Los investigadores han descubierto que las personas que construyeron Stonehenge no eran esclavos. Llegaron a esta conclusión mediante el estudio de los restos de alimentos detectados en recipientes que se encontraron a pocos kilómetros del monumento.

Según reporta el periódico 'The Daily Mail' citando los informes arqueológicos, los constructores de Stonehenge se alimentaban de leche, queso, yogur y carne asada. Restos de estos alimentos han sido encontrados a 2,5 kilómetros de Stonehenge en fragmentos de cerámica de unos 5.000 años de antigüedad.
Stonehenge
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Los arqueólogos sugieren que los cuencos fueron dejados en el lugar por las personas que erigieron el famoso círculo de piedra, cuyo propósito sigue siendo un misterio. El estudio de los restos ha permitido a los científicos averiguar que una parte importante de la dieta de los constructores consistía en productos lácteos como el queso, el yogur y la propia leche.

Los restos de carne (huesos de cerdo y vaca), por su parte, han sido encontrados en un lugar un poco diferente, ya que la carne se cocinaba a la brasa o sobre una hoguera. El estudio del menú también ha demostrado que los constructores de Stonehenge no eran esclavos, sino trabajadores contratados cuyas condiciones de vida eran muy buenas.