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Los ruidos, fumarolas y flujos que emergen del volcán corresponden al choque de dos fallas geológicas en su profundidad: Machín y Cajamarca. Geólogos analizan las entrañas de este cráter activo.

Durante octubre de este año se registraron 2.006 sismos de baja magnitud y se reportaron ascensos en los niveles de actividad, con magnitudes que oscilaron entre 0,73 y 3,5 en la Escala de Richter, según reporte del Instituto Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas).

Carlos Alberto Vargas, profesor del Departamento de Geociencias y director del Grupo de Geofísica de la Universidad Nacional de Colombia, junto con estudiantes del posgrado de geofísica, examina desde hace cinco años la estructura interna del Machín y según él "la actividad de este cráter es parte de la amenaza que configuran todos los volcanes del mundo". Inicialmente, el grupo liderado por el profesor rastreó los tramos de la carretera que comunica a Armenia con Ibagué - despensa agrícola del país - , donde se ubica el volcán Cerro Machín, a 7 km del casco urbano de Cajamarca y a 35 km de Ibagué, sobre la Vía Panamericana.

Allí instalaron 36 estaciones sismológicas, aparatos de alta sensibilidad que miden los movimientos del suelo, es decir, sismos de baja energía cuyos registros se parecen a los que reporta un electrocardiograma. Estos equipos fueron prestados por el Consorcio Iris - Passcal, que integra unas 70 universidades norteamericanas y del cual forma parte la UN de Colombia como miembro extranjero.

Como la idea era analizar la estructura de la Cordillera Central, el origen del vulcanismo aledaño a la zona y recoger información sobre el espesor de la corteza, los geólogos realizaron cinco detonaciones de 100 kg de dinamita, semejando una ecografía materna, es decir, impactando una zona para que emitiera señales. En el caso del procedimiento realizado en estas capas de suelo se registraron perturbaciones desde Calarcá hasta Ibagué.

El estudio sugirió la existencia de una interacción entre las fallas geológicas Machín y Cajamarca que ha permitido la infiltración de aguas termales y con algún contenido de sustancias como azufre, lo que hace que el cerro emita ruidos producto de la fisura interna. Una segunda fase consistió en aplicar tomogramas, imágenes similares a los TAC (tomografía axial computarizada) que se utilizan en medicina para analizar órganos internos. Así, los investigadores sacaron fotografías por cada una de las secciones o capas de la Tierra para analizar las estructuras internas.

Como lo reporta el profesor Vargas, más allá de la sismicidad detectada y la ocurrencia de aguas termales en la superficie, con las pruebas aplicadas sobre la actividad del Machín no ha sido contundente la detección de magmatismo activo, definido como una mezcla de roca fundida y gases a alta temperatura que tiende a subir a la superficie para convertirse en lava.

Para el profesor Gonzalo Duque, del Departamento de Ingeniería Civil de la Sede Manizales, la altitud del Cerro Machín (2.750 msnm) produce una mayor energía potencial porque el magma tiene que ascender apenas la mitad de lo que debiera en una cumbre como la del Ruiz, donde la altitud es del orden de 5.300 msnm. "Esa menor altura significa un ahorro de energía que queda disponible para hacer una erupción de mayor magnitud, en caso de que se diera", advirtió.

Planes frente al riesgo

El profesor Gregory Robertson Kim, geomorfólogo de la UN, explica que la actividad del volcán indica que algo se está moviendo por dentro, que hay vapores asociados con fumarolas, pero señala: "Hay tiempo para manejar la situación con la debida anticipación y precaución, ya que a diferencia de los terremotos, los volcanes sí avisan".

Para el profesor Duque, es necesario implementar una previsión general que involucre la educación básica, el monitoreo volcánico y la preparación de planes de emergencia y organización comunitaria, pues la realidad ha demostrado que más vale estar dispuestos para atender cualquier emergencia.