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Millones de personas son diagnosticadas de depresión cuando simplemente están tristes o angustiadas. Según un nuevo informe científico, los medicamentos antidepresivos son recetados sin justificación a personas de luto por un ser querido o con problemas sexuales o que no consiguen dormir.

Chris Dowrick, profesor de la Universidad de Liverpool que ha participado en el trabajo, alerta que más de la mitad de estos pacientes fueron diagnosticados erróneamente y considera que el diagnóstico de depresión debe ser revisado. Y va más lejos. Aboga porque a las empresas farmacéuticas se les prohíba comercializar sus medicamentos por medio de los médicos.

No sé bien a qué se refiere pero hace unos días se reveló que los laboratorios farmacéuticos ocultan de manera rutinaria los resultados de los ensayos clínicos para que los médicos no tengan acceso a ellos. Lo dirá por eso.

Los medicamentos antidepresivos NO funcionan en personas que tienen depresión leve o que simplemente están tristes. Además, provocan dependencia y conllevan fuertes reacciones adversas. Se crea así una especie de mercado de personas dependientes de drogas que no les hacen falta.

El asunto aunque por desgracia no es nuevo no por ello es menos preocupante. Las cifras incluso nos indican que va a más. En 2006 se publicó un trabajo hecho en nuestro país sobre la derivación a salud mental de pacientes sin un trastorno psíquico diagnosticable. Conclusiones:
En nuestro estudio se observa que hay una cantidad excesiva de pacientes que no presentan un trastorno mental diagnosticable y que son remitidos al centro de salud mental, muchos con tratamiento psicofarmacológico pautado, lo que pone en cuestión la función de filtro asistencial de la atención primaria con estas personas".
La indiscriminada demanda asistencial de la población, junto con una tendencia excesiva en la utilización de psicofármacos en la salud mental explican en parte este fenómeno.

Así que se diagnostica depresión a personas sanas y se las trata con medicamentos antidepresivos de manera innecesaria y temeraria. De poco antes del citado y también elaborado en España, es otro artículo científico titulado El incremento en la prescripción de antidepresivos. Sus ¿conclusiones?:
Estamos asistiendo a un aumento sin precedentes del consumo de antidepresivos propiciado por la aparición de nuevas moléculas cada vez más sofisticadas y caras que la industria farmacéutica se encarga de publicitar y por una mayor sensibilización de la población y del sistema sanitario hacia la depresión.

Su uso indiscriminado en indicaciones poco precisas puede comprometer el gasto farmacéutico del Sistema Nacional de Salud y acabar psiquiatrizando los problemas de la vida cotidiana, convirtiéndolos en depresión y otras enfermedades mentales y favoreciendo el uso cosmético de unos psicofármacos que merecen una consideración más seria".
No nos abonemos a lo fácil que terminamos pagándolo de una u otra manera.

La tristeza es una emoción humana y las píldoras de la felicidad NO existen

El debate sobre la depresión y los medicamentos "antidepresivos" (así entre comillas) está abierto. Ayer publicábamos El diagnóstico de "depresión" aumenta entre personas sanas y hoy leo en un blog amigo, PostPsiquiatría, un post titulado Ocho artículos sobre fármacos antidepresivos y una reflexión sobre el efecto placebo. Comentamos.

Concluye ese post con algo que yo utilizo para comenzar: La tristeza es una emoción humana legítima y que las píldoras de la felicidad NO existen.

El psiquiatra José Valdecasas, impulsor del blog junto a otros/as compañeros de profesión, recoge varios estudios científicos actualizados sobre eficacia y seguridad de psicofármacos, en esta ocasión sobre medicamentos antidepresivos.

Periódicos como The Guardian y El País han iniciado una gran encuesta sobre experiencia de la población con los antidepresivos, en relación con los debates abiertos sobre su eficacia y posible sobreutilización. El asunto está "en la calle" porque lo que es en "la academia" hace años que se tiene clara la baja eficacia de este grupo de medicamentos y su peligrosidad.

Uno de los métodos de trabajo científico más apreciados es el metanálisis, estudio de toda (o casi toda) la literatura científica publicada (o no) sobre un tema concreto. Los fármacos antidepresivos han sido objeto de muchos y así lo resume otro post de este genial blog sanitario. El título es esclarecedor: Acerca de la (deprimente) eficacia de los antidepresivos.

Sus resultados dejan clara la falta de eficacia superior al placebo, excepto en casos de depresiones graves (es decir, y por aclarar, los antidepresivos funcionan, pero igual que lo hace el placebo -agua con azúcar, por lo general- sólo que esta apenas conlleva peligros y el grupo de fármacos sobre los que tratamos sí).

Volviendo al post que nos ha inspirado el comentario de hoy, como la investigación continúa avanzando y hay que estar actualizados, Valdecasas y su equipo han resumido algunos estudios recientes sobre el tema, enlazando el artículo original para que pueda consultarse si se desea. Leedlos pues el panorama no puede ser más deprimente y es que si existe un campo en el que se utilizan medicamentos sin "evidencia" es el de la salud mental.

Tras todo esto está, como hemos comentado en otras ocasiones, el totalitario concepto de entregar la responsabilidad propia en la gestión de la salud a fabricantes de medicamentos, determinados médicos y a las pastillas.