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La degradación ambiental, particularmente la deforestación, es una de las principales amenazas en la prevención de desastres, y el país más pobre del continente está en serio riesgo de una mayor devastación, incluida la pérdida de vidas y cultivos, advirtió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

"Antes del terremoto de enero del 2010 que devastó el país, la degradación ambiental ya constituía un desafío crítico, pues las cuencas ampliamente degradadas dejaban a la población rural y urbana haitiana vulnerable a inundaciones, deslizamientos de tierra y severa erosión del suelo", dijo el organismo de Naciones Unidas en la conmemoración del Día Internacional de Prevención de Desastres. "De agosto a setiembre del 2008, cuatro grandes tormentas asolaron Haití, provocando deslizamientos de lodo e inundaciones repentinas, con el saldo de miles de personas sin techo, 800 personas muertas y destrucción de 60% de las cosechas del país".



La cobertura arbórea de Haití es de sólo 2%, y el suelo inestable, que incluso se está deforestando cada vez más, impide al país prevenir los deslizamientos de tierra y la erosión del suelo. Cuba y la vecina República Dominicana experimentaron un impacto mucho más pequeño por las tormentas del 2008.

"Lamentablemente, el 2008 no fue un episodio aislado", dijo el PNUMA en su declaración. "En el 2004, la tormenta tropical Jeanne mató un estimado de 3,000 personas como resultado de deslizamientos de lodo e inundaciones desde montañas expuestas".

Más recientemente, la deforestación ha tenido efectos devastadores en el sur de México, donde deslizamientos de tierra destruyeron parte de una aldea indígena cerca de Oaxaca.

El Banco Interamericano de Desarrollo advirtió en octubre que los eventos naturales podrían tener costos económicos y sociales catastróficos en América Latina y el Caribe, y que los terremotos, inundaciones y tormentas dejaron US$34 millardos en daños entre el 2000 y el 2009.