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Las inundaciones causadas por las persistentes lluvias monzónicas tienen al borde de un desastre humanitario al sur de Pakistán, y van configurando un panorama similar en el oriente de la India.

La situación es particularmente difícil en la meridional provincia paquistaní de Sindh y en la suroccidental de Punjab, donde han muerto unas 220 personas y los daños materiales sobrepasan los 10 mil millones de dólares.

En ese territorio han quedado anegados más de 18 mil kilómetros cuadrados, una gran parte de ellos plantados de caña de azúcar, banano y algodón, mientras el número de viviendas dañadas total o parcialmente por la avenida de las aguas pasan del millón 200 mil, indicó el canal privado de televisión Dawn.

De acuerdo con un reporte de la Oficina Nacional para el Manejo de Desastres, los damnificados se acercan los cinco millones y medio.

La magnitud del desastre ha desbordado las posibilidades de cooperación del gobierno y del Ejército paquistaní, de organismos de Naciones Unidas y de las agencias internacionales de ayuda humanitaria. Varias naciones han enviado respaldo material y financiero.

El año pasado Pakistán fue asolado por inundaciones sin precedentes. Casi la quinta parte del territorio nacional quedó bajo las aguas, murieron alrededor de dos mil personas y los damnificados se estimaron en 20 millones.

Aunque en el oriente de la India la situación no es tan calamitosa, las lluvias monzónicas apenas han dado tregua en las dos últimas semanas y van conformando un panorama igual de preocupante en el estado de Orissa, donde han quedado afectadas cerca de dos mil 800 aldeas.

Según las autoridades locales, los muertos por esa causa suman ya 21, mientras más de un millón de personas han tenido que abandonar sus hogares, bien porque han quedado destruidos o para reasentarse en lugares más seguros.

En otros estados de la India, en especial en los de Uttar Pradesh (norte), Bihar y Assam (noreste), la crecida de los ríos y los deslaves también han provocado decenas de muertes y el desplazamiento de casi cinco millones y medio de personas. Afortunadamente, las precipitaciones vienen cediendo en esos territorios.

Vitales para la agricultura y otras actividades económicas, las lluvias monzónicas (junio a septiembre) suelen provocar grandes desastres en la India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka y Nepal.

A la pérdida de vidas, la destrucción de los cultivos, viviendas y obras de infraestructura suele seguirle una fatal secuela de enfermedades como la diarrea, la disentería, la malaria y el dengue.