetivo de reducir la exposición de los consumidores cadmio, un metal que puede causar disfunción renal y que se acumula, precisamente, en la cabeza de estos animales.
El tercer consejo de Sanidad es el de no incluir, por precaución, ni espinacas ni acelgas en los purés de los niños menores de un año y , en el caso de incluir estas verduras antes del año, procurar que la presencia de estas verduras sea menos del 20 por ciento del puré. Asimismo, la AESAN recomienda no dar más de una ración de espinacas o acelgas al día a niños entre 1 y 3 años y no dar espinacas o acelgas a niños que presenten infecciones bacterianas gastrointestinales. Además, apuesta por que los consumidores no mantengan a temperatura ambiente las verduras cocinadas.
El objetivo sería, según Sabrido,
reducir los niveles de nitrato en esta población, ya que su exceso en el organismo puede provocar la aparición de una enfermedad denominada denominado metahemoglobinemia o síndrome del bebé azul. "A partir de los tres años, tanto las acelgas como las espinacas se pueden consumir con toda normalidad", concluye.
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