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Mientras gran parte de EE.UU tiembla de frío con temperaturas muy por debajo de los cero grados, California sufre la sequía más grande que se conoce desde 1849, año en que, coincidiendo con el comienzo de "la fiebre del oro", se empezó a medir los niveles de pluviosidad en la zona.

2013 ha concluido con el récord histórico del año más seco en los dos últimos siglos y 2014 ha iniciado su andadura con nulos pronósticos de lluvia. Los Ángeles ha despedido el año con tan sólo 3.6 pulgadas de agua (9,1 centímetros), cuando lo normal son unas 15 pulgadas (38,1 centímetros). San Francisco ha acusado también la falta de precipitaciones, con 5,59 pulgadas (12,7 centímetros), 18 por debajo del porcentaje habitual, según datos del
Nacional Weather Service.

La situación ha llegado a tal extremo que el Gobernador, Jerry Brown, está estudiando con un panel de representantes intergubernamentales la posibilidad de una declaración catastrófica para el Estado. Si la sequía persiste durante el invierno, las pérdidas en el sector agrícola, el más productivo de toda la nación, podrían ser enormes, dado que las reservas de agua se encuentran al mínimo. "La humedad del suelo se ha evaporado, las reservas de agua están bajo mínimos e incluso aunque lloviese a partir de ahora no notaríamos el flujo del agua porque la sequía es tan intensa que la tierra la absorbería de inmediato", comenta Jeanine Jones, miembro del California Department of Water Resources.

Shasta Lake, el mayor depósito de agua de California, está al 37% de su capacidad, y Folson Lake que abastece a importantes zonas agrícolas de Sacramento está por debajo del 20%. También las estaciones de sky resienten la falta de nieve. En Lake Tahoe, la nieve es apenas simbólica, y lejos de esquiar, los visitantes se tienen que conformar con realizar actividades típicas del verano, como hiking, senderismo, ciclismo y tomar el sol. Los negocios que dependen de la nieve se están viendo muy afectados..

Las reservas de agua congelada del Estado están al 19 %, según los datos que registran los dispositivos electrónicos en la Sierra. Estos depósitos son vitales para irrigar millones de hectáreas de campos agrícolas y para que 38 millones de californianos beban agua.

El U.S Drought Monitor ha notificado que "el 92,25% del Estado está registrando la falta de agua y la mayor parte de las zonas agrícolas del Central Valley están soportando una sequía extrema". Otros Estados del Oeste como Oregón, Idaho y Nevada están también sufriendo la carencia de precipitaciones.

Estas inusuales condiciones meteorológicas han provocado que se prolongue la alerta máxima por riesgo de fuegos, como el que a finales de diciembre asoló cerca de 800 hectáreas en Big Sur y destruyó varias decenas de casas.

Para este mes de enero y febrero el pronóstico de lluvias y nieves en California no es tampoco prometedor, según previsiones del Climate Prediction Center.