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Los datos del satélite japonés Alos han servido para elaborar mapas de la región de Christchurch en Nueva Zelanda.
Los trastornos causados por el terremoto del 22 de febrero en Christchurch, Nueva Zelanda, se reflejan en nuevas imágenes de radar.

El temblor de magnitud 6,3 mató a más de 160 personas y destrozó a una ciudad que ya se tambaleaba a causa de un evento sísmico anterior, ocurrido en septiembre de 2010.

Datos del satélite japonés Alos se han utilizado para trazar cómo se deformó el terreno durante el temblor más reciente.

Las imágenes muestran claramente que el foco del temblor se localizó debajo de los suburbios del sudeste de la ciudad.

El tipo de imagen que aparece en esta página se conoce como interferograma de radar de abertura sintética.

Se hace combinando una secuencia de imágenes de radar obtenidas por un satélite en órbita "antes" y "después" de un temblor.

"Debajo de Christchurch"

La técnica permite hacer mediciones muy exactas de cualquier movimiento de tierra que ocurra entre las tomas de las imágenes.

Las franjas coloreadas representan el movimiento en relación con la posición de la nave espacial.

En este interferograma, el movimiento de tierra máximo es de casi 50 centímetros en dirección al satélite.

"Es como un mapa de contorno, pero muestra al sureste de Christchurch que el movimiento de tierra es en dirección de Alos. Es una elevación", explicó John Elliott, del Centro para la Observación y el Modelado de Terremotos y Tectónica (COMET, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Oxford, Reino Unido.

"Entonces, exactamente debajo de Christchurch, vemos un hundimiento. En parte se debe a la licuefacción pero sobre todo a la manera en que la Tierra se deforma cuando se rompe bruscamente, como una banda elástica", añadió.

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"Falla ciega"

La licuefacción es un fenómeno que afecta a los sedimentos sueltos en un terremoto y es equivalente a un derrumbe lateral de tierra.

Es una cuestión importante para Christchurch porque la ciudad se levanta sobre un llano aluvial y este tipo de terreno incrementa cualquier sacudida durante un temblor.

Los científicos están utilizando la información de Alos para entender mejor los futuros peligros sísmicos en esta parte de Nueva Zelanda.

Acontecimientos recientes muestran que Christchurch está situada cerca de una "falla ciega", es decir una falla que corre riesgo de ruptura, pero que ofrece pocos indicios de su existencia en la superficie, por lo que no se reconoce debidamente el peligro potencial que representa.

"Esto significa que se debe investigar mucho más sobre Christchurch", dijo Elliot.

"La gente sabía que podían ocurrir terremotos en las montañas pero que éste haya tenido lugar debajo de la ciudad ha sorprendido a prácticamente todo el mundo", señaló.

Omisiones

El interferograma está perceptiblemente incompleto: hay varias áreas donde faltan las franjas. Esto se debe a varias razones.

Al este está el mar y esta técnica no funciona sobre el agua. Al oeste, el problema está vinculado a la ruta del satélite y al hecho de que éste ve la Tierra en franjas. Por lo tanto, sólo se obtienen bandas de datos.

Pero las omisiones más interesantes y más relevantes están en la propia Christchurch. "Aquí, las diferencias resultan de la de-correlación entre las imágenes adquiridas, cuando apenas podemos combinarlas porque son demasiado diferentes", comentó Elliot.

"Eso puede tener varios motivos. Generalmente se debe al crecimiento de la vegetación, pero en este caso la causa podría ser una sacudida o a una licuefacción más extrema", agregó.

Los científicos están investigando la relación entre el temblor de magnitud 7,1 de septiembre de 2010 y el de 6,3 del mes pasado. Muchos consideran que este último fue una réplica del primero, aunque ocurrieron con seis meses de diferencia.

El primero tuvo lugar a unos 40 kilómetros al oeste, con una longitud de ruptura similar. El temblor más reciente tuvo una longitud de ruptura de cerca de 15 kilómetros.

Lo que los científicos necesitan saber ahora es la naturaleza de cualquier "brecha sísmica" entre los dos terremotos, es decir, si hay algún segmento de la falla que no se haya roto durante ninguno de los dos temblores pero que haya sufrido una mayor tensión debido a ambos acontecimientos.