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Por casualidades de la vida, me ha llegado una entrega de la revista inglesa The Ecologist. En concreto el número: Vol 28/ Nº5, Sept/Oct 1998. Una entrega dedicada íntegra a Monsanto, cuya edición fué destruída totalmente por la imprenta Penwells (14.000 ejemplares que se dice pronto) y que las dos cadenas de quioscos inglesas más importantes, se negaron a vender por miedo a problemas legales con Monsanto.

¿Que pasó? Pues que los editores ingleses al ver que no podían sacar la revista la enviaron a España a los círculos críticos con estas cuestiones de la falta de transparencia. Y un montón de asociaciones se juntaron y editaron e imprimieron este número en español. Y hay por España unas cuantas publicaciones de este número. Esta es la portada. Y aquí tienen el sumario.

La nota editorial, de los editores españoles explica mejor todo esto que aconteció. Se puede alucinar cuando se lee que Monsanto asegura que no tuvo nada que ver con la decisión de la imprenta de destruir todos los ejemplares... Ya que la imprenta llevaba más de un cuarto de siglo imprimiendo la revista sin el menor incidente. Y sobre todo con la continuación de los acontecimientos: las principales cadenas de quioscos inglesas anunciaron que no lo venderían por el miedo a los problemas legales. . Veamos seguidamente la transcripción:

Nota editorial de los españoles: Multinacionales y Debate Democrático.
Nota editorial:Multinacionales y Debate Democrático

Estimado lector, estimada lectora:

Una amplia coalición de organizaciones sociales nos hemos puesto de acuerdo para publicar en castellano un número de la revista inglesa The Ecologist, decana de la prensa ecologista mundial (viene publicándose regularmente desde 1968). ¿Qué tiene de especial este número?

Se trata de una entrega de The Ecologist consagrada a la discusión de las nuevas biotecnologías, donde se analiza con especial detenimiento la actuación en este campo de Monsanto, una transnacional agroquímica basada en EE.UU. que se cuenta entre las empresas más importantes del mundo. Monsanto es, de hecho, la compañía que con más fuerza ha apostado en los últimos años por una agricultura y ganadería basadas en la ingeniería genética; y la que ha llevado a cabo una política de comercialización y propaganda más agresiva al respecto. Pues bien: en septiembre de 1998 la totalidad de la edición de este número de The Ecologist, fue destruida por la imprenta Penwells, que llevaba más de un cuarto de siglo imprimiendo la revista sin el menor incidente. 14.000 ejemplares triturados ante el temor de problemas con la multinacional: y con ellos, igualmente triturada, la libertad de expresión, sin la cual no es concebible la democracia. Aunque Monsanto asegura que ella no tuvo nada que ver con esta decisión, carece radicalmente de credibilidad, sobre todo a la vista de la continuación de la historia: una vez hallada otra imprenta para el destruido número de The Ecologist, las dos cadenas de quioscos inglesas más importantes, WH Smith y John Menzies, anunciaron que no lo venderían por miedo a problemas legales con Monsanto.

El asunto nos ha parecido tan importante como para organizar la edición en castellano que ahora tienes entre las manos. Es un episodio que sitúa en sus justos términos la controversia entre las multinacionales agroquímicas (hoy reconvertidas a lo que eufemísticamente llaman "ciencias de la vida") y los grupos sociales más concienciados (a quienes las megacompañías tienen la desfachatez de intentar desacreditar como "multinacionales del ecologismo"): un combate de Goliat contra David, donde además se intenta que David pelee sujeto al suelo y con una mano atada a la espalda (porque la demagogia es ciencia sólo cuando hablan Monsanto y las otras megacompañías). Las organizaciones que nos hemos puesto de acuerdo para intentar remediar parcialmente el
desafuero cometido contra The Ecologist - en el cual hemos sentido amenazada nuestra propia democracia - tenemos puntos de vista diferenciados sobre las nuevas biotecnologías. Pero todos y todas estamos de acuerdo en que hoy faltan las condiciones tanto para un uso seguro de las nuevas biotecnologías como para un debate amplio, democrático y racional al respecto: debate cuya necesidad invocan hipócritamente a menudo quienes - como Monsanto - al mismo tiempo hacen cuanto pueden por impedirlo.

Estas propuestas de amplio debate social se convierten en una sangrante tomadura de pelo si ya se han adoptado - sin participación democrática - las decisiones que introducen los alimentos transgénicos en nuestros mercados, nuestras cocinas y nuestros estómagos. Y precisamente eso es lo que está sucediendo hoy. En nuestro país se está cultivando maíz transgénico, después de habernos convertido en los principales importadores europeos de maíz transgénico estadounidense, que ha entrado en la cadena alimentaria sin etiquetado distintivo, igual que la soja transgénica de Monsanto (privando hasta hoy a los consumidores de toda posibilidad de elección). Pero no hay interés del Gobierno español ni de la Administración Pública en un debate social plural, objetivo y riguroso: parten de la premisa de que la rápida comercialización de productos transgénicos es inexorable (fatalismo tecnológico detrás del cual asoma el poder de las transnacionales agroquímicas), y el objetivo entonces es cambiar las actitudes de la gente para que trague.

A esto se le llama, en la lengua del imperio, public relations work. Venga el debate serio, profundo, riguroso, sin prisas, y al final del debate voten en referéndum todos los ciudadanos y ciudadanas. Pero, sobre todo, pospónganse hasta después del debate las
decisiones, o se estará aplicando con cinismo la violencia de los hechos consumados. Si no se acepta que el debate sobre las opciones tecnológicas debe preceder a la implantación de las tecnologías, paso que en las sociedades industriales modernas y para tecnologías como las que están en discusión es luego prácticamente irreversible, no se está obrando de buena fe. Y demasiadas grandes opciones tecnológicas ya han mostrado, en el pasado reciente, su potencial de catástrofe como para permitirnos ninguna ingenuidad a este respecto: bastará seguramente con evocar las tecnologías de generación nuclear de electricidad o la agricultura espurreadora de biocidas. La OMS acaba de poner en marcha una investigación internacional para estudiar la relación entre la utilización de teléfonos móviles y el aumento de los tumores cerebrales, pero - otra vez - la investigación y el debate se hacen cuando ya se han tomado opciones tecnológicas irreversibles (o casi). Sería deseable que, al menos por una vez, en el caso de los alimentos recombinantes las autoridades de España y de la UE obraran de verdad de acuerdo con el principio de precaución para que no pueda ocurrir ninguna nueva crisis de las "vacas locas" ni ningún Chernobil biotecnológico. No lo decimos animados por ninguna intención anticientífica, sino exactamente al contrario: queremos más ciencia - pero también mejor ciencia, ciencia con
conciencia que no puede ser sino ciencia con prudencia... y sobre todo más democracia, también para decidir sobre las políticas científicas y tecnológicas.


Perdona que insistamos: el asunto es de importancia trascendental. En 1998, Monsanto se volcó en una campaña publicitaria destinada a "ablandar" a la reticente ciudadanía europea, bajo el lema "La alimentación transgénica es una cuestión de opiniones. Monsanto cree que usted debería oírlas todas". Pero no cabe llamarse a engaño sobre las condiciones en que se está realizando el debate sobre las nuevas biotecnologías: una fenomenal desproporción entre el poder de las grandes transnacionales, como Monsanto o Novartis, y la mucho más limitada capacidad de influencia de sus oponentes vicia el resultado de este debate. Unas opiniones son amplificadas con el poder - exento de control democrático - que proporcionan los miles de millones de dólares;
otras no consiguen llegar a los ciudadanos y ciudadanas sino después de dificultades sin cuento, como en el caso de este número de The Ecologist
. Ahora, lector o lectora, tienes en tus manos un puñado de voces críticas bien informadas. Compáralas con la "verdad oficial" martilleada mil veces en los eslóganes publicitarios de Monsanto y las otras compañías de "ciencias de la vida", y decide. Ten en cuenta que te estás jugando no sólo el tipo de comida que vas a comer, sino la clase de sociedad en la que vas a vivir, y la salud de la biosfera que habitarás.

Las organizaciones editoras: Acció Ecologista-Agro, ACSUR-Las Segovias,Alternativa Verda, Amigos de la Tierra, Asociación Vida Sana, Bakeaz, CC.OO.,Ecologistas en Acción, Entrepueblos, Fondo Patrimonio Natural Europeo, Greenpeace,Grup de Científics i Técnics per un Futur No Nuclear, Icaria Editorial, Izquierda Unida,Liberación, Los Verdes, Plataforma Rural, Revista WorldWatch, Sodepaz.

(énfasis añadido)
[The Ecologist, Vol. 28, No 5, Septiembre/Octubre 1998, páginas 3 y 4 edición en castellano]

Enlace al pdf de los editores españoles aqui y aqui

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Todavía más curioso es el primer artículo publicado en esa revista; la carta abierta dirigida al director general de Monsanto firmada por The Ecologist, respondiendo a la empresa que ahí tienen el debate público que pedían.

Carta abierta al director general de Monsanto
Carta abierta a Robert Saphiro, Director General de Monsanto.

Estimado Sr. Shapiro:

Este número especial de The Ecologist analiza con detalle la biotecnología, concentrándose en particular en las actividades de Monsanto, la compañía que Vd. dirige, que es también una de las mayores y mas poderosas empresas del mundo.
La razón de que aparezca este número es sencilla: han sido ustedes mismos quienes lo han pedido. En su campaña publicitaria reciente, hicieron un llamamiento a una discusión libre y abierta sobre el impacto del trabajo que hacen Vds. La "biotecnología de los alimentos", como ustedes dicen, "es una cuestión de opiniones, y Monsanto cree que el público debería oir todas ellas". Las opiniones que presentamos aquí se oyen mucho menos que las suyas, pero están también mucho mas extendidas. Representan, de hecho, algo así como un movimiento contra la biotecnología en general y la biotecnología de los alimentos en particular. Esperamos de verdad que, en respuesta a su invitación, comiencen a tener la difusión pública masiva que merecen. Usted presenta a Monsanto como una empresa honrada y justa, cuyos intereses coinciden a la perfección con los del mundo natural y con los de nuestro lugar en él, pero existen algunas contradicciones manifiestas en dichas afirmaciones. Nos dice Vd. en sus anuncios que quiere ayudar a conservar el medio ambiente, y, sin embargo, Monsanto ha generado contaminación masiva, por ejemplo, produciendo suficientes PCBs para exterminar a todos los mamíferos de los océanos del mundo. Nos dice también Vd. que su objetivo es alimentar a los que pasan hambre en el mundo, pero Monsanto ha sido directamente responsable de atentar contra una de las prácticas clave de la agricultura de subsistencia sostenible, como es el conservar y mejorar las semillas adaptadas a las condiciones locales de año en año. Y afirma Vd. que considera a la ingeniería genética como un medio para reducir la necesidad de plaguicidas, pero Monsanto es el productor de Roundup, uno de los plaguicidas más vendidos del mundo. No estamos prejuzgando ni despreciando su respuesta al debate que ha iniciado Vd., pero tampoco confiamos demasiado en que quiera escuchar realmente. En el pasado, ha sido para Vd.
sumamente difícil tomar en cuenta los puntos de vista de sus críticos. En verdad, tal y como queda claro en las siguientes páginas, se ha apresurado a suprimir cualquier debate que pudiera amenazar sus intereses. Nos dice Vd. que la biotecnología es "cuestión de opiniones". ¿De verdad cree Vd. que deberíamos escucharlas todas?Le saludan afectuosamente,

The Ecologist
[The Ecologist, Vol. 28, No 5, Septiembre/Octubre 1998, página 5 edición en castellano]

Enlace al pdf de esta página

Algo también curioso es la respuesta de todos los delegados africanos asistentes a una conferencia de la FAO (excepto los de Sudáfrica) a una propuesta de Monsanto para la promoción de sus semillas transgénicas como solución al hambre. Desde el año 2008 se está empezando a hablar de la "Revolución Verde en África", así, con un lavado verde en el nombre, es como venden la Fundación Rockefeller y la Fundación de Bill Gates, una revolución llena de semillas transgénicas con el obvio propósito de controlar el crecimiento de la población en África. Este nombre: "La Revolución Verde" no ha sido muy escuchado en los medios de comunicación masivos, se han cuidadado de ello, pero por si alguien oyera hablar de esto, le han puesto un nombre que parece que las asociaciones ecologistas están pacificando el mundo. Para toda la humanidad es más adecuado traducirlo y llamarlo como verdaderamente es: "La dictadura agroquímica y biotecnológica, destinada a controlar la producción de los alimentos, y controlar así el crecimiento de la población, a la misma vez que envenenamos a millones de personas con productos de los que tenemos constancia en diversos documentos que son altamente tóxicos y que cumplen a su vez el propósito de controlar nuevamente el exceso de población" Así queda más claro y más real.

Aqui el borrador que envió monsanto a líderes de paises africanos en pdf

A continuación unas breves reseñas sobre la respuesta de todos los representantes africanos dicendo que NO:
....Los abajo firmantes, delegados de países africanos que participan en la 5a sesión extraordinaria de la International Undertaking for Plant Genetic Resources, 8-12 junio 1998, Roma, manifestamos nuestra energética objeción a que las grandes multinacionales estén utilizando la imagen de los pobres y hambrientos para promover una tecnología que no es segura, ni es positiva para el medio ambiente, ni económicamente beneficiosa para nosotros.

Ya es hora de que examinemos algunas de las realidades de la compañía que está promoviendo esta campaña.

- Monsanto es una de las mayores compañías dedicadas a la producción de productos químicos y plaguicidas. Durante los últimos 2 años, gastó más de 6.000 millones de dólares en comprar compañías de semillas y otras empresas de biotecnología. Ahora Monsanto controla la mayor parte de estos sectores. Su principal interés no es la protección del medio ambiente sino el desarrollo de cultivos que puedan resistir mayores aplicaciones de su herbicida "Roundup".

- En vez de ayudar a los agricultores, Monsanto les amenaza con acciones legales y la cárcel. En EE.UU., la compañía contrata a detectives que buscan y llevan a los tribunales a los agricultores que guardan la semilla de soja de su cosecha, para sembrar el año
siguiente. Gracias a la ley de patentes, la compañía realiza inspecciones de los cultivos de los agricultores para averiguar si sus métodos se ajustan a las condiciones estipuladas por Monsanto.

- En vez de desarrollar tecnologías que puedan alimentar al mundo, Monsanto emplea la manipulación genética para impedir que los agricultores puedan sembrar de nuevo la semilla y también impide que desarrollen sus propios sistemas agrícolas. La compañía ha gastado 18.000 millones de dólares para comprar una patente conocida como Tecnología Terminator. La semilla es estéril y sólo sirve para una vez. El objetivo de esta tecnología es obligar a que los agricultores compren semilla cada año, negándoles así el derecho soberano de guardar su semilla año tras año, la única seguridad que tienen nuestros agricultores más pobres.

- En la campaña "Que Comience la Cosecha", se pide a los europeos que den luz verde incondicionalmente a la biotecnología, para que las compañías como Monsanto puedan empezar a cosechar sus ganancias. No creemos que estas compañías nos vayan a ayudar, ni que la tecnología genética resolverá el problema de hambre en el siglo XXI. Al contrario, consideramos que esta técnica
destruirá la diversidad, la sabiduría local y los sistemas de agricultura sostenible que nuestros agricultores han desarrollado durante milenios. Nuestra capacidad para producir nuestros alimentosse debilitará completamente.
Vea al pdf completo aquí. El documento viene firmado por los representantes de diversos paises africanos.

Otra información interesante es la de "las puertas giratorias" donde se expone como hay infiltración de cargos de Monsanto dentro de la administración pública norteamericana y como esto condiciona la aprobación de todo lo que la corporación sugiere a pesar de las pocas garantias y nulo interés que puedan tener estas iniciativas para el conjunto de la sociedad estadounidense y beneficiando únicamente a la corporación, para saber más sobre este asunto estén atentos a nuestro próximo artículo al respecto que será enlazado al final de esta noticia cuando esté disponible.

Para recordar como la presión sobre los medios para no publicar ha sucedido realmente en otras ocasiones; enlazo un corto video aquí, sobre la manipulación mediática de esta empresa: (Afortunadamente la hormona de crecimiento bovino transgénica está prohibida en toda la UE, lo que no quiere decir que esto asegure que no se use, además de momento y mientras no cambiemos la situación, los piensos para ganadería en España contienen la mayoría transgénicos importados de Estados Unidos y otros países productores. Habrá que preguntarse qué estás comiendo tú y que les estás dando a tus hijos, ¿no? Porque en Europa esta conciencia está mucho más extendida y hay cadenas de supermercados que garantizan y etiquetan estos productos de origen animal, "alimentados sin transgénicos").


Recordamos lo que dice Marie Monique Robin, autora del documental y libro: "El Mundo según Monsanto": «Todos los ciudadanos del mundo deben tomar conciencia de lo que está ocurriendo con la alimentación» Este documental, y un artículo relacionado con este tema lo puedes ver aquí: http://semillasysalud.wordpress.com/2011/01/11/documental-el-mundo-segun-monsanto/

Diez países de la UE, prohiben el cultivo de alimentos transgénicos, en realidad casi todos excepto España.

Bueno un saludo. Que os vaya muy bien. Ah, movamos información y prevengamos y suavicemos la crisis alimentaria, que suficiente tenemos con la inmobiliaria, suavicemos este proceso hasta que en este mundo reine de nuevo la justicia, lo que no puede ser es que la oscuridad y la ocultación de información se eternice. Ya me entiendes... Sé feliz.