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El derrumbe de un pozo y una gallina enfurecieron al enjambre, y las abejas atacaron.
(Argentina) - Las abejas africanas o "asesinas" sorprendieron a la gente. Algunos no pudieron salvarse.

Era el mediodía. La mayoría de la gente estaba en su casa disfrutando del feriado del lunes. Los chicos jugaban en los patios, las mujeres preparaban el almuerzo y otros estaban sentados bajo la sombra de árboles del barrio La Vida de Pozo Hondo (Jiménez).

Sin embargo, la tranquilidad no duró demasiado. Las escenas que se sucedieron parecían sacadas de una película de terror. La gente corría de un lado hacia el otro con sus brazos agitados, tratando de espantar algo. Los gritos desesperados de niños y adultos se escuchaban en distintas viviendas y en las calles. Una actitud similar vivían los animales domésticos y las aves de corral.

La causa fue un sorpresivo ataque de miles de enfurecidas abejas africanas que apuntaron sus aguijones contra todo lo que se movía, revelaron fuentes policiales.

Algunos lograron correr hacia el interior de las viviendas para ponerse a salvo, pero otros se desesperaron ante las picaduras y el zumbido de las alas de los insectos y no pudieron buscar un refugio y corrieron sin destino seguro. Sólo querían alejarse de la zona a la carrera. Otros, especialmente niños pequeños y ancianos, aunque querían, no pudieron llegar sanos y salvos al interior de sus casas y sufrieron dolorosos aguijonazos.

Los que no pudieron encontrar un lugar para ocultarse fueron los animales domésticos y las aves de corral. Varios perros y decenas de gallinas murieron por el ataque masivo de las abejas asesinas.

Tras varios minutos de terror, los insectos se alejaron tan sorpresivamente como llegaron y los vecinos se comunicaron con la Comisaría 26ª para solicitar ayuda.

Como consecuencia del ataque del enjambre de abejas, varias personas sufrieron picaduras, unas más que otras, y recibieron asistencia médica. Sin embargo, un solo paciente tuvo que quedar internado en el hospital de Pozo Hondo. Se trata de Raúl Brandán, de 79 años, quien sufrió decenas de aguijonazos.

La Policía estableció que el enjambre está en un pozo ciego de una casa abandonada del citado complejo habitacional. Al parecer, las paredes del pozo se derrumbaron, ocasión en la que una gallina cayó y provocó que las abejas enfurecidas abandonaran momentáneamente la colmena y atacaran a cuanto ser vivo vieran en su camino.