"¿Estos giros de Felipe González han sido motivados sólo por las circunstancias del momento? ¿O la afirmación del embajador americano nos hace sospechar que estaban previstos hace mucho tiempo?"
Felipe González en un acto de partido. PSOE
Felipe González en un acto de partido. PSOE.
El número sobre Felipe González me ha recordado una historia que me contaron hace mucho tiempo. Corrían los años finales del franquismo, se veía que ese régimen no podría subsistir y que inevitablemente conseguiríamos una democratización del país. No sólo entre las clases populares había oposición al franquismo, también se movía una burguesía liberal que aspiraba a una democracia similar a las europeas.

En una reunión de algunas personalidades destacadas de ese grupo con el embajador estadounidense en España se especulaba con la probable evolución de la situación política, y todos llegaron a la conclusión de que era muy probable que, desaparecido el dictador y restablecida la democracia, en España se estableciera un gobierno socialista al modo europeo. Uno de los presentes apuntó a quien estaría el frente de ese gobierno: "Presidido por don Enrique Tierno Galván, naturalmente". Pero el embajador americano le corrigió: "No, presidido por Felipe González". Sorpresa mayúscula del grupo: "¿Y quién es ese?". Nadie le conocía. El embajador sí, y sabía a qué puesto estaba destinado. Muy poco después aparecía en público el nombre de Isidoro, un joven abogado sevillano que representaba un renovado PSOE y cuyo verdadero nombre era Felipe González.

Esto, así contado, levantaba muchas sospechas de un relato bastante imaginario, así que intenté comprobarlo. En el relato se daban los nombres de varias de las personas asistentes a la reunión, y yo era amigo de un hermano de uno de ellos. En la primera ocasión le abordé y le planteé la cuestión. Su respuesta fue terminante: "Efectivamente, esa reunión se celebró realmente, mi hermano estaba en ella y esa intervención del embajador es totalmente cierta".

Lo que vino después es sobradamente conocido por todos. Podemos resumirlo en continuos giros de Isidoro hacia la derecha. La incógnita es: ¿Estos giros han sido motivados sólo por las circunstancias del momento? ¿O la afirmación del embajador americano nos hace sospechar que estaban previstos hace mucho tiempo? ¿Estamos solamente ante un hábil político o ante el Gran Topo?