Traducido por el equipo de SOTT.net

Los investigadores han descubierto que, en las exóticas condiciones del universo primitivo, las ondas de gravedad pueden haber sacudido el espacio-tiempo con tanta fuerza que crearon radiación de forma espontánea.
supermassive black hole consuming a star
© Carl Knox (OzGrav, ARC Centre of Excellence for Gravitational Wave Discovery, Swinburne University of Technology)Una estrella está siendo consumida por un agujero negro supermasivo distante. Los astrónomos lo denominan evento de disrupción de marea (TDE, por sus siglas en inglés). A medida que el agujero negro desgarra la estrella, dos chorros de material que se mueven casi a la velocidad de la luz son lanzados en direcciones opuestas. Uno de los chorros apuntaba directamente a la Tierra.
El concepto físico de resonancia nos rodea en la vida cotidiana. Cuando estás sentado en un columpio y quieres llegar más alto, de forma natural empiezas a mover las piernas hacia delante y hacia atrás. Rápidamente encuentras el ritmo exacto para hacer que el columpio suba más. Si pierdes el ritmo, el columpio deja de subir. Este fenómeno se conoce en física como resonancia paramétrica.

Tus piernas actúan como un mecanismo de bombeo externo. Cuando coinciden con la frecuencia de resonancia del sistema, en este caso tu cuerpo sentado en un columpio, son capaces de transferir energía al sistema haciendo que el columpio suba más.

Este tipo de resonancias se dan en todas partes, y un equipo de investigadores ha descubierto que una forma exótica de resonancia paramétrica podría haber ocurrido incluso en el universo más temprano.

Quizás el acontecimiento más dramático de toda la historia del universo fue la inflación. Se trata de un acontecimiento hipotético que tuvo lugar cuando nuestro universo tenía menos de un segundo de edad. Durante la inflación, nuestro cosmos se hinchó hasta alcanzar proporciones espectaculares, llegando a ser muchos órdenes de magnitud mayor de lo que era antes. El final de la inflación fue un proceso muy desordenado, ya que las ondas gravitacionales se extendieron de un lado a otro por todo el cosmos.


Normalmente, las ondas gravitacionales son extremadamente débiles. Hay que construir detectores capaces de medir distancias inferiores a la anchura de un núcleo atómico para encontrar ondas gravitacionales que atraviesen la Tierra. Pero los investigadores han señalado que en el universo extremadamente primitivo estas ondas gravitacionales pueden haber llegado a ser muy fuertes.

E incluso podrían haber creado patrones de ondas estacionarias en los que las ondas gravitacionales no viajaban, sino que permanecían inmóviles, casi congeladas en su lugar por todo el cosmos. Dado que las ondas gravitacionales son literalmente ondas de gravedad, los lugares donde las ondas son más fuertes representan una cantidad excepcional de energía gravitacional.

Los investigadores descubrieron que esto podría tener importantes consecuencias para el campo electromagnético existente en el universo primitivo en aquella época. Las regiones de intensa gravedad podrían haber excitado el campo electromagnético lo suficiente como para liberar parte de su energía en forma de radiación, creando luz.

Este resultado da lugar a un fenómeno totalmente nuevo: la producción de luz a partir únicamente de la gravedad. No hay ninguna situación en el universo actual que pueda permitir que este proceso ocurra, pero los investigadores han demostrado que el universo primitivo era un lugar mucho más extraño de lo que podríamos imaginar.