Los científicos están estudiando la razón por la cual en algunos lugares ha desaparecido al menos un 95% de la población de este importante predador.
Cuando la marea baja en el Parque Nacional Olímpico del estado de Washington, en el extremo oeste de Estados Unidos, el pasatiempo favorito es saltar de piedra en piedra observando la vida marina en los charcos. Pero, desde hace un tiempo, ya casi no hay estrellas de mar.
"No se le puede llamar de otra manera que catástrofe", dice Drew Harvell, bióloga de la Universidad Cornell estadounidense, refiriéndose a uno de los peores episodios de enfermedad de especies marinas que se haya visto.
"Es impresionante. Millones de estrellas de mar han muerto", lamenta.
En los últimos años, a millones de estos animales perdieron los brazos en un proceso de deterioro que ocurre en apenas unos días.
Los científicos están estudiando la razón por la cual en algunos lugares ha desaparecido al menos un 95% de la población de este importante predador.
Y el año pasado, un equipo de investigadores dijo que halló pruebas convincentes que apuntan a una infección por un densovirus. Este virus, presente en la costa del Pacífico desde California hasta Alaska, no es nuevo, pero los investigadores creen que el calentamiento de las aguas de los océanos puede haber facilitado su virulencia.
"Creemos que la amplitud (del fenómeno) en nuestras aguas se debe a la temperatura: sabemos que cuando las temperaturas son más altas, las estrellas de mar mueren más rápidamente", dice Harvell.
"Los océanos han estado inusualmente calientes estos últimos dos años (...) Ese es el factor que hay que tomar en cuenta", según ella. Los científicos intentan comprender si el aumento de la temperatura afecta a la estrella de mar porque la debilita, porque vuelve más virulento el virus, porque modifica el ecosistema o todo ello al mismo tiempo. Falta de fondosEl desafío de los investigadores consiste en recabar la enorme cantidad de datos necesarios para entender este fenómeno.
Las estrellas de mar habitan a lo largo de miles de kilómetros de costas y no hay dinero suficiente para hacer un recuento exacto y tomar en cuenta todos los parámetros.
Pero se las ingenian con lo que tienen. Han vigilado la evolución de muchas estrellas de mar en algunas zonas, anotando la temperatura y la composición química del agua y reclutan "científicos ciudadanos" para rastrear las estrellas e informar sobre su estado de salud.
"Es muy difícil recoger los datos que necesitamos a gran escala", explica Melissa Miner de la universidad de California en Santa Cruz y una de las responsables de la recolección.
"Debo señalar que no entendemos en absoluto cuál es la causa de esta enfermedad", reconoce.
Harvell destaca que ninguna industria ha lanzado la alarma por esta enfermedad, porque no afecta a ningún animal comestible. "Ojos que no ven, corazón que no siente", dice.
Para Denny Heck, miembro de la Cámara de Representantes del estado de Washington, el combate debe ser legislativo.
Heck intenta elaborar un texto que permita establecer la urgencia de la situación y abra la vía al financiamiento para investigación.
Por ahora, "cuando una enfermedad como ésta causa estragos bajo el agua, no tenemos ningún procedimiento para detenerla", revela.
En su lucha, este parlamentario estadounidense, que asegura que la epidemia podría afectar la industria pesquera y destruir las economías locales, halló aliados en todas las costas de Estados Unidos y en todos los partidos políticos.
"Es alentadora la respuesta que nos han dado quienes en este país se preocupan por un medio ambiente marino limpio y sostenible", comenta.
Comentario: Vaya, el calentamiento de los océanos es la causa de estas muertes masivas, ¿a alguno de nuestros lectores les sorprende? Llevamos años
hablando de esto. Curioso también que la infección viral sea otro factor a tener en cuenta en la extinción de las estrellas marinas. También hemos estado compartiendo en los últimos meses los resultados de
nuestras investigaciones sobre la influencia de los virus en el cuerpo humano. Parece que tal y como es arriba, es abajo. Al igual que las estrellas de mar, los seres humanos también estamos viviendo en
tiempos de peste.
Si nuestros científicos aceptaran de una vez que la ciencia oficial es toda una patraña de mentiras, podrían abrir sus mentes a nuevas formas de interpretar la realidad y avanzarían más rápido en la carrera por entender qué está pasando en el planeta.
Cada minuto que pasa se hace más necesario comprender qué está ocurriendo.
Como desde SOTT hemos expuesto repetidas veces, hay una alta probabilidad de que nuevos virus y patógenos sean periódicamente traídos al planeta desde el espacio exterior por escombros o rocas espaciales. Además, hay una fuerte evidencia que vincula el paso de cuerpos celestes por los cielos de nuestro planeta con el advenimiento de pestes y enfermedades. Hoy ya no hay dudas de que las rocas espaciales transportan microorganismos y material orgánico.
Parte de este material son
agentes patógenos para los que nuestro sistema inmune no está preparado y puede que el de las estrellas de mar tampoco.
Debido al incremento exponencial de
bolas de fuego e incluso impactos registrados en los últimos años, el riesgo de contagio con patógenos contenidos en estos cuerpos celestes también se incrementa.
Un buen punto de partida para conocer más acerca de esta inquietante hipótesis es la lectura de:
- Cosmos, virus y el regreso de la Peste Negra
- Nueva luz sobre la Peste Negra: La conexión cósmica
- El Peligro de las Bolas de Fuego y los Cometas para la Civilización
- Guerras, Pestes y BrujasSugerimos al lector estar atento a la aparición de epidemias y enfermedades nuevas.
Comentario: Vaya, el calentamiento de los océanos es la causa de estas muertes masivas, ¿a alguno de nuestros lectores les sorprende? Llevamos años hablando de esto. Curioso también que la infección viral sea otro factor a tener en cuenta en la extinción de las estrellas marinas. También hemos estado compartiendo en los últimos meses los resultados de nuestras investigaciones sobre la influencia de los virus en el cuerpo humano. Parece que tal y como es arriba, es abajo. Al igual que las estrellas de mar, los seres humanos también estamos viviendo en tiempos de peste.
Si nuestros científicos aceptaran de una vez que la ciencia oficial es toda una patraña de mentiras, podrían abrir sus mentes a nuevas formas de interpretar la realidad y avanzarían más rápido en la carrera por entender qué está pasando en el planeta.
Cada minuto que pasa se hace más necesario comprender qué está ocurriendo.
Como desde SOTT hemos expuesto repetidas veces, hay una alta probabilidad de que nuevos virus y patógenos sean periódicamente traídos al planeta desde el espacio exterior por escombros o rocas espaciales. Además, hay una fuerte evidencia que vincula el paso de cuerpos celestes por los cielos de nuestro planeta con el advenimiento de pestes y enfermedades.
Hoy ya no hay dudas de que las rocas espaciales transportan microorganismos y material orgánico.
Parte de este material son agentes patógenos para los que nuestro sistema inmune no está preparado y puede que el de las estrellas de mar tampoco.
Debido al incremento exponencial de bolas de fuego e incluso impactos registrados en los últimos años, el riesgo de contagio con patógenos contenidos en estos cuerpos celestes también se incrementa.
Un buen punto de partida para conocer más acerca de esta inquietante hipótesis es la lectura de:
- Cosmos, virus y el regreso de la Peste Negra
- Nueva luz sobre la Peste Negra: La conexión cósmica
- El Peligro de las Bolas de Fuego y los Cometas para la Civilización
- Guerras, Pestes y Brujas
Sugerimos al lector estar atento a la aparición de epidemias y enfermedades nuevas.