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A falta de seis días para que Estados Unidos se quede sin fondos para costear todos sus gastos, los intereses políticos han alimentado una peligrosa hoguera que podría incendiar la frágil osamenta de la economía mundial.

Al filo del abismo, los planes de último minuto de ambos bandos se desmoronan y ponen en duda los ahorros prometidos. Ahora, el presidente Barack Obama busca desesperadamente un plan B que comulgue con republicanos y demócratas, con el fin de no declarar vencedores ni vencidos en una batalla que ha puesto en entredicho la credibilidad fiscal de la primera economía del mundo.

1- ¿Qué es el techo de deuda?

Básicamente, el techo de deuda o debt ceiling, como se conoce en EEUU, es el límite máximo de endeudamiento permitido por el Congreso al Gobierno federal del país. Imaginen que a día de hoy Barack Obama contase con una tarjeta de crédito que gestiona el Departamento del Tesoro cuyo límite ha sido rebasado. Eso es precisamente lo que sucedió a mediados del mes de mayo, cuando la deuda que asume el Ejecutivo norteamericano superó los 14,29 billones de dólares. El origen del techo de deuda se traslada hasta 1917, cuando el Capitolio dio permiso al gobierno para emitir deuda y así financiar su participación en la I Guerra Mundial. Por aquel entonces el Congreso dio vía libre al Departamento del Tesoro para endeudarse, eso sí, en busca de garantizar cierta transparencia y responsabilidad decidió acotar la cantidad máxima de endeudamiento hasta los 11.500 millones de dólares.

Desde el pasado 16 de mayo, fecha en que el techo de deuda se desbordó, el Departamento del Tesoro comenzó a financiar los gastos del gobierno federal a través de préstamos obtenidos del fondo de pensiones de los funcionarios federales. Aún así, como es evidente, el acceso a la financiación a través de este método no es sostenible a largo plazo y el propio secretario del Tesoro, Tim Geithner, reconoció que a partir del próximo dos de agosto, el gobierno no sería capaz de pagar todas sus facturas.

2- ¿Qué sucederá si el Congreso y la Casa Blanca no consiguen un acuerdo antes del 2 de agosto?

La respuesta es sencilla: el Departamento del Tesoro no tendrá autoridad para pedir más préstamos, algo que obligará a Geithner y sus chicos a decidir qué facturas costear y cuáles dejar en el tintero. A día de hoy, EEUU suele recibir una media de 118 millones de dólares al mes en préstamos y emisión de bonos para financiar las operaciones del país. El propio Geithner reconoció durante una entrevista que el país "firma" alrededor de 80 millones de cheques al mes. Desde el Tesoro aseguran que si el Congreso no aumenta el límite de la deuda, el Gobierno incumplirá parte de sus obligaciones legales -un evento sin precedentes en la historia del país-. Esto haría que los inversores de todo el mundo pongan en duda, por primera vez, la capacidad de EEUU para cumplir con sus compromisos de deuda algo que podría precipitar otra crisis financiera potencialmente más grave que la vivida en 2008.

En un informe bautizado con el nombre de Límite de Deuda: mito vs realidad, se estima que sin acuerdo, el Gobierno tendría que frenar, limitar o retrasar los pagos en una amplia gama de obligaciones legales, incluyendo sus programas de Seguridad Social y Medicare, los salarios a los militares de su ejército, los intereses sobre la deuda emitida, las devoluciones de impuestos y muchos otros compromisos.

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© Markit/FMI
3- ¿Por qué existe un bloqueo en el Capitolio?

Los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, se niegan a aprobar un aumento del límite de la deuda sin reducir el déficit. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ha defendido que cualquier acuerdo debe incluir un recorte de gasto mayor que el aumento del límite de la deuda.

Si bien existe un amplio consenso por parte de ambos partidos políticos en que el gobierno federal debe reducir sus gastos, los demócratas quieren un acuerdo que contenga un aumento de los ingresos fiscales. Por su parte, los republicanos insisten en que no haya aumentos de impuestos, ya que sería irresponsable, si se tiene en cuenta que la recuperación económica del país todavía es cuestionable.

Hasta no hace mucho, el objetivo de la Casa Blanca era reducir el déficit en un total de 4 billones de dólares en la próxima década, de los que 3 billones estarían generados por recortes de gastos en programas sociales como el Medicare y el otro billón restante llegaría a través de un aumento de impuestos, especialmente al cancelar los beneficios fiscales a las rentas más altas. Los republicanos han apoyado, por su parte, una reducción del déficit menor, alrededor de 2 billones de dólares en 10 años, eso sí, sin subidas de impuestos ni retirando los beneficios fiscales en vigor.

El principal punto de fricción está en dejar expirar las rebajas fiscales para las rentas más altas, aquellas que ganan más de 200.000 dólares anuales. Una medida aprobada por el expresidente Bush y que ya ha tensado las relaciones entre los republicanos y los demócratas en varias ocasiones. Sin embargo, el pasado 21 de julio un grupo de millonarios estadounidenses, agrupados bajo el nombre de "millonarios patrióticos", con ingresos anuales superiores al millón de dólares escribieron una carta a los congresistas republicanos en la que recomendaban que aquellos individuos que superen un ingreso anual superior al millón de dólares, cuenten con una base impositiva del 39,6 por ciento y no del 35 por ciento como ocurre en estos momentos.

4- Si se eleva el techo de deuda, ¿la 'triple A' de EEUU estará garantizada?

No. Si no se eleva el límite de endeudamiento y se produce un impago sobre los intereses que EEUU debe pagar a sus tenedores de deuda, la rebaja de agencias como Moody´s y S&P´s será inmediata. Dicho esto, ambas agencias de calificación coinciden en afirmar que el desbordado déficit de EEUU, cuyo mantenimiento a largo plazo es insostenible, es la verdadera preocupación y el origen de una posible rebaja. Moody´s llegó a plantear en un informe reciente que quizás EEUU debería eliminar su techo de deuda, una señal que indica que este límite no es más que un arma arrojadiza con tintes políticos y que no es la preocupación real de estas entidades.

Hay que tener en cuenta que Steven Hess, analista de Moody´s indicó en una entrevista reciente que EEUU debería adoptar un compromiso para reducir su déficit en 4 billones de dólares durante la próxima década para garantizar su triple A. Además, indicó que un "parche" como el propuesto por el senador republicano Mitch McConnell para dejar que Obama eleve el techo de deuda por su cuenta y riesgo no haría más que agravar la situación.

5- A día de hoy ¿qué planes reales hay sobre la mesa?

Hasta la fecha se barajan dos opciones distintas, puestas ayer en entredicho por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés). Una que apoyan los legisladores republicanos, y otra liderada por el senador demócrata Harry Reid.

La propuesta del presidente del Congreso, el republicano John Boehner, se basaba en un sistema de dos fases, que requeriría que el Congreso volviera a elevar el techo de deuda el año que viene. En estas circunstancias, la Cámara de Representantes elevaría el límite de endeudamiento en 1 billón de dólares antes del dos de agosto y lo aderezaría con recortes en el gasto del Gobierno por valor de 1,2 billones de dólares durante la próxima década. Un comité bipartidista estaría encargado de planificar recortes por valor de 1,8 billones de dólares, revisando el sistema de impuestos o programas como el Medicare, entre otros. Sin embargo, la CBO estimó que el recorte inicial de déficit sería sólo de 800.000 millones de dólares, algo que provocó una revolución dentro del partido republicano y obligó a retrasar la votación prevista ayer. Además, la Casa Blanca dijo que vetaría esta propuesta.

Por su parte, el Senador demócrata Harry Reid propuso una reducción de déficit de 2,7 billones de dólares y un aumento del techo de deuda suficiente para costear las operaciones federales hasta las elecciones presidenciales del año que viene. Aún así, la CBO también puso en entredicho estas cifras y aseguró ayer que la reducción real sería de 2,2 billones de dólares, 500.000 millones de dólares menos de lo previsto.