palomitas
Sustancias químicas usadas en envoltorios de comida pasan finalmente al cuerpo humano, aumentando el nivel de contaminación en sangre.

Cada día está más claro que en el mundo moderno vivimos rodeamos de un montón de sustancias químicas cuyo efecto sobre el organismo humano no está muy claro, pero que es difícil que sea beneficioso. Así por ejemplo, se ha acusado a ciertas sustancias como el bisfenol de estar detrás de la alta incidencia de cáncer de mama o de próstata en el momento actual.

Muchos de estos estudios pasan desapercibidos para el gran público y las administraciones públicas muchas veces tardan en legislar en contra del uso de ciertas sustancias y generalmente lo hacen demasiado tarde para muchas personas. Sirva esta nota para sobre un resultado concreto (uno más de los muchos) para ejemplificar este tipo de estudios y concienciarnos de las sustancias químicas que nos rodean.

Científicos de la Universidad de Toronto han descubierto que diversos químicos usados en los envoltorios de la comida basura o en las bolsas de palomitas para microondas pasan a la propia comida que ingerimos. Estos productos químicos contribuyen a la contaminación química de nuestra sangre.

Los ácidos carboxílicos perfluorados (o PFCAs en sus siglas en inglés) son los subproductos de la degradación de las sustancias químicas antipegajosas o repelentes del agua que se usan en muchos productos, que van desde la ropa para la cocina a los envoltorios para alimentos. De estas sustancias químicas la más conocida es el ácido perfluoroctanoico (PFOA), que se encuentra en humanos a lo largo de todo el mundo.

Según dice Jessica D'eon, estudiante de doctorado en el Departamento de Química de la Universidad de Toronto, se sospecha que la mayor fuente de exposición al PFCA puede ser el consumo y metabolización del éster polifluoralcano fosfato o PAP. Se aplica esta sustancia como agente a prueba de grasa al papel destinado a estar en contacto con la comida, como los envoltorios de comida o las bolsas de palomitas de maíz para microondas.

En el estudio realizado en esta universidad se expuso a ratas de laboratorio a PAP, tanto oralmente como con inyecciones y se hizo un seguimiento de su evolución durante tres semanas durante las cuales se midieron las concentraciones en sangre de metabolitos de PAP y de PFCA, incluyendo PFOA.
La exposición de humanos a PAP ya había sido establecida en estudios científicos previos. Estos investigadores usaron las concentraciones en sangre de PAP observadas anteriormente en humanos junto con las concentraciones observadas en ratas para calcular la exposición humana a PFOA a partir del metabolismo de PAP.

"Encontramos que la concentraciones de PFOA a partir del metabolismo de PAP es significativo y concluimos que el metabolismo de PAP puede ser una fuente importante de exposición humana a PFA, así como a los PFCA", dice Scott Mabury, el investigador principal del proyecto y profesor en el Departamento de Química de la Universidad de Toronto.

"Este descubrimiento es importante porque nos gustaría controlar la exposición química de humanos, pero esto es sólo posible si entendemos la fuente de esta exposición. Además, algunos tratan de culpar de la exposición humana a contaminantes ambientales que resultan uso en el pasado de químicos en lugar de los productos químicos que están ahora en producción."

"En este estudio demostramos claramente que el uso actual de PAP en aplicaciones que están en contacto con la comida da lugar a una exposición humana a los PFCA, incluyendo PFOA. No podemos afirmar si PAP es la fuente única de exposición humana a PFOA o si es la más importante, pero podemos decir inequívocamente que los PAP son una fuente y las pruebas encontradas en este estudio sugieren que podría se significativo."

Ha crecido el interés en regular la exposición humana a PAP. Los gobiernos de Canadá, EEUU y Europa ha señalado sus intenciones de empezar programas extensos y prolongados en el tiempo para vigilar estos productos químicos. Los resultados de esta investigación proporcionan una información adicional valiosa para semejantes cuerpos de regulación sobre políticas de información acerca del uso de PAP en aplicaciones que estén en contacto con la comida.

El caso es que las palomitas de microondas no parecen ser ya tan inocentes como a primera vista parecen (si es que a alguien alguna vez se lo parecieron). Es mejor usar maíz dulce tal cual y calentarlo hasta que las palomitas salten.