Aunque el evento no fue tan intenso como se pensó al principio, es lo suficientemente grande para que la aurora boreal se aprecie en GB.

Expertos de todo el mundo se mantienen hoy atentos a los posibles efectos que sobre el planeta puede tener una potente llamarada lanzada por el Sol el pasado domingo.

Ondas de radiación y viento solar golpearían el escudo magnético de la Tierra, sin que al parecer traiga consecuencias importantes, indicaron especialistas, aunque existe la posibilidad de afectaciones a sistemas de telecomunicaciones y redes eléctricas.

En la comunidad científica existe una corriente de opinión que asegura que el evento no es tan intenso como al principio pensamos, pero puede ser bastante grande para permitir que la aurora boreal sea vista en el Reino Unido, destacó Alan Thomson, director de geomagnetismo del British Geological Survey (BGS).



Por su parte, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) informó de tres eyecciones de masa coronal que avanzaban hacia la Tierra como resultado de la tormenta solar ocurrida a unos 150 millones de kilómetros de distancia.

Sin embargo, los especialistas sólo sabrán con media hora de antelación cuando las partículas cargadas estén a punto de golpear el escudo magnético terrestre.

"Estamos sentados esperando que el evento suceda," aseguró Thompson.

De acuerdo con un informe divulgado en el sitio Spaceweather.com, mediante el observatorio solar de la NASA SDO, los investigadores detectaron el domingo último un intenso flash de radiación ultravioleta en mitad de la superficie del astro rey.

Por su parte, los instrumentos del satélite SOHO, dedicado también al estudio de esa estrella, confirmaron que la explosión había producido una eyección de masa coronal muy rápida, aunque no brillante en exceso.

La tormenta solar más severa que se haya registrado en la historia ocurrió en 1859 y se conoce como la fulguración de Carrington, o el evento Carrington. La misma causó fallas electromagnéticas en todo el mundo y aparecieron auroras en latitudes tan extrañas como el ecuador.