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Los equipos de emergencia en Brasil están luchando para llegar a las zonas afectadas por deslizamientos de tierra e inundaciones, las peores en décadas, que han ocasionado al menos 511 muertes, de acuerdo con fuentes oficiales.

Según medios locales, rescatistas han tenido que llegar a las zonas más afectadas a pie porque los vehículos no pueden cruzar los caminos bloqueados. Las zonas montañosas del norte de Río de Janeiro han sido las más golpeadas por las lluvias más intensas en 44 años.

Las precipitaciones provocaron que ríos de lodo arrasaran a su paso por las montañas y ciudades, ocasionando que más de 5.000 personas quedaran sin hogar.

Más lluvias

Los meteorólogos han advertido que las lluvias continuará la próxima semana. "La lluvia no se ha detenido, lo que está haciendo las labores de rescate más difícil", dijo el rescatista Rubens Plácido en la ciudad de Nova Friburgo. "El número de muertos va a subir un poco. Todavía hay un montón de gente enterrada", aseveró.

Imágenes de televisión mostraron maquinaria pesada retirando árboles caídos y escombros de las calles cubiertas con restos de asfalto. Las morgues están inundadas y se tuvo que guardar los cadáveres en iglesias y comisarías de policía, informaron medios de prensa.

En el cementerio mayor de Teresópolis - donde más de 220 personas murieron - filas de tumbas recién excavadas fueron marcadas con simples cruces de madera. Otros cementerios quedaron enterrados bajo el lodo.

El número de muertos ha superado el devastador 1.967 de los deslizamientos de tierra en Caraguatatuba, del estado de Sao Paulo, en el que cerca de 430 personas murieron.

Práctica ilegal

Los políticos, entre ellos la presidenta, Dilma Rousseff, han puesto de relieve la práctica ilegal de construir viviendas en laderas de las montañas. Rousseff se comprometió a impedir que un desastre como el actual ocurra de nuevo, y destinó US$480 millones a fondos de emergencia para las zonas afectadas.

Paulo Cabral, de la BBC, informa desde Teresópolis que el suelo en las laderas es todavía muy húmedo e inestable, por lo que incluso una pequeña cantidad de agua podría ser suficiente para provocar nuevos desastres.

De acuerdo con el periodista, los equipos de rescate están trabajando día y noche en busca de sobrevivientes, pero en la mayoría de los casos sólo se encuentran cuerpos bajo el lodo.

También hay informes de saqueos, y algunos de los distritos más afectados han sido ahora abandonados. Jorge Mario, alcalde de Teresópolis, dijo que tres o cuatro barrios habían sido "totalmente destruidos". Los militares brasileños levantaron un hospital de campaña en Teresópolis, pero el número de heridos está amenazando con abrumar a los servicios médicos.