La deuda mundial, que en el segundo trimestre de este 2023 alcanzó una cifra récord por 307 billones de dólares, seguirá aumentando y los países en desarrollo deben ser los más cuidadosos para evitar afectaciones, afirman expertos en economía en entrevista para Sputnik.
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Recientemente, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), informó que el comportamiento del endeudamiento global no solo ha alcanzado un nuevo hito y ahora representa el 336% del Producto Interno Bruto (PIB) global, sino que subió 10 billones de dólares entre enero y junio de este año, y al menos 100 billones en tan solo una década.

"El repentino aumento de la inflación fue el principal factor detrás de la fuerte caída de la ratio de deuda en los últimos dos años, lo que permitió a muchos soberanos y empresas desinflar su moneda local", destacó el director del IIF, Emre Tiftik, en el análisis citado por Bloomberg.

"El endeudamiento mundial continuará, pero mientras haya crecimiento económico no pasará nada. El problema será si algunos países en desarrollo caen en la tentación de endeudarse en moneda extranjera", asegura el doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) César Salazar.

En esta misma línea, la maestra en economía por el Colegio de México (Colmex) Níobe Enciso Zamudio apunta que algunas de las secuelas de esta tendencia al alza serán que aumenten los intereses que deben pagar los gobiernos, lo que, de ser así, tendría un impacto en la deuda interna de las naciones.
"Esto ocurrirá, sobre todo, en los países cuya deuda es principalmente pública, porque también desde 2022 la deuda pública comenzó a romper récords. Por ejemplo, en el estudio de Naciones Unidas titulado Un mundo de deuda, dice que 52 países, que representan 40% del mundo en desarrollo, están en graves problemas de deuda y requieren un alivio fiscal urgente", menciona.
El significado de este endeudamiento

Si bien durante el segundo trimestre de 2023 se estableció una cifra récord en la deuda mundial, esto ya ha ocurrido en diversas ocasiones, como durante la crisis económica de 2008. No obstante, en esta ocasión, uno de los factores principales es la pandemia de COVID-19, que aunque comenzó en 2019 sus secuelas se visualizaron de manera más fuerte en 2020 y 2021, principalmente.
"Recientemente, esa crisis significó grandes déficits fiscales para los países en desarrollo. Si bien es cierto que las potencias tienen mayor capacidad de ampliar sus ratios de deuda, los grandes paquetes de estímulo que se aplicaron en Estados Unidos o en Alemania tienen afectaciones, al igual que las tasas de interés que, con el incremento de la inflación, estas se elevaron (...) y los bancos centrales hicieron ajustes, lo que incrementa el costo financiero y puede contabilizarse como deuda", acota Salazar.
A pesar de este nivel de deuda actual en el panorama planetario, los especialistas aseveran que no es un termómetro para saber hacia dónde se dirigen conjuntamente las naciones.

"Hay espacio para que las economías se endeuden, esto en el sentido de que en realidad lo que importa es para qué usas los recursos (...). Si lo hacen con un propósito productivo, esto será positivo en el mediano y en el largo plazo. No está mal endeudarse mientras no sea excesivamente", detalla Enciso Zamudio, quien explica que, debido a los fenómenos globales, las naciones están en una constante evaluación por parte de calificadoras, lo que, de tener una nota negativa, mermaría su capacidad de crecimiento.


¿Qué pasa con las finanzas públicas de los países?

Si bien el nivel de endeudamiento global da un parámetro de cómo se manejan las finanzas de naciones como Estados Unidos, que encabeza el listado, también abre la puerta para pensar en conjunto algunas directrices.

Por ejemplo, en casos particulares, precisa Salazar, esto dependerá de quiénes asesoren a los Estados. En algunas ocasiones, se opta por un modelo austero, con reducción de los gastos.

"Considero que las finanzas públicas deben tener un sentido hacia generar mayor crecimiento y, especialmente, mayor desarrollo. Su papel debería ser redistribuir el ingreso en países, sobre todo, con una estructura especial, como en México. Sin embargo, [en la nación latinoamericana] es un doble desafío, ya que tenemos una baja recaudación", expone y agrega que aunque esto podría implicar aumentar la deuda, sería para generar proyectos que den lugar a mayores actividades económicas.

En el aspecto mundial, la también docente de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) expresa que deben aplicarse alivios fiscales y, sobre todo, mecanismos para reestructurar los endeudamientos.

"Con base en los análisis de la ONU, la reestructuración debe tener algunas características que son esenciales, como suspensiones de pagos, plazos de préstamo más largos y tasas más bajas. Además, es pertinente tomar en cuenta que hay países que sí son muy vulnerables a los efectos adversos de la deuda", concluye Enciso Zamudio.