Hasta 2.000 personas podrían haber quedado atrapadas en una aldea de la provincia de Badajshán.
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© Reuters Vista de la villa de Hobo Barik, cubierta de tierra.
Más de 2.000 personas han quedado sepultadas tras los deslizamientos de tierra registrados en una zona remota de la provincia de Badajshán, en la parte noreste de Afganistán, según un portavoz del gobernador regional, Naweed Forotan.

Los aludes han afectado a una aldea en la que había "más de mil familias", según Forotan. "Un total de 2.100 personas -hombres, mujeres y niños- están atrapadas", ha afirmado.

Fuentes consultadas por la cadena estadounidense CNN han explicado que un primer alud sepultó unas 300 viviendas de la zona de Argo, situada en un área montañosa. Posteriormente, un segundo deslizamiento de tierras enterró a cientos de personas que habían acudido de zonas cercanas para tratar de rescatar a las víctimas iniciales.

Badajshán tiene frontera con Tayikistán en el norte y con Pakistán en el sur. Es una región con poca densidad de población y compuesta principalmente por una mayoría tayika a la que se suman miembros de las comunidades uzbeka y kirguís. Su situación geográfica convirtió a Badajshán en la única región que no controlaron los talibán durante los años en que estuvieron en el poder.

Dos deslizamientos

El gobernador, que cita como fuente la información recabada en las últimas horas por otras autoridades locales, ha asegurado que hasta 600 personas podrían haber quedado atrapadas en la tierra, informa la cadena estadounidense CNN.

Según las autoridades, un primer alud sepultó unas 300 viviendas de la zona de Argo, situada en un área montañosa. Posteriomente, un segundo deslizamiento de tierras enterró a cientos de personas que habían acudido de zonas cercanas para tratar de rescatar a las víctimas iniciales.

Badajshán tiene frontera con Tayikistán en el norte y con Pakistán en el sur. Es una región con poca densidad de población y compuesta principalmente por una mayoría tayika a la que se suman miembros de lsa comunidad uzbeka y kirguís. Su situación geográfica convirtió a Badajshán en la única región que no controlaron los talibán durante los años en que estuvieron en el poder.