El feminismo actual es una de las patrañas de la hegemonía cultural socialdemócrata y también es un gran negocio que los contribuyentes son obligados a financiar.
feminismo radical
La igualdad ante la Ley del hombre y la mujer es un imperativo moral. Como también lo es que la igualdad de oportunidades sea una realidad en la que los méritos y las capacidades separen el trigo de la paja, no el sexo ni la cuna ni la raza, por añadir algún ejemplo más.

El feminismo actual no persigue la igualdad ante la Ley ni la igualdad de oportunidades. Persigue privilegios por razón de sexo. Y los han conseguido. El argumento con el que los justifican es la desigualdad que existía en el pasado. De este modo afirman que los vivos son los responsables de los actos de los muertos. Lo relevante para el feminismo no es si hoy hay igualdad de derechos y oportunidades, sino que ayer no la hubo. Otra prueba de que les importa más el ayer que el presente es que no acostumbran a denunciar el estado de postración en el que vive la mujer en las sociedades de mayoría musulmana.

Defender los privilegios en el siglo XXI no dista mucho de haberlo hecho en el siglo XVIII. No importa la identidad del cuerpo que los disfruta, importa que todo privilegio es inmoral y atenta contra todos.

Una mujer con éxito profesional que defienda el sistema de cuotas siempre afirmará que las cuotas son para las demás mujeres porque ella debe sus éxitos a sus méritos y capacidades. Este hecho habla por sí mismo.

Hombre y mujer son seres humanos por igual y la discriminación por razón de sexo es una inmoralidad.