El "premier" italiano asistió ayer a la celebración de un nuevo aniversario de los Pactos de Letrán. Sostuvo que el encuentro fue "fenomenal, como siempre".

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, involucrado en un escándalo de prostitución, asistió ayer a la celebración anual del tratado de 1929 sobre las relaciones entre Italia y el Vaticano junto a un alto cargo de la Iglesia.
Imagen
© APRodeado. Los cardenales Bagnasco y Bertone, junto a Berlusconi, en la Embajada italiana en el Vaticano.
Berlusconi es criticado por el clero debido al escándalo relacionado con sus supuestos encuentros con una chica marroquí cuando ella tenía 17 años. El líder, de 74 años, fue acusado por la Fiscalía de Milan de pagar a cambio de mantener relaciones sexuales con la adolescente y después usar su influencia para encubrirlo. Berlusconi niega las acusaciones.

El primer ministro y el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, presidieron sus respectivas delegaciones en una ceremonia que marcó el aniversario de los Pactos de Letrán.

El encuentro se produjo en la embajada de Italia ante el Vaticano con motivo de la celebración del 82º aniversario de los Pactos de Letrán, que supusieron el nacimiento del Estado de la Ciudad del Vaticano, acto al que también asistió el presidente italiano, Giorgio Napolitano, y el jefe de los obispos italianos, cardenal Angelo Bagnasco.

Más tarde, cuando le preguntaron sobre el encuentro, Berlusconi sonrió y respondió: "Fenomenal, como siempre". Pero se negó a formular más comentarios.

Juntos, pero críticos. Durante el encuentro, Berlusconi estuvo flanqueado por Bertone y el cardenal Bagnasco, quien había emitido duras críticas por el escándalo.

Bertone dijo el mes pasado que el Vaticano está preocupado por el escándalo y que sigue de cerca su desarrollo. Pidió una "moral más robusta, un sentido de la justicia y una legalidad" entre todo el mundo, particularmente funcionarios.

El papa Benedicto XVI no mencionó el escándalo de forma directa, pero dijo el mes pasado que los funcionarios deben "redescubrir sus raíces espirituales y morales".

Las críticas del Vaticano implican un duro golpe para Berlusconi, cuya coalición conservadora se ganó el favor de la Iglesia debido a sus posiciones tradicionales en cuestiones como la familia y temas sociales.

Sin embargo, Berlusconi sobrevive a escándalos que habrían forzado a dimitir a muchos líderes. Los diarios italianos llevan semanas reportando noticias sobre fiestas en las mansiones de Berlusconi donde hubo sexo y prostitutas.

Tanto Berlusconi como la adolescente marroquí, llamada Karima el Mahroug y conocida como Ruby, negaron haber mantenido relaciones sexuales. El mandatario también aseguró que no ejerció presión cuando llamó a la policía de Milán en mayo para pedir la liberación de la joven, que fue detenida por un robo.

Pese a todo, Berlusconi insiste en que cumplirá con el plazo de su término en el poder, que finaliza en 2013.

La reforma de la Justicia. Mientras tanto, el Ejecutivo dio ayer el primer paso para la aprobación de la tantas veces anunciada reforma de la Justicia, uno de los caballos de batalla del tambaleante gobierno de Berlusconi.

La reforma judicial, que llegaría al Parlamento como proyecto de ley constitucional, prevé la separación de las carreras de los jueces y fiscales, la división en dos del Consejo Superior de la Magistratura y la concesión de más poderes al ministro de Justicia.