Imagen de los discos perforados de cartón con clásicos que ha digitalizado la BNE (Biblioteca Nacional de España)
La música, durante un tiempo, fue de cartón, papel o metal. Es decir, dio un salto de los instrumentos tocados en vivo a un soporte físico en el que se almacenaba y se podía volver a disfrutar. En
1712 Jacquard descubrió el cartón perforado, que se utilizaba en telares, y más de un siglo después
la técnica se aplicaría a la música mecánica.
Instrumentos más o menos conocidos son las pianolas, las cajas de música y hasta los fonógrafos o gramófonos, entre otros. Uno de estos soportes de música mecánica cuyos discos tal vez más de uno tenga en casa son los
discos de cartón perforado, llamado Ariston, que se reproducía en un organillo de lengüetas libres también llamado Ariston. El organillo en acción se puede ver en
algunos vídeos en Internet.
La Biblioteca Nacional de España (BNE) acaba de incorporar en su fondo digital la imagen y 58 segundos de sonido de
más de 70 discos perforados de finales del siglo XIX y principios del XX. Lo han hecho con la colaboración sin ánimo de lucro de la empresa
Tecnilógica.
Al indagar en cómo se ha llevado a cabo el proyecto, se ve que recuperar formatos musicales obsoletos es todo un
desafío tecnológico que ha ofrecido la posibilidad de
recuperar y poder compartir joyas históricas musicales que bien podrían estar cogiendo polvo en un desván.
Algunas de las joyas que se pueden escuchar en la página del BNE son el
Ave María de Franz Schubert; las seguidillas de
La verbena de la Paloma de Tomás Bretón y hasta una
jota aragonesa de Isidoro Hernández que data de entre 1847 y 1888.