¿Es una casualidad que el anuncio de Von der Leyen se produzca en medio del debate en España sobre medidas de control para "combatir los bulos en Internet"?, Según el autor de este artículo, nuestro colaborador Manuel Medina, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen ha dicho que la UE ha decidido "declararle la guerra la desinformación".

Para ello tiene en cartera todo un conjunto de medidas orientadas a controlar la información que fluye por la red que, segun Leyen "están empujando al viejo Continente hacia la desestabilización y el caos". En realidad, la prohibición de las plataformas rusas RT y Sputnik, así como el estricto control de Youtube, no hacen sino poner de relieve una inquietante verdad sobre en que está consistiendo la disputa ideológica por la hegemonía, en el mundo de nuestros días.
Von Der Leyen
© Gettyimages.ruUrsula von der Leyen
Según ha manifestado hace apenas unos días la flamante presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la Unión Europea se dispone a afrontar una "guerra híbrida".

La recién reelegida presidenta manifestó ante los nuevos parlamentarios que Europa está afrontando intensos ciberataques y campañas de desinformación y propaganda, ejecutadas por agentes extranjeros — mayormente de origen ruso — con el objetivo de desestabilizar y generar caos en el viejo continente.

"Nuestro sistema democrático y sus instituciones están bajo ataque", advirtió von der Leyen, utilizando un latiguillo que recordaba a los amenazantes discursos con los que el antiguo ministro de propaganda del III Reich, Joseph Goebbels, trataba de amedrentar a los alemanes con los acechantes peligros provenientes del Este europeo.

Según la política ultraconservadora alemana, la UE ya se encuentra preparando lo que denominó un "escudo europeo para la democracia". Es decir, una suerte de "caja de herramientas de censura" con la que los nuevos manostijeras cibernéticos tratarán de ponerle puertas al campo. Entre ellas se incluye una red europea de verificadores, disponible en las lenguas oficiales de los Estados miembros.

Este nuevo proyecto censor, según explican fuentes comunitarias, reforzará el trabajo de la unidad de comunicación estratégica contra la desinformación que realiza el Servicio de Acción Exterior (el servicio diplomático) desde 2014.

No es, desde luego, una coincidencia que este anuncio se produzca en pleno debate en países como España, en el que el Ejecutivo coincide con los grandes y poderosos medios de comunicación españoles en la necesidad de articular medidas para "combatir los bulos" en Internet. Es decir, viene a ser algo tan hilarante como si encargáramos a los zorros y los lobos el diseño de una estrategia para evitar el molesto cacareo de las gallinas.

Prohibición de RT y Sutnik: Un precedente

La prohibición de las plataformas comunicacionales RT y Sputnik es un precedente claro del propósito deliberado de los gobiernos europeos de poner límites al carácter masivamente cuestionador con el que el crecimiento millonario de Internet y sus redes sociales está desafiando a las "verdades establecidas" y a aquellos medios de comunicación tradicionales que se encargaban de su difusión.

La Unión Europea prohibió la difusión de informaciones provenientes de RT y Sputnik. Pero, mientras tanto, YouTube, Facebook y X, se encargan también de filtrar aquellos vídeos que osen ofrecer informaciones diferentes a la narrativa que se ha impuesto en Europa. Y no porque estas plataformas cuestionaran el sistema económico capitalista, que tiene características muy similares al que domina en la Rusia de Putin, sino porque desafiaban y desmentían la narrativa oficial de Bruselas sobre la naturaleza de la confrontación en Ucrania.

La Unión Europea justificó esta medida alegando la difusión de propaganda y desinformación. Pero la realidad fue que este tipo de acciones censoras puso de manifiesto el temor de las élites occidentales a perder la hegemonía en su argumentario geopolítico.

La hegemonía ideológica del capitalismo

En cualquier caso, la historia nos ha enseñado de forma reiterada que en el marco de las llamadas "democracias burguesas", cuando los intereses económicos o políticos de las clases dominantes se sienten amenazados, no se duda en limitar o acabar con las libertades que proclaman defender.

La libertad de expresión y la libre circulación de la información son toleradas siempre y cuando no representen una amenaza grave para el poder establecido. Aplicando una lógica incuestionable, la burguesía utiliza las instituciones democráticas en la medida en que estas le sirven para perpetuar su dominio.

Cuando no se produce esta condición "sine qua non", la historia también nos proporciona abundantes ejemplos de que a las clases poderosas no les faltan redaños para acabar con aquellas instituciones que se entrecrucen en la senda de sus intereses.

Estas reglas funcionan con el mismo rigor tanto cuando se trata de conflictos sociales interclasistas como en las confrontaciones de intereses interimperialistas entre países o bloques de países. Y eso sucede así tanto en los EE.UU. y la UE, dominados por la oligarquía financiera, como en la Rusia ex soviética, donde otra oligarquía, vinculada esta última al antiguo aparato de Estado, en un momento dado usurpó la propiedad colectiva, conquistada a lo largo de décadas por la lucha y esfuerzo del pueblo soviético.

La narrativa de la UE y su doble moral

La actual retórica de la Unión Europea sobre la lucha contra la desinformación no es más que una excusa para censurar aquellas narrativas que desafían sus intereses económicos y geopolíticos.

La prohibición de RT y Sputnik ha constituido un claro ejemplo de cómo se manipula la supuesta lucha contra la desinformación para silenciar voces discordantes. Estos dos medios, aunque no más ni menos cuestionables en su objetividad que los occidentales, ofrecían una perspectiva diferente sobre la crisis ucraniana, algo que Bruselas, bajo ningún concepto, podía aceptar.

La creación ahora de una red europea de "verificadores" y la implementación de herramientas legales para la eliminación de contenidos digitales considerados ilegales son pasos que abren la puerta a flagrantes abusos de poder. La definición de lo que es legal o ilegal en términos de información quedará en manos de los Estados miembros, lo que permitirá una discrecionalidad probablemente ilimitada.

Una última idea sobre la que cavilar sobre ella

La historia nos enseña que cuando el sistema capitalista, o cualquier otro sistema que se base en el dominio de una clase sobre otras, percibe una amenaza grave a su hegemonía ideológica o geopolítica recurre a medidas represivas que limitan o liquidan las libertades que hasta entonces había jurado defender. La actual estrategia de la UE para combatir la desinformación no es una excepción.