La esperanza de vida en EE.UU. se redujo un año y medio durante el 2020, alcanzando los niveles más bajos desde la Segunda Guerra Mundial. Esta situación, ha impactado principalmente a las comunidades latinas y afroamericanas, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. Además del coronovirus, esta problemática se acentuó a causa de la epidemia de sobredosis de drogas, que aumentó un 30% en comparación con el 2019.
drug overdose
© Brian Snyder / ReutersImagen ilustrativa
La sala de espera de la consulta del doctor Chapman, médico internista y uno de los mayores expertos en adicciones de Washington D.C., siempre está llena. Entre sus pacientes se encuentra Donald Williams, de 34 años, adicto a los opiáceos.
"No comencé a drogarme con opioides hasta que perdí la cabeza tras un divorcio amargo. Eso me hizo empezar a consumir heroína. Sucedió en el 2010, y poco a poco estoy dejando mi adicción desde que acudo con el doctor Chapman", señaló Williams.
Sin embargo, en 2020 miles de personas en el país no tuvieron esa suerte. Según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud estadounidense, más 93.000 personas murieron de sobredosis en el país, casi un 30 % más que el año anterior. El aumento en la cifra no ha sido una sorpresa para los especialistas en adicciones, que ya habían advertido el aumento constante de muertes durante la pandemia de coronavirus.
"Si la pandemia empeoró las cosas [en relación con las adicciones] es porque muchas personas perdieron sus trabajos, están bajo mucho estrés y no tienen dinero para vivir una vida normal", opinó Williams.

Comentario: Y encima de todo eso, nuestros gobiernos decidieron encerrarlos en sus hogares, haciéndolos sentirse culpables por desear abrazar a sus seres queridos.


Desde 1999, más de 900.000 personas han muerto por sobredosis en EE.UU., cifra que sobrepasa ampliamente la registrada en todos los países ricos del mundo. Se calcula que la tasa de mortalidad por sobredosis en este país es 3,5 veces más alta que la media registrada en una veintena de países comparables.

Barbara Wright, otra de las pacientes, asegura que, tan solo en 2018, una decena de sus conocidos murieron de sobredosis, en su mayoría debido al uso de fentanilo. "Es triste porque algunas personas que conoces las ves hoy, y al día siguiente se han ido. Nunca puedes decir que eran adictas a algo. Ya sabes, porque siempre se presentaban limpios, bien vestidos, así que nunca sabes quién está consumiendo qué estos días", comentó.

El fentanilo es un opioide sintético ilegal de gran potencia adictiva. Según la directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, Nora D. Volkow, esta sustancia fue detectada el año pasado en el 70 % de las personas que murieron por sobredosis de cocaína y en el 50 % de las muertes por sobredosis por metanfetamina. Sin embargo, expertos como el doctor Chapman advierten del riesgo de utilizarla como chivo expiatorio de un problema que lleva décadas afectando a la sociedad estadounidense y para el que no se aplican soluciones estructurales.

"Estamos lidiando con un EE.UU. corporativo, con compañías de seguros privadas que básicamente son contratadas por el Gobierno para corregir el problema, pero, en mi opinión, están más interesadas en ahorrar dinero y dar la mínima cantidad de servicios, por lo que nos vemos obligados a tratar incorrectamente a nuestros pacientes. Si se compara el sistema de salud estadounidense con el de países exitosos, como Francia y Portugal, se verá un marcado contraste", apuntó Edwin Chapman.
"Si no se le dan las condiciones mínimas a la sociedad estadounidense para tener una vida digna, la gente tiene que tratar de apagar esas angustias y depresión. ¿Qué hace? O toma alcohol, o se droga o come. No hay muchas más soluciones para este sistema de profundo capitalismo, y además crear nuevos tratamientos para la gente adicta", explicó Anahi Rubin, psicoterapeuta.
Desde 2019, el ayuntamiento de Washington D.C. lanzó un programa de reparto gratuito de naxolona, un medicamento que revierte rápidamente una sobredosis de opiáceos, tras ser criticado por su deficiente gestión del problema. Este proyecto ha sido considerado por muchos como un 'parche' teniendo en cuenta que el porcentaje de sobredosis en la capital de EE.UU. sigue siendo superior a la media de un país.