Los volcanes guatemaltecos Fuego y Santiaguito, el último en constante actividad desde hace 89 años, permanecerán expulsando gran cantidad de lava y ceniza durante varias semanas, advirtió este viernes el director del instituto de Vulcanología, Eddy Sánchez.

"Tememos que la actividad en ambos volcanes pueda permanecer en este estado por algunas semanas y después permanecer en estado normal de actividad más baja con esporádicas explosiones que mantienen por varios meses", afirmó el experto a una radio local.

Debido al incremento de actividad de ambos colosos, ubicados en el sur y oeste de la capital guatemalteca, "hemos recomendado (a las autoridades de emergencia) mantener el estado de alerta (amarilla) y también a aeronáutica civil a tomar precauciones" en sus alrededores, afirmó.

La mayor actividad se registra en el Santiaguito, cuyos lanzamientos de ceniza llegan a 3.700 metros de altura, unos 1.200 por encima del cráter. En el volcán de Fuego, cuyo cráter se ubica a casi 3.800 metros, los lanzamientos superan la boca en medio kilómetro de altura.

Los dos conos "han tenidos explosiones que van acompañadas de avalanchas fuertes y flujos fuertes piroplásticos", afectando a unas cinco comunidades que viven en las laderas.

"El volcán de Santiaguito está en formación y esa actividad es muy constante. Comenzó en 1902 con una explosión lateral del volcán de Santa María y del fondo de ese volcán surgió el Santiaguito, el cual desde 1922 a la fecha se mantiene con actividad constante", aseguró.

En tanto, la estatal Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred) habilitó el jueves cinco albergues para atender cualquier emergencia del volcán Santiaguito, unos 200 km al oeste de la ciudad de Guatemala y que en abril había registrado una potente erupción.

La erupción más grande del Santiaguito ocurrió en 1929 cuando mató a unas 2.500 personas.

En Guatemala existen unos 288 volcanes, de los cuales ocho han reportado actividad en la historia. En mayo de 2010 el volcán Pacaya llenó de ceniza tres departamentos, incluida la capital, donde fue cerrado el aeropuerto por cinco días. Además dejó un muerto, miles de damnificados y pérdidas por 500 millones de dólares.