Traducido por el equipo de Sott.net

Cualquier persona con sentido común podría haberlo visto venir: Europa está en el precipicio de una crisis económica y social no vista desde la Segunda Guerra Mundial; y básicamente se lo ha hecho ella misma.
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Desde la invasión rusa de Ucrania y las subsiguientes sanciones de la OTAN, las locutores de los principales medios han alimentado constantemente al público con una narrativa interminable sobre cómo la UE no necesita el gas natural ruso. Hemos escuchado una serie de teorías y golpes de pecho de periodistas corporativos y políticos mentirosos; todos ellos parecían muy seguros de que Rusia sería aislada y destruida económicamente en poco tiempo. Esto no ha sucedido, y ahora podría suceder lo contrario con la UE y GB.

Para que se haga una idea de la desinformación que se vende a la opinión pública sobre este tema, eche un vistazo al "plan de batalla" de 10 puntos elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en marzo para cortar las importaciones de energía rusa y salvar a la UE de una crisis:
1) No firmar nuevos contratos de suministro de gas con Rusia. (REALIDAD: Esta tontería supone que Rusia quiere firmar nuevos contratos con Europa).

2) Sustituir el suministro de gas ruso por fuentes alternativas. (REALIDAD: No existen fuentes alternativas que puedan acercarse a las necesidades energéticas de Europa y ser transportadas con la misma facilidad. Europa tendrá que recurrir a las materias primas energéticas de todo el mundo, ocupando una gran parte de un pastel cada vez más pequeño y haciendo subir los precios para la mayoría de las naciones del planeta en el proceso).

3) Introducir normas mínimas de almacenamiento de gas. (REALIDAD: Esto supone que habrá gas que almacenar para más adelante).
4) Acelerar el despliegue de nuevos proyectos eólicos y solares. (REALIDAD: El terreno de la fantasía anticarbono no se basa en la ciencia. No existe ninguna energía verde que pueda calentar los hogares europeos y alimentar su industria, excepto la nuclear, y los gobiernos de la UE se han mostrado sistemáticamente hostiles a los proyectos nucleares).

5) Maximizar la energía del gas procedente de la bioenergía y la energía nuclear. (REALIDAD: Cuanta más bioenergía se desarrolle, menos tierras de cultivo habrá para alimentación. Además, las centrales nucleares tardan años en construirse y los gobiernos de la UE siguen luchando contra ellas. Si la UE hubiera cogido algunos de los miles de millones que usan anualmente en tecnología verde inútil y programas anticarbono y hubiera gastado ese dinero en centrales nucleares hace 5 años, no estaría en el lío en el que está hoy).

6) Promulgar medidas fiscales a corto plazo sobre beneficios energéticos inesperados, recortar las facturas de energía cuando los precios del gas son altos. (REALIDAD: No se pueden promulgar mayores impuestos a los productores de energía y recortar la factura energética simultáneamente sin que el gobierno controle los precios. Y, de todas formas, los controles de precios conducen a una menor oferta. Cuanto más se grava a los productores de energía, más suben las facturas de energía para compensar. No hay forma de evitarlo).

7) Acelerar la sustitución de las calderas de gas y las bombas de calor. (REALIDAD: ¿Antes del invierno? Ni hablar. Esto debería haberse hecho hace un par de años. Además, hay que tener en cuenta que la agenda de carbono cero de la AIE ha pedido que las calderas de gas sean eliminadas para 2025. Es bastante conveniente que la crisis energética acelere sus objetivos de energía verde, ¿no cree?)

8) Acelerar la mejora de la eficiencia energética en los edificios y la industria. (REALIDAD: ¿Quién va a pagarlo?)

9) Fomentar una reducción temporal del termostato de 1 °C por los consumidores. (REALIDAD: Esto abre la puerta a los "contadores inteligentes" que las compañías eléctricas o los gobiernos pueden controlar sin su consentimiento).

10) Intensificar los esfuerzos para diversificar y descarbonizar las fuentes de flexibilidad del sistema eléctrico. (REALIDAD: Más energía verde, que ha demostrado una y otra vez ser un sustituto completamente ineficaz de los combustibles basados en el carbono).
La AIE es una institución hostil a las energías e industrias basadas en el carbono y pide el fin de todas las emisiones de carbono para 2050. Esta es la razón por la que ninguno de sus puntos de marzo que se han intentado han funcionado; porque no están diseñados para funcionar, sólo promueven más controles de carbono mientras perjudican la generación de energía global en el proceso.

Actualmente no hay sustitutos prácticos del petróleo, el carbón y el gas natural; ninguno. Especialmente no en un plazo razonable que evite a los europeos un desastre total. La única manera de que la tecnología verde pueda proporcionar suficiente energía para las poblaciones del mundo sería si la población humana se redujera en gran medida. La crisis energética de Europa ayuda en realidad a la agenda de la AIE, al igual que ayuda a las agendas climáticas de la ONU y del FEM. ¿Pero qué pasa con toda la gente que sufrirá mientras tanto?

Es de esperar que este invierno se produzca un amplio racionamiento energético en la UE. Alrededor del 80% de todo el gas natural de la UE es importado y las exportaciones de gas natural de Rusia representan alrededor del 40% de su calefacción y electricidad. Con la reducción de las exportaciones rusas al 20% de sus niveles originales, no hay ninguna posibilidad de que la UE pueda mantener su uso normal de energía.

La escasez de la oferta supondrá una explosión de los precios de cara al invierno, ya que la demanda aumenta. Los precios pueden duplicarse (o más) a principios de 2023.


Es probable que los gobiernos europeos den prioridad a la calefacción de los hogares públicos frente a la energía para la industria; lo harán para evitar disturbios civiles, como ya advierten algunos funcionarios. Existe la posibilidad de que la industria de la UE se vea perjudicada al desviar el suministro de energía para el consumo público. Hemos visto algo similar en China este año, donde han empeorado las condiciones de sequía.

De todos modos, es probable que se produzcan disturbios civiles. Las restricciones climáticas, las normas de energía verde sobre las emisiones de carbono y otras medidas ridículas están haciendo imposible que los europeos se adapten a los acontecimientos de la crisis. Los precios serán altos, y los topes de precios no ayudarán a la escasez de suministro. Cuando la gente empiece a congelarse, habrá ira y desesperación.

La única solución legítima a corto plazo para evitar una calamidad energética histórica en la UE este invierno sería eliminar las sanciones a Rusia. Pero la OTAN ha dejado claro que esto no sucederá. Por lo tanto, el pueblo europeo está siendo posicionado para afrontar las consecuencias mientras se le dice que no habrá consecuencias. Y, cuando el dolor comience a golpear, se les dirá que todo es por el "bien mayor".