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El precio de los alimentos aumentará en Colombia por el efecto combinado del alto valor en los mercados internacionales y la pérdida de cultivos tras nueve meses de devastadoras lluvias. El gobierno estima que en febrero será de tres por ciento, mientras que los privados duplican ese porcentaje.

"La crisis mundial nos afecta mucho más que la inundación de cultivos, porque el país compra 100 por ciento del consumo de cebada, lentejas, arvejas secas y garbanzo, 95 por ciento del trigo, 90 por ciento de soja y sorgo, así como 75 por ciento de maíz, entre otros cultivos", dijo a IPS el economista Aurelio Suárez, de las no gubernamentales Unidad Cafetera y Salvación Agropecuaria.

Suárez afirmó que la última temporada de lluvias, de abril a diciembre, inundó unas 300.000 hectáreas de los cinco millones cultivadas en Colombia. Pero el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural eleva a 800.000 hectáreas afectadas y afirma que la recuperación de la tierra será lenta. "La inflación (en el área alimenticia) se debe a la importación de alimentos caros", aseguró Suárez. Pero el gobierno y los gremios empresariales intentan manipular la información, atribuyéndole a las lluvias la fallida política de seguridad y soberanía alimentaria", añadió.

La referencia es la llamada Revolución Verde, que introdujo patrones de empresas transnacionales a mediados del siglo XX en la producción agropecuaria. A ello se sumó, a juicio de los críticos del sistema, la apertura económica de los años 90, que afectó la producción local para dar paso a extensas plantaciones destinadas a la producción de agrocombustibles.

"En la agricultura colombiana, la producción de alimentos de consumo básico es cada vez menor, como mayores son los cultivos de palma de aceite, caña de azúcar y los forestales", sostuvo Suárez. Entre 2002 y 2009, cuando el derechista Álvaro Uribe estaba en el gobierno, Colombia aumentó las importaciones de alimentos de seis millones de toneladas a 10 millones.

Simultáneamente se sucedieron los escándalos por el desvío de fondos destinados a la asistencia de campesinos más vulnerables. Se denuncia que fueron otorgados en préstamos y subsidios a grandes terratenientes y a personas ajenas al sector agrícola, a través del programa Agro Ingreso Seguro, liderado por el entonces ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias.

Entre los principales críticos de la actuación de Arias en el marco del escándalo de corrupción estuvo Juan Camilo Restrepo, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural desde agosto. Restrepo, manifestando las mejores intenciones por la recuperación del campo en crisis durante décadas, comenzó su gestión en medio de la peor temporada de lluvias de los últimos 50 años, según expertos.

Datos oficiales indican que las intensas lluvias y sus consecuentes inundaciones, que afectaron especialmente la región norte del país, dejaron 310 personas muertas, 62 desaparecidas y 300 heridas, además de 2,3 millones damnificadas, 5.600 viviendas destruidas y 1.300 hectáreas anegadas. El gobierno prevé una inversión de 7.000 millones de dólares para las tareas de recuperación.

El cuadro estadístico sirvió de marco para el anuncio de importaciones adicionales por un volumen de 40.000 toneladas de arroz, efectivas a partir de febrero. El ministro Restrepo enfatiza que no hay desabastecimiento hasta ahora en ningún producto, pero tampoco descarta la posibilidad de nuevas compras externas del grano.

Por su parte, los arroceros de los departamentos Tolima, Huila, Meta, Casanare y Guaviare, en el centro y sudeste del país, se expresaron en contra de la medida. "Antes de marzo se movilizarán de manera masiva para solicitar la suspensión de la importación, totalmente innecesaria", anotó Suárez.

"Tres de cada cuatro platos de arroz que comemos los colombianos provienen de la producción de estos departamentos", continuó, adicionando que la situación de lecheros y cafeteros como "muy grave". Con base en la situación en que parecería darse una ascendente política de importaciones, Suárez deduce que 75 por ciento de cada peso de aumento en el costo de los alimentos corresponde al efecto de la crisis mundial.

El restante 25 por ciento se atribuye a las inundaciones y a las dificultades del transporte por el mal estado en que están las vías.

"La crisis se origina, entre otras razones, por la disminución de la cosecha de trigo en Rusia, dificultades en Australia y otros países, que nos tienen hoy con el índice de precios más alto de los últimos 50 años, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación", dijo Suárez.

Pero además está el papel que juegan los intermediarios.

"La oferta agrícola es variada y de cosecha. La demanda, dispersa y constante. Para resolver la contradicción, se necesita de un tercer agente que acopia, acumula, almacena, transforma y determina precios. Ellos son los intermediarios", puntualizó. Gestores de aumento en épocas de mayor consumo.

"Los precios suben cuando hay más demanda, como en diciembre. En enero volvieron a bajar, pero esperamos alzas en febrero", dijo a IPS Saulo Martínez, expendedor en la central de abastos de Paloquemao en Bogotá.