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La reconstrucción de las infraestructuras será la labor más ardua, según ha asegurado el responsable de las operaciones de rescate de Queensland, el estado más afectado por las lluvias.

Al menos diez personas han muerto en las riadas registradas en el país desde finales del pasado noviembre.

Los daños materiales se estiman en más de 5.000 millones de dólares. Además la agricultura y la minería están sufriendo incalculables pérdidas. Tras unos días de tregua, en noreste de Australia se prepara para nuevos aguaceros.

Rockhampton, una de las localidades más afectadas por las inundaciones, lleva semanas sumergida bajo el agua y practicamente incomunicada.

El nivel del río Fitzroy, que atraviesa la ciudad, se ha reducido en los últimos días, pero las autoridades han pedido a la población que siga en alerta.