Quizá es hora de comenzar a conocer un poco más sobre los analgésicos naturales. Así se corre menos riesgos que con los productos del laboratorio. Se encontró que alrededor del 80% de las personas que comenzaron a consumir heroína, anteriormente habían estado consumiendo analgésicos de manera ilegal. El 3.6% de las personas que habían tomado analgésicos recetados de manera ilegal, comenzaron a consumir heroína en un plazo de 5 años.
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El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo, patentado en 1961, descubierto por Stewart Adams junto con John Nicholson, Jeff Bruce Wilson, Andrew Dunlop y Colin Burrows (división de investigación del laboratorio Boots Grou), utilizado frecuentemente para el alivio del dolor de cabeza (cefalea), dolor dental (odontalgia), dolor muscular o mialgia, molestias de la menstruación (dismenorrea), dolor neurológico de carácter leve y dolor postquirúrgico. También para tratar cuadros inflamatorios, como los que se presentan en artritis, artritis reumatoide y artritis gotosa. Con más de medio siglo en el mercado, el ibuprofeno pareciera casi imprescindible: desde combatir el dolor de cabeza y los tirones musculares, hasta la artritis o los dolores menstruales.

Stewart Adams lo había probado durante una resaca, y devino en uno de los analgésicos más consumidos, aunque, de acuerdo a una investigación publicada en la revista especializada The Lancet, aumenta las posibilidades de sufrir complicaciones gastrointestinales. Consumido en exceso, triplica el riesgo de padecer problemas cardiacos y daños en el intestino delgado. Distintas sociedades médicas han alertado sobre el uso "excesivo" que se hace de esos fármacos.

Un estudio financiado por el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, y publicado igualmente en The Lancet, llamó a reducir la prescripción a casos en los que sean absolutamente necesarios y recomendó buscar tratamientos alternativos cuando fuese posible.

Especialmente, si existen antecedentes familiares en lo relativo a patologías cardiovasculares o si el paciente presenta otros factores de riesgo, como la presión arterial alta o el colesterol elevado: 1 de cada 1.000 personas que consumen dosis elevadas de ibuprofeno sufre un ataque mortal al corazón, según los resultados del estudio mencionado. El consumo de dosis superiores a los 2.400 miligramos diarios de ibuprofeno duplicaría los riesgos de sufrir un ataque al corazón. Por ese motivo varias marcas comerciales no han aprobado las dosis superiores a 400 o 600 miligramos.

Otro estudio publicado por el National Center for Biotechnology Information apuntó al ibuprofeno como uno de los medicamentos de riesgo que podían producir problemas intestinales graves. El director del Centro de Investigación Celíaca del Hospital General de Massachusetts (USA), Alessio Fasano, ha señalado que el consumo "prolongado y con dosis excesivas" de fármacos AINE (por ejemplo, el ibuprofeno) está detrás de la enfermedad celíaca.

¿Es el paracetamol una alternativa al ibuprofeno?

La corteza de quina era utilizada por culturas precolombinas del Perú, Colombia y Ecuador como medicamento. Sus virtudes fueron reconocidas en Europa recién en 1631, cuando fue llevada por el jesuita Alonso Messia Venegas a Roma (Italia), enviado por el primer farmacéutico del Colegio Máximo de San Pablo de Lima, el jesuita italiano Agustino Salumbrino, quien había observado los resultados en el Perú. Luego, los jesuitas difundieron y comercializaron la quina. Contiene diversos alcaloides, de los cuales los más abundantes e importantes son: quinina, quinidina, cinconina y cinconidina. Aparte, posee también principios astringentes (taninos proantocianidoles dímeros y trímenos) y otros compuestos como ácidos orgánicos (ácido quinotánico, rojo cincónico) o compuestos terpénicos que intervienen en su amargor. Cuando la quina empezó a escasear en los años 1880, la investigación científica empezó a buscar alternativas. Así se descubrió la acetanilida, en 1886; y la fenacetina, en 1887.

El paracetamol ya había sido sintetizado en 1873 por Harmon Morse, de Northrop, mediante la reducción del p-nitrofenol en ácido acético glacial. Pero el paracetamol no se usó con fines médicos hasta 1893, cuando fue encontrado en la orina de personas que habían ingerido fenacetina y fue aislado como un compuesto blanco y cristalino de sabor amargo. En 1899, el paracetamol fue identificado como un metabolito de la acetanilida... pero no se le concedió importancia a tan importante acontecimiento.

En 1946, el estadounidense Instituto para el Estudio de Drogas Analgésicas y Sedantes otorgó una subvención al Ministerio de Sanidad del estado de Nueva York para estudiar los problemas asociados con el uso de analgésicos. Bernard Brodie y Julius Axelrod fueron asignados para investigar por qué compuestos no relacionados con la aspirina daban lugar a metahemoglobinemia, un síndrome no letal consistente en la deformación de la molécula de la hemoglobina y por tanto causante de su incapacidad para transportar oxígeno de forma efectiva.

En 1948 ambos investigadores relacionaron el uso de la acetanilida con la metahemoglobinemia, y dedujeron que su efecto analgésico era debido a su metabolito paracetamol. Ellos propusieron el uso de paracetamol (acetaminofén) ya que éste no tenía los efectos tóxicos de la acetanilida. Por lo tanto, el paracetamol (DCI) o acetaminofén (acetaminofeno) es un fármaco con propiedades analgésicas, sin propiedades antiinflamatorias clínicamente significativas.

También tienen efectos secundarios. Por ejemplo, puede causar daños hepáticos si se consume en dosis superiores a las recomendadas. El paracetamol fue puesto a la venta en USA en 1955 bajo el nombre comercial Tylenol. En 1956, pastillas de 500 mg de paracetamol se pusieron a la venta en el Reino Unido bajo el nombre de Panadol, únicamente con receta médica, para el alivio del dolor y la fiebre, y fue anunciado como "inocuo para el estómago": otros analgésicos de la época contenían ácido acetilsalicílico, un irritante conocido del estómago.

En 1963 el paracetamol se añadió al vademécum británico, y desde entonces se popularizó como un analgésico con pocos efectos secundarios y con pocas interacciones con otros medicamentos.

Pero en abril de 2009, la estadounidense Administración de Alimentos y Medicamentos (Foods and Drugs Administration) obligó a informar que el paracetamol, cuando se administra en dosis muy altas o junto con bebidas alcohólicas, puede ser potencialmente mortal, en virtud de los daños que puede causar al hígado.

Por tanto, la mejor forma de prevenir es evitar la sobremedicación consultando con el médico antes de consumir un AINE, pues hay riesgos, en especial si el paciente consume con otros medicamentos tales como los anticoagulantes, o si se sufren patologías como el asma.

Un informe reciente de la Administración de Abuso de Sustancias y Servicios de Salud Mental (SAMHSA), de USA, mostró que el abuso de analgésicos con receta médica ilegal, aumenta los riesgos del individuo entre los 12 y los 49 años, a consumir heroína en 19 veces.