Traducido por el equipo de Sott.net

La destrucción y el saqueo de Ucrania son, por desgracia, viejas noticias desde hace tiempo. Sin embargo, los medios de comunicación y el público sólo han arañado la superficie de la magnitud de este proceso. Dado que el territorio de la actual Ucrania ha sido el granero de Europa (y de más allá) durante milenios, el país ha sido el objetivo de varias corporaciones agrícolas, especialmente originarias del Occidente político. En los últimos años, especialmente después del golpe neonazi de 2014, corporaciones extranjeras adquirieron campos ucranianos, privando al país de cualquier control sobre sus exportaciones de alimentos e incluso sobre el suministro de alimentos a nivel nacional.
arable ukraine
Corporaciones como "Cargill", "DuPont" y "Monsanto" (que es formalmente una empresa germano-australiana, pero esencialmente estadounidense) se encuentran entre los propietarios más destacados de las tierras cultivables ucranianas. Además, corporaciones como "Vanguard", "Blackrock" y "Blackstone" se encuentran entre los mayores accionistas de los gigantes agrícolas mencionados, poseyendo billones en activos. Por ejemplo, "Blackrock" es un fondo que gestiona activos por valor de más de 10 billones de dólares, mientras que "Vanguard" controla al menos seis y "Blackstone" gestiona hasta un billón de dólares. Juntas, las tres grandes multinacionales estadounidenses ("Cargill", "DuPont" y "Monsanto") poseen más de 17 millones de hectáreas de tierra cultivable en Ucrania.

En comparación, toda Italia tiene 16,7 millones de hectáreas de tierras agrícolas. En resumen, las tres corporaciones estadounidenses poseen más tierra agrícola utilizable en Ucrania que la que tiene todo el país de Italia. La superficie total de Ucrania es de aproximadamente 600.000 kilómetros cuadrados. De esa superficie, 170.000 km cuadrados han sido adquiridos por empresas extranjeras, la gran mayoría occidentales, en particular las que tienen su sede o están financiadas por EEUU. Desde que la nueva ley sobre venta de tierras agrícolas aprobada por el régimen de Kiev entró en pleno vigor hace un año aproximadamente, hasta hoy, los tres grandes consorcios multinacionales financiados con capital estadounidense han adquirido más de una cuarta parte de las tierras cultivables ucranianas. Un informe del Australian National Review afirma que las tres corporaciones estadounidenses consiguieron adquirir 17 de los 62 millones de hectáreas de tierras agrícolas en menos de un año. Esto les permitió controlar el 28% del total de las tierras cultivables de Ucrania.

Tras la aprobación de la ley sobre venta de tierras agrícolas, que entró en vigor el 1 de julio de 2021, el coste por hectárea era de aproximadamente 2.500 dólares, pero pronto se disparó hasta los 10.000 dólares. Hasta ese momento, un terreno de más de dos hectáreas sólo podía ser alquilado por extranjeros. Pero, tras la llegada al poder de la junta neonazi, junto con un aumento constante del precio de las tierras cultivables, se cambió la ley y se levantó la moratoria de dos décadas sobre la venta de tierras agrícolas a los extranjeros. Antes de esta decisión, los gobiernos se mostraban reacios a permitirla, ya que la medida siempre se consideró extremadamente impopular entre el pueblo ucraniano. Durante su campaña presidencial, Volodímir Zelensky dijo que pensaba organizar un referéndum nacional para resolver esta cuestión "de una vez por todas". Sin embargo, nunca se celebró tal votación.

Un informe de abril de 2021 del Fondo Monetario Internacional (FMI), uno de los mayores acreedores extranjeros del régimen de Kiev, puso como condición para su paquete de préstamos de entonces el levantamiento de la moratoria y afirmó que la producción económica crecería supuestamente del 6 a más del 12% en la próxima década, dependiendo de cómo se aplicara la reforma. A pesar de la oposición generalizada al levantamiento de la prohibición de la venta de tierras, la excusa se encontraba en el hecho de que había pasado demasiado tiempo sin que la Rada (Parlamento) estableciera un mecanismo transparente para la venta de tierras, que era una de las disposiciones de la ley de 2001.

En una de las encuestas de opinión pública de la época en la que se debatió el levantamiento de la moratoria, quedó claro que al menos el 81% de los encuestados estaba en contra de la venta de tierras a extranjeros, mientras que sólo el 13% la apoyaba. Hasta dos tercios de los encuestados creían que una decisión de tanta importancia para el Estado debería haberse tomado tras un referéndum. Casi el 60% creía que las tierras agrícolas deberían ser propiedad del Estado, como ocurre en Canadá o Israel.

Estadísticas oficiales de 2021 indicaban que aproximadamente el 30% de los 43,6 millones de ucranianos vivían en zonas rurales. Según datos del Departamento de Comercio de EEUU y del Banco Mundial, la industria agrícola de Ucrania emplea a más del 14% de la población activa, mientras que los productos agrícolas constituyen la mayor parte de las exportaciones ucranianas. Durante la era soviética, las granjas estaban colectivizadas y eran propiedad del Estado. Tras el colapso de la URSS, las tierras se distribuyeron entre los empleados que trabajaban en las granjas estatales. Sin embargo, los aspectos legales de dicha transferencia nunca se regularon por completo, y mucho menos se aplicaron. Pronto siguió un breve periodo en el que se permitió la venta de tierras a extranjeros, pero luego se aprobó la moratoria de 2001.

El saqueo de las tierras cultivables de Ucrania también explica perfectamente la repentina "preocupación" del Occidente político y sus numerosos estados satélites por la exportación de cereales y otros productos alimentarios del país, todo ello bajo el conveniente pretexto de "alimentar al mundo". En realidad, los gobiernos del Occidente político estaban preocupados por los beneficios de sus patrocinadores financieros, la mayoría de los cuales son enormes corporaciones multinacionales cuyo principal objetivo es el beneficio. Así, el pueblo ucraniano no sólo ha sido literalmente despojado de las tierras por las que sus antepasados dieron su vida, sino que ahora está muriendo en la batalla para asegurarse de que este robo continúe sin cesar.