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Una prolongada temporada de invierno está causado inundaciones y damnificados en extensas zonas de Colombia y Venezuela.

Por esta época el año pasado, las autoridades venezolanas atribuían a una inusual sequía una crisis en el suministro de energía, que depende fundamentalmente de la generación hidroeléctrica.

En Colombia, que había superado años antes los problemas con la electricidad con el uso de fuentes alternativas de energía, el llamado era a ahorrar agua.

En contraste, agua es lo que sobra este año en los dos países. El 54% del territorio colombiano está siendo afectado por las lluvias, con la zona norte del país, de cara al Mar Caribe, como la más golpeada.

En Venezuela, se reportan inundaciones en poblados del centro y occidente del país, principalmente.

Aunque hasta ahora las autoridades no han calificado la situación como de crítica, están en alerta, debido a la vulnerabilidad de ciertas áreas, en especial en las zonas de mayor pobreza, caracterizadas por construcciones precarias sin mayores consideraciones de estabilidad del terreno.

Saldo

En Colombia, hasta el momento se contabilizan 154 muertos, más de 150 mil hectáreas inundadas, más de 2.000 viviendas destruidas y casi 200.000 viviendas con algún tipo de afectación.

Las inundaciones golpean a sectores que usualmente no se afectaban, como la Sabana de Bogotá, que está a 2.600 metros sobre el nivel del mar y donde hay grandes pérdidas en cultivos de flores y ganaderías de la zona.

Hay 85 vías nacionales y secundarias afectadas por las lluvias, que han provocado deslizamientos de tierra, pérdida de tramos de carreteras y desbordamientos de ríos.

La gran cantidad de agua que ha caído eleva las alarmas en las zonas de cordillera, donde pueden seguir ocurriendo deslaves, en zonas rurales y urbanas.

Los dos principales ríos del país, el Magdalena y el Cauca, se han desbordado en varias regiones.

En Venezuela, las víctimas superan las veinte, principalmente en el occidental estado Zulia y en la capital, Caracas. En el adyacente estado Miranda, en la región conocida como Barlovento, varios caseríos se encuentran con el agua a la cintura y se contabilizan más de 4.000 personas afectadas, según le informó a BBC Mundo el director de Protección Civil en la entidad, Víctor Lira.

Se estima que más de 10.000 personas habrían quedado damnificadas en Zulia y otras 2.500 en el oriente del país.

Sin cultura preventiva
"Lamentablemente en Venezuela no tenemos esa cultura preventiva, de primero investigar, de hacer los estudios correspondientes antes de asentar una vivienda en un sitio inestable", señaló Lira.
"La política habitacional - añadió -- no ha sido la más efectiva, y eso lleva que al no haber soluciones habitacionales, la gente busque respuestas por sus propios medios. Así tienden a invadir terrenos, debilitan taludes, les montan cargas, no hay manejo de aguas servidas, y todo esto son factores que se suman".

Las intensas lluvias obligaron hace unos días al cierre temporal del principal aeropuerto del país, el internacional de Maiquetía, además de provocar interrupciones en varias de las prinicipales carreteras que comunican a la capital con el interior del país por causa de derrumbes. Esto incluye la línea de Metro que comunica con la ciudad de Los Teques, en las cercanías.

En Colombia, el lunes el presidente Juan Manuel Santos anunció que el gobierno tomaría un crédito de emergencia con el Banco Mundial de US$150 millones para ayudar a los damnificados. Adicionalmente, se usarían US$ 25 millones de dinero incautado al narcotráfico.