Si alguna mujer tuviera que caminar por una calle llena de gente llevando un sombrero negro de forma cónica, los transeúntes que la vieran no tendrían ninguna duda sobre su identidad. Obviamente, se trataría de una bruja. Aunque resulte tan obvio en la actualidad que el sombrero puntiagudo es un símbolo de brujería, sus orígenes como tal son asimismo y de forma evidente muy difíciles de rastrear.
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© Fotografía cortesía de Krym AltynbekovImagen de portada: Reconstrucción de vestiduras y tocado realizada por Krym Altynbekov.
Los sombreros cónicos cuentan con una larga historia en la forma de vestir de todo el mundo; sin embargo, no fue hasta la hegemonía del cristianismo en la época medieval, en la que el término "brujería" adquirió un significado nefasto, cuando un símbolo así se convirtió en algo necesario.

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© Flickr / CC BY 2.0Diferentes tocados medievales
Aunque el sombrero cónico como representativo de la brujería se nos antoja una idea bastante reciente, a lo largo de la historia y durante la antigüedad se utilizaron a menudo sombreros puntiagudos como símbolos de ceremonia y ritual. Los expertos han determinado, basándose en fuentes diversas (obras de arte, textos escritos, etc.) que el sombrero puntiagudo tuvo un significado ritual desde la Edad del Bronce hasta la época medieval, de la misma forma que un casco con cuernos o un cetro también se asociaban a actividades rituales. El uso de cascos con cuernos en rituales se remonta al siglo XII a. C., y continuaron siendo utilizados hasta el primer milenio d. C. por culturas como los celtas y los escitas. Es a causa de estas interpretaciones artísticas y por los frágiles materiales con los que se confeccionaban muchos de estos sombreros por lo que los especialistas han llegado a la conclusión de que su uso era ritual, y no por ejemplo militar.

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© livius.orgSkunkha, rey de los Sakā tigraxaudā (“los Saka de sombreros puntiagudos”, un grupo de tribus escitas).
Los sombreros puntiagudos servían también a algunas culturas para identificar a ciertos extranjeros que inspiraban poca confianza. Por ejemplo, en los antiguos textos y obras de arte griegos, cualquier figura descrita o representada llevando un sombrero de tela que acabara más o menos en punta (también conocido como gorro frigio) era considerado un bárbaro. Esta condición de bárbaro estaba también asociada con rituales que la cultura más "civilizada", en este caso los griegos, juzgaba impíos o despreciables. Aunque de hecho solo fue a principios de la época moderna cuando los sombreros puntiagudos han empezado a asociarse particularmente a las brujas, gracias a las imágenes de brujas utilizadas en panfletos contra la brujería, como el Wonders of the Invisible World (Maravillas del Mundo Invisible), escrito en 1689 por Mather, o en grabados sobre madera como los realizados por William Dodd en 1720.
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© Public DomainBusto de un Atis niño en el que el amante de Cibeles aparece retratado con el gorro frigio.
Algunos especialistas han apuntado que el uso del sombrero cónico para señalar a las brujas podría haber tenido su origen en una versión exagerada del hennin, un tipo de tocado medieval de forma cónica habitual entre las mujeres de la Edad Media. Aunque el hennin revelaba la pertenencia a la nobleza de la mujer que lo lucía, su popularidad durante la religiosamente convulsa época medieval, y la facilidad con la que las mujeres eran acusadas y condenadas por brujería por parte de hombres resentidos o mujeres celosas en aquellos tiempos, hacen que no resulte improbable que fuera entonces cuando el sombrero cónico empezara a asociarse a la brujería.
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© Public DomainMujer joven con un ‘hennin’ cónico con toca de terciopelo negro y velo transparente en la punta
La prueba más evidente del uso de sombreros puntiagudos como indicativos de brujería probablemente provenga de la opinión de la Iglesia. En la época medieval se creía que tanto el clero como los devotos practicantes de la fe aborrecían el sombrero puntiagudo porque les recordaba a los cuernos del Diablo. Esta teoría se apoya asimismo en el hecho de que las brujas fueran consideradas seguidoras del Diablo desde la Edad Media hasta la época victoriana, ya que el personaje de la "bruja buena" no cobró fuerza realmente hasta el siglo XX.
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© Public DomainChristine de Pisan presenta su libro a la reina Isabeau de Francia. Tanto ella como sus damas lucen “bourrelets” enjoyados con forma de corazón sobre un peinado que se asemeja a cuernos. Christine, por su parte, lleva puesto un hennin de dos puntas cubierto por una tela blanca.
Aunque la brujería ha sido una creencia común a lo largo de la historia de la humanidad (aunque bajo formas muy diversas), se ganó su reputación negativa en la Edad Media y a principios de la época moderna, cuando la Iglesia la condenó como adoración del Diablo. Se recurría entonces a la brujería para explicar la herejía y las epidemias o las malas cosechas. En el siglo XV llegó incluso a editarse un manual destinado a afrontar debidamente la caza de brujas y a saber distinguir los signos que había que tener en cuenta a la hora de reconocer a una bruja.

Este manual, unido al ya creciente miedo a los supuestos adoradores del Diablo entre los devotos religiosos, dio pie a una auténtica epidemia de condenas de mujeres por brujería (ya que según el manual era menos habitual que un hombre se dedicara a tales actividades). Es muy posible que, al ser publicado este libro cuando famoso 'hennin' estaba más de moda, fuera este el momento en el que empezó a asociarse a las brujas con los sombreros cónicos. Independientemente de ello, las antiquísimas tradiciones de numerosas culturas en las que el uso de un sombrero cónico tenía connotaciones mágicas o ceremoniales, probablemente no ayudó mucho a las mujeres que llevaban 'hennins' a combatir esta creencia, con lo que en el futuro muchas mujeres inocentes serían condenadas como brujas y el famoso sombrero cónico de entonces se convertiría en un inequívoco símbolo de la brujería hasta nuestros días.
Bibliografía:

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