Traducido por el equipo de SOTT.net

Hace tres días, el gobierno británico anunció un nuevo plan para inyectar medicamentos adelgazantes a las personas obesas con el fin de tratar de hacer frente a la «falta de trabajo».
Weight Loss Injection
© Off-Guardian
Escribiendo en el Telegraph -¿dónde si no iba a escribir un ministro «laborista»? - el Secretario de Sanidad, Wes Streeting, anunció con orgullo los planes y elogió la nueva oleada de medicamentos contra la obesidad:
Los beneficios a largo plazo de estos fármacos podrían ser monumentales en nuestro enfoque de la lucha contra la obesidad. Para muchas personas, estas inyecciones les cambiarán la vida, les ayudarán a reincorporarse al trabajo y aliviarán las exigencias de nuestro NHS.
El medicamento en cuestión es «Mounjaro», producido por el gigante farmacéutico Lilly para competir con Ozempic/Wegovy, de Novo Nordisk. Y la primera fase del plan es un ensayo de cinco años en 3.000 personas obesas de la zona de Manchester, descrito en otro artículo del Telegraph:
Se reclutarán hasta 3.000 pacientes obesos -una mezcla de los que trabajan y los que no, y los que están de baja por enfermedad- para un estudio de cinco años que explorará si la medicación aumenta la productividad y podría hacer que más gente volviera al trabajo.
También se anunció que Lilly, el buitre más grande de las grandes farmacéuticas, «invertirá» 280 millones de libras en el proyecto.

Streeting lo describe como:
una colaboración que incluye la exploración de nuevas formas de prestar servicios sanitarios y asistenciales a las personas con obesidad, y un estudio real de cinco años sobre un tratamiento de vanguardia contra la obesidad».
En esa frase, «colaboración» está haciendo algo de trabajo.

Si pides una pizza a Domino's, eso no es una «colaboración». No «colaboras» para conseguir una pizza - Pagas por una pizza, y consigues una maldita pizza o te devuelven el dinero.

...y 280 millones de libras compran mucha pizza.

El quid pro quo aquí es bastante fácil de ver.

Así que repito el titular:

El gobierno británico está siendo pagado por Big Pharma para probar nuevos medicamentos en los desempleados.

Estamos llegando a niveles de distopía del Gran Reinicio que antes no se creían posibles, y esto abre importantes preguntas para el futuro.

¿Qué pasa si se dice que el ensayo es un éxito? (Y, saben, tengo la extraña sensación de que lo será).

¿Qué pasa si el nuevo fármaco milagroso es etiquetado como una cura para la «falta de trabajo»?

Ya hemos visto cómo durante la «pandemia» se aplicaba a las vacunas la frase «sin pinchazo no hay trabajo». ¿Cuánto tiempo pasará antes de que a los desempleados con sobrepeso se les diga «sin pinchazo no hay subsidio de desempleo»?

¿Cuánto tiempo pasará antes de que la asistencia sanitaria se racione o se condicione de otras formas en función de otras opciones de estilo de vida?

Streeting lo insinúa en su columna...
No se puede esperar que el NHS pague siempre la cuenta de los estilos de vida poco saludables.
Parece que los fumadores, los consumidores de carne, las personas con sobrepeso -o cualquier otra persona considerada «poco saludable»- podrían tener problemas muy pronto.

Teniendo en cuenta que esto sigue muy de cerca los planes para capacitar laboralmente a las personas internadas en instituciones de salud mental, el «doloroso» presupuesto y el recorte del subsidio de combustible de invierno para los jubilados -todo ello mientras se siguen gastando miles de millones para financiar la guerra en el extranjero- hay que preguntarse si alguna de esas personas que estaban tan seguras de que los laboristas eran «el menor de dos males» en julio están empezando a sentirse un poco tontas.

No hay mal menor. Simplemente todos son malos.

Puede leer nuestro artículo anterior sobre la nueva ola de medicamentos para adelgazar aquí:

Lo que REALMENTE quieren decir con «luchar contra la obesidad»