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© DesconocidoImagen aérea del atolón de Mururoa
Un tsunami, con una ola de 20 metros de altura y un radio de medio kilómetro, podría golpear el atolón de Mururoa, en la Polinesia, si la barrera coralina cediera a causa de las numerosas explosiones subterráneas que debilitan el terreno.

La alarma fue lanzada en un informe de Marcel Jurien de laGraviere, responsable de Seguridad Nuclear y de la protección contra las radiaciones para las actividades y las instalaciones que involucran a la Defensa francesa (DSND). Alarmada, la población de la pequeña isla polinesia, con poco más de 200 habitantes, lanzó una petición "para pedir explicaciones y la realización de medidas de protección de su escollera coralina".

El documento de Graviere presenta una simulación de los "efectos hidráulicos" sobre el cercano islote de Tureia, que podría verificarse en caso de derrumbe de los 670 millones de metros cúbicos del acantilado coralino al noreste de Mururoa, debilitado luego de las pruebas nucleares efectuadas sobre el área por el gobierno francés entre 1966 y 1995.

En esta circunstancia, explicó el estudio, una serie de enormes olas podría recorrer los 105 kilómetros que separan los dos atolones en 10 minutos, generando marejadas de 2 a 3 metros en el sur de Tureia.

"No podemos ignorar el hecho de que este fenómeno pueda suceder. Somos incapaces de determinar cuándo sucederá con exactitud, pero estamos en condiciones de medir las señales premonitorias con varias semanas de anticipación", dijo Graviere a la prensa francesa. Desde comienzos de los años 80, la Defensa francesa dotó el subsuelo de Mururoa con un sistema de sobrevigilancia geomecánica (Telsite) que alerta ante cada eventual movimiento del terreno.

La decisión fue tomada después del episodio Tydé, nombre en código del test nuclear número 97 efectuado por Francia el 25 de julio de 1979, que causó el derrumbe en el océano de un bloque coralino de varias decenas de millones de metros cúbicos, lo que generó una ola de dos metros que golpeó a las zonas habitadas. Desde entonces, las 105 pruebas nucleares posteriores realizadas sobre el atolón hasta 1995 contribuyeron a debilitar aún más la barrera coralina.

El riesgo geomecánico, siempre negado por el ministerio de Defensa, era ya diagnosticado por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Según el reciente reporte de Graviere, un derrumbe provocaría hoy una ola de 20 metros de altura, sobre un radio de medio kilómetro al este del derrumbe. La altura de la marea alcanzaría los 5 metros en la zona habitada, donde se encuentran los 23 militares que están desplegados en el lugar de manera permanente.

Entre los riesgos de maremoto y el de contaminación radioactiva, ligado a posibles deslizamientos del suelo, la población de Tureia "tiene miedo", dijo el alcalde del lugar, Taitua Maro, que se pregunta "qué pasará con la isla". Lo que lo preocupa es sobre todo el destino de los habitantes, principalmente si tendrán tiempo de "ser evacuados" en caso de un maremoto.

"Todo lo que nos han enviados son las sirenas, para avisarnos de las olas que están llegando y que moriremos", comentó escéptico uno de los habitantes.