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Normalmente es fácil comprender que la memoria o el razonamiento matemático son procesos que se llevan a cabo en el cerebro, pero con las emociones la cosa es un poco menos intuitiva... sobre todo porque usamos términos como 'romper el corazón' para hablar de la tristeza o 'poner la cara colorada' para referirnos a la vergüenza.

Y sin embargo, las emociones tienen un sustrato neural cerebral, que empieza a discernirse gracias al uso de las técnicas de neuroimagen.

En un nuevo estudio realizado por Petra Michl y varios colaboradores de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich, se han empleado las imágenes de resonancia magnética funcional para intentar localizar las redes cerebrales responsables de que nos sintamos culpables o avergonzados.

Al parecer, la vergüenza y la culpa serían vecinas de barrio 'cerebral' ya que se localizan en algunas áreas cercanas aunque también tienen particularidades anatómicas específicas. Cuando los participantes en el estudio se imaginaron sintiéndose culpables o avergonzados se activó el lóbulo temporal en ambos casos.

Dentro de las áreas temporales, la vergüenza activó el cíngulo anterior y el giro parahipocampal, mientras que la culpa se reflejó en una mayor actividad del giro fusiforme y del temporal medio. De forma específica, el sentirse avergonzado parece que activa también áreas del lóbulo frontal (giros frontales inferior y medio) mientras que el sentirse culpable se asociaría con la actividad de la amígdala y la ínsula, partes del sistema límbico.

Además, al comparar hombres y mujeres encontraron que en el caso de la culpa, ellas sólo mostraban activación de las áreas temporales mientras que ellos activaron también algunas zonas frontales, occipitales y la amígdala.

Los autores concluyen que las áreas temporales, frontales y límbicas del cerebro podrían tener un papel preponderante en la generación de los sentimientos morales.
Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain