Traducido por el equipo de SOTT.net

Como he señalado en el pasado, el mundo occidental estuvo a punto de ser completamente subyugado y sometido a una tiranía médica perpetua por una coalición de funcionarios gubernamentales, intereses globalistas y socios corporativos. Los analistas del movimiento por la libertad han hablado a menudo de "conspiración abierta", pero no fue hasta la respuesta a la pandemia cuando realmente fuimos testigos de cómo se quitaban las caretas y se revelaba la agenda mayor.
covid surveillance
No hace más de cinco años la réplica más común de los escépticos era que tal conspiración era "imposible" porque era "demasiado elaborada para organizarla". Hoy esta gente parece bastante tonta. Es innegable, hay una cábala de élites de poder, está altamente organizada en torno a la ideología globalista y quiere un control centralizado total de la sociedad. Es un hecho inmutable apoyado por pruebas interminables. El debate ha terminado. La respuesta a la covid le dio fin.

La lista de crímenes contra las libertades civiles es larga. El poder establecido y la izquierda política (con ayuda de un puñado de neoconservadores) intentaron aplicar medidas autoritarias sin precedentes, desde el cierre de empresas e iglesias hasta el enmascaramiento forzoso (estudios demuestran que las mascarillas son inútiles), pasando por la vacunación forzosa con productos experimentales de ARNm sin pruebas de seguridad a largo plazo. En algunos países (como Nueva Zelanda y Australia) se construyeron campos covid para encarcelar no sólo a los ciudadanos que viajaban al extranjero, sino también a los que no lo hacían. En EEUU se impulsó la legislación para construir este tipo de campos.

Un gran porcentaje de demócratas en las encuestas apoyaron políticas aún más extremas, incluyendo:
El 55% de los demócratas quería multas para los estadounidenses no vacunados.
El 59% de los demócratas quería que los no vacunados fueran confinados a la fuerza en sus casas.
El 48% de los demócratas quería penas de cárcel para cualquiera que cuestionara las vacunas.
El 47% de los demócratas estaba a favor de que el gobierno rastreara a los no vacunados.
El 29% de los demócratas estaba a favor de quitarles los niños a los no vacunados.
Así que, si alguien te dice que "no hay bandos" y que el conflicto es una ilusión creada por el "falso paradigma izquierda/derecha", sabes que está lleno de estiércol. Definitivamente hay bandos y los globalistas no son nuestra única preocupación. Y aunque siempre hay matices que considerar, las excepciones a la regla no cambian la regla.

Como muchos izquierdistas admitieron abiertamente durante los mandatos, el objetivo era hacer la vida tan miserable a los no vacunados que acabarían cumpliendo para sobrevivir. De este modo, las élites del poder establecido y los izquierdistas podían afirmar que la gente "se ofreció voluntariamente" a vacunarse y que nadie fue obligado. Lo que realmente querían decir era que nadie fue obligado a punta de pistola, pero todos sabíamos que esa amenaza vendría después.

Ten en cuenta que todas estas medidas se racionalizaron en nombre de "salvar vidas". Los mandatos no salvaron ninguna vida. La tasa media oficial de mortalidad por infección de covid es de apenas un 0,23%. En otras palabras, todas estas violaciones constitucionales se intentaron por un virus que el 99,8% de las personas contraería inevitablemente y sobreviviría fácilmente. Sigo sospechando que la clase dirigente esperaba que la covid matara a mucha más gente de la que mató. Cuando las enfermedades creadas en laboratorio salen a la naturaleza, cambian rápidamente y suelen evolucionar para ser más infecciosas pero menos mortales.

La cábala no es todopoderosa y desde luego no es infalible. Comete errores a menudo. La agenda covid dependía de múltiples factores inconexos que eran difíciles de predecir y la mayoría de ellos tenía que trabajar en tándem. Uno de esos factores fue la dependencia de la izquierda política (un grupo de débiles) para actuar como idiotas útiles y ejecutores de la turba. Francamente, los izquierdistas no son lo suficientemente temibles como para inspirar obediencia.

Otro factor fue la suposición de que la respuesta de los librepensadores conservadores e independientes sería limitada y fácil de controlar. Por último, la mayoría de los gobiernos estatales de EEUU, si no todos, tuvieron que hacer cumplir los mandatos mientras duraron.

Los globalistas parecen haber subestimado en gran medida la resistencia potencial a su agenda, sobre todo en EEUU, donde más de 50 millones de ciudadanos armados estaban dispuestos a ir a la guerra por las restricciones draconianas. Creo que los pasaportes de vacunas fueron la CLAVE del plan; los pasaportes de vacunas habrían dado al poder establecido un dominio de espectro completo de la economía, con personas incapaces de conseguir trabajo o comprar artículos de primera necesidad sin someterse a los mandatos.

Fue aquí donde muchos conservadores, independientes y docenas de estados rojos (para sorpresa mía) se posicionaron, y de repente, como por arte de magia, la histeria covid desapareció. La campaña de propaganda de los medios de comunicación se silenció (en comparación con los dos años anteriores), y los mandatos se abandonaron en la mayoría de los lugares del mundo. Los globalistas no estaban dispuestos a arriesgarse a luchar contra una insurgencia masiva.

Se ha sugerido que la agenda covid está a punto de reaparecer con una nueva cepa exagerada del virus. Si este es el caso, el intento chocará contra un muro. Con aún más estadounidenses conscientes de la inutilidad de los mandatos y las mascarillas es poco probable que gane mucha tracción. Por supuesto, mientras las personas que están detrás de estos planes permanezcan impunes, serán libres de intentarlo una y otra vez hasta que algo cuaje.

Agencias gubernamentales y funcionarios como Anthony Fauci permanecen impunes por sus numerosas mentiras covid. Joe Biden sigue impune por sus intentos de suplantar la Carta de Derechos. Los principales medios de comunicación y las grandes empresas tecnológicas siguen impunes por su connivencia en los esfuerzos de propaganda y censura.

Y no pasemos por alto el hecho de que Donald Trump promovió los programas de vacunas de ARNm por la vía rápida (admitiré que, que yo sepa, nunca pidió que se obligara a la gente a cumplirlos).

También colocó a muchos tecnócratas y globalistas dentro de su propio gabinete que luego ayudarían a instituir políticas autoritarias. Hasta qué punto estas personas influyeron en él o le mintieron es algo que se puede debatir, pero su actual procesamiento no niega su papel en los bloqueos. Si hay elecciones en 2024 y Trump vuelve a entrar en la Casa Blanca, recuerda que ningún presidente va a salvarnos de esta lucha, debemos salvarnos nosotros mismos.

El objetivo de los globalistas será pasar rápidamente a otros eventos de crisis, ya sean reales o fabricados, para poner a la población en cintura. Adéntrate en la histeria del cambio climático de hoy...

La agenda covid y la agenda del cambio climático son muy similares en el sentido de que se basan en una falacia fundamental. La mentira es que estos eventos están dictados en realidad por el comportamiento humano, y por tanto este debe ser controlado en nombre del "bien mayor". La idea va más allá, sin embargo, hacia el reino del colectivismo; pues los globalistas y los izquierdistas afirman que cada acción individual afecta a las vidas del resto de la población en una gran colmena sin fin. Por lo tanto, cada persona debe tener su vida microgestionada por el Estado para evitar algún tipo de reacción en cadena que lleve a la catástrofe a la preciada colonia de bichos.

Este fue el reclamo durante la farsa covid, y también lo es para el cambio climático y las restricciones al carbono. Han fabricado una excusa más para eliminar las libertades personales. Para la covid era el aire que respiramos lo que supuestamente destruiría la salud pública, y para el cambio climático es una vez más el aire que respiramos lo que supuestamente destruirá el mundo. ¿Coincidencia? Yo creo que no.

Durante los encierros, numerosos globalistas e investigadores del clima conectados con los globalistas expresaron su alegría públicamente ante la sugerencia de que los encierros covid podrían ser útiles para reducir las emisiones de carbono. La frase "encierros climáticos" empezó a circular por las principales conferencias y en varios estudios financiados por globalistas.

Obviamente, estos estudios muestran un gran descenso de las emisiones de carbono de origen humano durante los encierros, pero siguen sin aportar ninguna prueba de que las emisiones de origen humano causen realmente cambios climáticos. Esta sigue siendo la estafa subyacente de la narrativa climática: los investigadores del clima con acceso a miles de millones en fondos gubernamentales y de grupos de reflexión operan alegremente sobre la SUPOSICIÓN de que las emisiones causan el calentamiento, cuando en realidad no tienen ninguna prueba que apoye esta posición. Correlación no es causalidad.

Este verano, los medios han estado aporreando sin descanso el tambor de la propaganda climática hasta un punto que imita la propaganda covid de hace un par de años. Los informes nihilistas sobre la inminente "ebullición global" están construidos sobre un castillo de naipes. Casi todas las afirmaciones sobre la crisis climática se basan en registros de poco más de 100 años de antigüedad. La historia climática de la Tierra es vasta y ha habido numerosos periodos de calentamiento mucho más cálidos que los actuales. Todos estos episodios de calentamiento se produjeron durante periodos de abundante vida animal y vegetal y sin que la industria humana tuviera la culpa.

El coco del clima no es más que otro fraude como la covid, un vehículo para acaparar poder y borrar nuestras libertades. No hay ninguna amenaza, y aunque la hubiera no hay nada que los seres humanos pudiéramos hacer al respecto, ya que no tenemos ninguna influencia en el curso de las temperaturas de la Tierra. El clima mundial lleva millones de años cambiando, y no hay diferencia entre los cambios de hoy y los del pasado.

Los globalistas saben que para lograr el "nuevo orden mundial" o el "gran reinicio" que desean, un gran porcentaje de la población tiene que estar a bordo. Y puesto que la mayoría de la gente tiene conciencia e interés propio, su esclavitud debe presentarse como algo positivo. Hay que hacerles creer que al abrazar la esclavitud están salvando el planeta y la vida de los demás.

Nada de esto es cierto, por supuesto, pero mientras la población piense que está haciendo el bien, a menudo se la puede manipular para que apoye un inmenso mal.