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El senador Mark Begich presentó un proyecto de ley para que la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) frene la aprobación de pescado genéticamente modificado (GM). La iniciativa surge como respuesta a las audiencias que organizó la FDA para evaluar lo que el senador llama "Frankenfish", un producto desarrollado por AquaBounty Technologies para consumo humano.

Una segunda iniciativa establece que si la FDA aprueba el pescado transgénico, deberá implementarse una legislación nueva que requiera que el producto sea etiquetado como tal.

Ambos proyectos de ley acompañan a otros dos patrocinados por el parlamentario Don Young. El nuevo proyecto de ley de Begich para prohibir el Frankenfish está copatrocinado por las senadoras Lisa Murkowski y Patty Murray. El proyecto para el etiquetado es copatrocinado por ambas senadoras y también por el senador Ron Wyden."Nuestro objetivo principal es evitar que la FDA apruebe en algún momento este proyecto científico que puede perjudicar al salmón silvestre de Alaska y representar un riesgo para la salud humana y para el medio ambiente", explicó Begich.

"Pero, en última instancia, cualquier tipo de pescado modificado genéticamente tiene que tener una etiqueta que lo identifique. Si la FDA decide que el pescado es apto para consumo humano, debería aclararse a los consumidores cuál es el contenido del envase", continuó.

Begich es uno de los principales opositores al salmón transgénico. Este producto, creado por AquaBounty Technologies a partir de un híbrido del salmón del Atlántico alterado con un gen del crecimiento del salmón chinook y un gen anticongelante de una anguila, se desarrolle más rápido y alcanza un tamaño mayor que el salmón silvestre.

En septiembre pasado, Begich y otros 10 senadores enviaron una carta a la FDA en la que le manifestaron sus dudas con respecto al proceso de revisión y a la seguridad de un animal transgénico para consumo humano. Pero la FDA no les dio respuestas.

Al parecer, la FDA maneja sus propios tiempos y no respondió ni siquiera una carta firmada por varios legisladores. "Seguiremos adelante y tomaremos las medidas necesarias para prohibir el Frankenfish y para salvaguardar la salud de los humanos y del salmón silvestre", señaló Begich.

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La carta contó con el respaldo de 52 grupos defensores de los consumidores y del medioambiente, asociaciones comerciales y de pescadores deportivos y negocios gastronómicos y minoristas, incluyendo el Consejo para la Conservación Marina de Alaska, Desarrollo de Productos del Mar Regionales de Bristol Bay, la Asociación de Pesquerías de Yukon River Drainage y el grupo defensor de los derechos del consumidor Food and Water Watch (FWW).

En tanto, un estudio realizado por un grupo de la Universidad de Duke, publicado esta semana en la revista Science, determinó que el proceso de revisión utilizado por la FDA para evaluar la seguridad del salmón transgénico no tiene en cuenta los efectos totales de la producción extensiva del pescado, informa EP Magazine.

Begich también censuró a los editores de la revista Time por haber incluido al salmón transgénico en la lista de las 50 mejores invenciones de 2010 en la última edición.

"A pesar de la supuesta ventaja de que se desarrolle el doble de rápido que el salmón silvestre, todavía quedan por verse los impactos de este pescado genéticamente empalmado sobre el medioambiente y la salud humana", escribió Begich al editor.

"¿Quieren más salmón? Tengo una idea mejor: protejan su hábitat natural, mantengan la calidad de agua y administren sustentablemente las poblaciones silvestres. Eso es lo que hizo Alaska durante 50 años y ahora los retornos del salmón silvestre registran niveles históricos. Y el salmón silvestre tiene un sabor mucho mejor que cualquiera que se prepare en un laboratorio", aseveró.

"Dejemos el Frankenfish en la mesa de operaciones y no en la mesa de la cena", concluyó Begich.