Imagen
© Desconocido
El movimiento islamista Hezbolá y partidos aliados retiraron a sus ministros del gabinete en protesta por una investigación internacional sobre el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri.

El Gobierno de unidad en Líbano se derrumbó ayer luego de que varios ministros del Hezbolá y sus aliados presentaran la dimisión, cuando se esperan los resultados de una investigación respaldada por la ONU sobre el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005.

Las renuncias generaron la peor crisis política desde 2008, en uno de los países más inestables de Medio Oriente que aún busca recuperarse de una sangrienta guerra civil (1975-1990) y de conflictos con Israel, incluyendo una invasión en 1982 y una guerra de un mes entre el Estado hebreo y Hezbolá en 2006.

La coyuntura de la renuncia colectiva no fue casual. Hezbolá teme que algunos de sus funcionarios sean acusados por el Tribunal Especial para el Líbano por el asesinato en 2005 de Hariri. Y había dado un plazo de "algunas horas" al Gobierno de Saad Hariri para tomar una decisión sobre este "tribunal que divide al país".

Este Tribunal, que divulgará próximamente su acta de acusación en este asesinato, provocaba desde hace meses una dura pugna entre Hariri, que defiende su investigación, y el partido shiíta, que acusa a la instancia de estar a sueldo de Israel y Estados Unidos y de basarse en falsos testimonios.

La caída del Gobierno se produjo en el mismo momento en que Saad Hariri, que efectúa una visita a Estados Unidos, era recibido por el presidente estadounidense, Barack Obama.

Obama y Hariri se comprometieron a trabajar por "la estabilidad" del Líbano, y el premier debió adelantar su regreso a Beirut.

El movimiento shiíta Hezbolá, apoyado por Irán y Siria, se unió al gobierno de coalición formado tras las elecciones de junio de 2009 y se convirtió en la fuerza política más poderosa en el Líbano. Con su movida de ayer demostró quién manda en el Líbano y quién puede tomar el poder por la fuerza.