El gobierno de Islandia perdonó la deuda hipotecaria a gran parte de su población. Está nación optó por un camino muy distinto al que ha seguido Europa para intentar frenar la crisis que golpea ese continente; decidió escuchar las solicitudes de la población y sentar en el banquillo de los acusados a políticos y banqueros tres años después de los desmanes financieros que hundieron una de las economías más prósperas a finales de 2008.