Un artículo editorial en el New York Times del 19 de mayo ilustra claramente que este periódico que se ha erigido como megáfono de la propaganda estadounidense ha perdido totalmente la trama con su histeria antirrusa.
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El artículo en cuestión es una letanía de desinformación, distorsión y, me atrevo a decir, mentiras. Prácticamente cada frase está más allá de los límites de la tergiversación de las acciones de Rusia bajo la presidencia de Vladimir Putin, el sesgo absoluto que sirve para presentar a los EE.UU. como un bastión de la bondad y la intención benigna.

Es difícil saber por dónde empezar y terminar con este pedazo de orwellianismo de espectro completo, pero hay cuatro párrafos que merecen una mención especial y que presentaré a continuación:
Un año después de la invasión de Ucrania y la anexión de Crimea en 2014, Rusia firmó un acuerdo en Minsk, que se suponía iba a poner fin a los combates. Ahora está violando ese acuerdo; la violencia entre las fuerzas separatistas ucranianas y las respaldadas por los rusos han alcanzado su nivel más alto desde el alto al fuego del 2015.

Rusia también está participando en un comportamiento agresivo y peligroso en el aire y en alta mar. La semana pasada, aviones de combate británicos interceptaron tres aviones de transporte militar rusos que se acercaban a los Estados del Báltico. El 29 de abril, un avión de combate ruso llegó a menos de 100 pies de un avión de combate estadounidense sobre el Mar Báltico e hizo un tonel por encima del mismo, lo que podría haber sido catastrófico. Dos semanas antes, dos aviones de combate rusos hicieron 11 pases de ataque simulado cerca de un destructor estadounidense en el Mar Báltico.

Todo esto corre el riesgo de una confrontación con Estados Unidos. Las fuerzas militares estadounidenses han salido a actuar, como es habitual, con moderación, pero las decisiones sobre si los aviones que se aproximan son una amenaza son hechas en un instante, y la restricción no puede ser asumida.

La ansiedad con respecto a Rusia entre los miembros de la OTAN en Europa del Este obligó a la alianza a hacer planes para desplegar cuatro batallones de combate de unos 1.000 soldados cada uno en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia. Dos batallones serán estadounidenses, uno alemán y uno británico. Éstos no son suficientes para repeler una invasión rusa, pero la OTAN espera que puedan disuadir a Moscú de cruzar las fronteras de la alianza. La OTAN también está procediendo con un sistema de defensa antimisiles europeo destinado a proteger a Europa de los misiles iraníes. La semana pasada, una base en Rumania entró en funcionamiento y se han abierto terreno para instalar una base en Polonia. También están en la orden del día más y mayores ejercicios militares.
Es despreciable atreverse a decir que Rusia invadió Ucrania, cuando en realidad fue EE.UU. quien diseñó un golpe ilegal contra el presidente elegido democráticamente, Viktor Yanukovich; luego se levantó y aplaudió cuando los neonazis del Maidán fueron a la carga contra el sureste. En verdad, la gente en Donbass clamaba por la intervención rusa directa mientras se escondían de las bombas de Petro Poroshenko, un hombre que, haciéndose eco de la retórica genocida de Benjamín Netanyahu, llamó terroristas a los compatriotas ucranianos y se comprometió a "deshacerse de los parásitos".

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© AFP Photo/Anatolii StepanovUna escuela en Pesky, Donetsk, cubierta por fuerzas ucranianas, en el primer día de clases de octubre de 2015.
EE.UU., a través de su pieza central de información errónea: el Departamento de Estado, ha alegado en varias ocasiones que el régimen de Kiev estaba actuando para restablecer la ley y el orden y proteger a los ciudadanos contra los "separatistas prorrusos". Ninguna cantidad de pruebas de bombardeos a zonas civiles, que mataron a miles; golpearon escuelas; hospitales y lugares de trabajo, podría influir a EE.UU. a salirse de su línea dogmática, la cual fue adoptada como un intento de usar a Ucrania como un peón para debilitar a Rusia y llevar a la OTAN a sus mismísimas fronteras.

El hecho es que hubo cruces fronterizos en masa, pero eran ucranianos que huían a Rusia después de pasar por una limpieza étnica que los quitó de sus hogares. Rusia, por su parte, sí hizo una incursión en Ucrania, llevando ayuda humanitaria destinada a salvar la vida a un pueblo desesperado y en sufrimiento, que fue bloqueado por Kiev. El régimen de Kiev detuvo las pensiones, los alimentos y los medicamentos para Donbass, lo que hizo que la ayuda humanitaria rusa fuera imprescindible.

En cuanto a la "anexión de Crimea", dejemos que los hechos hablen por sí mismos. Crimea fue entregada a la República Socialista Soviética de Ucrania en 1954 por Nikita Jruschov, un error histórico, destinado a ser revertido en el futuro de acuerdo a la voluntad de los crimeos.

En 1991, cuando la Unión Soviética se estaba desintegrando, el 93,2% de Crimea votó a favor de la reunificación con Rusia. Después de la agitación tras la desintegración soviética, Rusia estaba apenas en condiciones suficientes para acoger a Crimea de nuevo a la patria.

Los crimeos observaron en estado de shock y horror los acontecimientos en la plaza Maidán. Su miedo se intensificó aún más con la matanza de Corsún, cuando los neonazis del Sector Derecho asesinaron a manifestantes pacíficos anti-Maidán que regresaban a sus hogares.

Los crimeos tuvieron que afirmar su posición en el Parlamento mientras que los banderistas [seguidores de Stepan Bandera - NdT] literalmente trataban de invadirlo y ocuparlo. Las fuerzas rusas estacionadas en la base naval de Sebastopol, junto con las fuerzas locales de autodefensa, protegieron a la población y negociaron hábilmente unas vacaciones sin sangre de las bases militares de las fuerzas de Ucrania. Esto tuvo un marcado contraste con los neonazis francotiradores que disparaban deliberadamente a la policía y a los manifestantes en el Maidán. Políticos de Estados Unidos y la UE trataron de echarle la culpa a Yanukovich, pero cuando la evidencia apuntaba a los neonazis, ellos estaban extrañamente tranquilos.

Rusia nunca permitirá que la base naval de vital importancia en Sebastopol se pierda. Las tropas estaban estacionadas allí como parte del acuerdo de 1997 entre Ucrania y Rusia sobre la Flota del Mar Negro, el que permitía hasta 25.000 tropas allí. Así que la idea de que estas fuerzas invadieron es una falacia; no invadieron nada.

Cuando se estaba planeando el golpe, Crimea fue vista como la guinda del pastel, un gran logro geoestratégico para cercar a Rusia, completado al desviarla de su base naval estratégica. Rusia no podía permitir que Ucrania fuera absorbida por la OTAN. Incapaz de detener la toma del poder por parte de la Junta de Kiev, tenía que implicarse para proteger al agradecido pueblo de Crimea, ferviente en su deseo de unirse a Rusia.

La actitud de Crimea pronto fue expresada en un referéndum justo y democrático, ejerciendo su derecho a la autodeterminación en conformidad con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. El 96,7% votó por separarse de Ucrania y reunirse con Rusia. La embajadora estadounidense en las Naciones Unidas, Samantha Power, dijo que las sanciones impuestas a Rusia no se cancelarían hasta que Crimea volviera a ser de Ucrania. En otras palabras, la democracia no significa nada para los EE.UU., y las sanciones se mantendrán indefinidamente.

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En febrero de 2014, el Sector Derecho emboscó autobuses llenos de civiles que regresaban a Crimea, torturando, golpeando y matando a muchos de los pasajeros.
En lo que respecta a la violación de los acuerdos de Minsk 2, el New York Times se mete aún más en el fango de sus propias patrañas. Bajo el Minsk 2, el gobierno de Ucrania debe adoptar reformas constitucionales que permitan un estatus especial para la región de Donbass, con elecciones a seguir. Esto no ha sucedido. Ucrania está tratando de ganar tiempo, claramente sin la intención de cumplir con un acuerdo que ya tiene 17 meses y sigue contando.

Los agentes violentos neonazis formados y desatados en el Maidán han llegado al punto de acosar al gobierno de Poroshenko. Andrey Biletsky, el fundador del batallón nacionalista de Azov, prometió que "en el caso de que hayan elecciones traidoras (en Donbass), vamos a expulsar al Parlamento y a la administración presidencial, y encontraremos nuevos diputados". Poroshenko, un presidente profundamente impopular, tiene un poderoso incentivo para alejarse de Minsk, o puede encontrarse a sí mismo caminando, corriendo o más bien, de la talla del Sector Derecho, Azov, et al.

Los países de la UE, en particular Alemania y Francia, están cada vez más frustrados. Ucrania sigue sumida en la corrupción, con promesas de reformas insatisfechas y con una economía que sangra debido a un enorme desempleo, un crecimiento en caída libre y una tasa de inflación asombrosa.

El New York Times tiene razón al decir que la violencia se ha intensificado a través de la línea de contacto y hay continuas violaciones del alto el fuego. En la última semana esta escalada ha tomado la forma de violaciones diarias del cese de hostilidades por parte de fuerzas ucranianas utilizando armamento pesado, según lo informado por Dontesk en sus informes diarios sobre la situación de defensa:
Durante la semana pasada, el ejército de Ucrania intensificó su bombardeo diario en la República Popular de Donetsk. En general, las fuerzas de Kiev bombardearon el territorio de la República dos mil ochenta y seis veces, incluyendo mil cuarenta veces con armas
Como una violación adicional de los acuerdos de Minsk, Ucrania ha concentrado armas prohibidas a lo largo de la línea de contacto, incluyendo proyectiles de mortero de 120 mm, 122 mm y 152 mm. Ha desplegado obuses de 152 mm, tanques, vehículos de combate de infantería y unidades lanzadoras de cohetes Grad. Aidar, Azov y el Sector Derecho, responsables de tanta violencia ultranacionalista, mantienen su presencia amenazante.

Las personas en Donbass están cansadas del bloqueo. Ellos viven con el temor constante de las fuerzas militares de Ucrania congregadas y las milicias neonazis genocidas que esperan la oportunidad de causar muertes masivas.

La Unión Europea y EE.UU. necesitan presionar a Kiev para cumplir con sus obligaciones y permitir que se celebren elecciones locales según se estipula en el acuerdo de Minsk 2. El jefe de la República Popular de Donetsk, Alexander Zakharchenko, dijo que si Ucrania no pone en práctica los Acuerdos de Minsk hasta este otoño, el país va a celebrar un plebiscito. Él dijo: "En cualquier caso, ya he dicho muchas veces que necesitamos las elecciones locales para nosotros mismos, para terminar la construcción del Estado. Esto significa que no vamos a tolerar esta situación para siempre. Si la Unión Europea y Estados Unidos no obligan a Kiev a cumplir con sus obligaciones en un plazo de tiempo aceptable y razonable, vamos a celebrar las elecciones nosotros mismos, según nuestras propias leyes".

Esto está en oposición a la perspectiva de Victoria Nuland, subsecretaria para Asuntos de Europa y Eurasia, quien dijo "no vamos a reconocer los resultados de las elecciones realizadas en Donbass fuera del marco de Minsk y tampoco lo hará nadie en la comunidad internacional."

Por "comunidad internacional", Nuland se refiere, por supuesto, a EE.UU. y cualquier otra persona al que puede intimidar, sobornar y engatusar a su campamento sin ley. Tenemos tiempos preocupantes por delante, pero estoy seguro de que podemos confiar en el reportaje "objetivo" del New York Times.

El "destructor estadounidense en el Báltico" era el USS Donald Cook, armado con el sistema de combate Aegis, un sistema de misiles capaces de atacar las baterías de misiles nucleares, así como la no nucleares, de Rusia, en tierra, mar y aire.

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© US Navy / Reuters Un jet Sukhoi Su-24 efectúa un vuelo a nivel bajo por el USS Donald Cook, abril 12 de 2016.
El destructor estaba a sólo 70 kilómetros de la base naval de Kaliningrado. ¿Qué nación sana interesada en su propia conservación no respondería a tal peligrosa provocación? Pero no, esto es "un comportamiento agresivo y peligroso" por parte de Rusia en el mundo desconcertante del NYT.

El sistema costero de misiles, Aegis, de Estados Unidos, recientemente abierto en Rumania y el de Polonia que se finalizará en 2018, están diseñados para hacer frente a la "amenaza iraní", según Washington y Bruselas. Sólo en el pensamiento grupal de Washington se pueden tratar a tales afirmaciones con algo diferente al desprecio.

¿A quién atacará Irán exactamente? ¿a Polonia? ¿a Francia? ¿a Estonia, tal vez? Irán no ha estado en guerra desde la guerra con Irak en la década de 1980. El Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) ha asegurado que no va a tener la capacidad de desarrollar armas nucleares durante muchos años a futuro. Irán siempre ha sostenido que no tiene la intención de producir armas nucleares y nunca ha habido evidencia de lo contrario.

El sistema Aegis es de naturaleza ofensiva, capaz de lanzar misiles de crucero hacia Rusia, el verdadero objetivo. Si EE.UU. es capaz de interceptar misiles balísticos rusos, puede adoptar la doctrina del primer golpe, con la confianza de saber que puede neutralizar la venganza de Rusia.

Mientras que el sistema de misiles antibalísticos de Estados Unidos actualmente es demasiado pequeño para contrarrestar el arsenal nuclear de Rusia, la expansión del sistema plantea una amenaza real. Cuando George W. Bush retiró a EE.UU. del Tratado ABM [Tratado sobre Misiles Antibalísticos - NdT] en 2002, dejó la puerta abierta para tal expansión.

Un sistema de misiles antibalísticos que potencialmente lleva misiles de crucero, instalado en las fronteras de Rusia con un tiempo de vuelo de una cuestión de minutos, amenaza la aniquilación del Estado ruso y ha inclinado la balanza del poder con una provocación extraordinariamente peligrosa.

Vladimir Putin, normalmente tranquilo y conciliador en su discurso, fue comprensiblemente franco en su reacción, diciendo: "Aquellas personas que toman este tipo de decisiones deben saber que hasta ahora han vivido en calma, bastante acomodadas y en condiciones de seguridad. Ahora, ya que estos elementos de defensa contra misiles balísticos están desplegados, nos vemos obligados a pensar en cómo neutralizar las amenazas emergentes a la Federación de Rusia".

La OTAN está rodeando constantemente Rusia, sin signos de desaceleración. Ha anunciado el despliegue de la mayor acumulación de tropas desde el fin de la guerra fría; constantemente lleva a cabo ejercicios militares en las fronteras de Rusia, y operaciones marítimas y aéreas en los mares Báltico y Negro, razón por la que la aviación rusa interceptó a destructores y aviones de combate estadounidenses; porque los mismos son provocadores y agresivos para Rusia.

Rusia no es una amenaza para EE.UU.. Las motivaciones reales detrás del sistema Aegis son los beneficios del complejo militar/industrial. El complejo militar/industrial necesita guerras y amenazas "existenciales" para justificar miles de millones de dólares en gastos de defensa. Controla la política militar y continuará haciéndolo. Barack Obama y Ash Carter sirven como cabilderos para el complejo. Carter, por ejemplo, exagera la "amenaza" de Rusia de manera conveniente cuando anuncia un aumento de cuatro veces en los gastos de defensa en Europa del Este.

Robert Parry dijo en un artículo reciente:
¿Acaso hay alguna persona inteligente que mire un artículo del New York Times sobre Rusia y Vladimir Putin en estos días y espere leer un reportaje objetivo y equilibrado?
Cuánta verdad, Mr. Parry, cuánta verdad.