Los científicos calculan que fue hace unos 4.500 millones de años cuando dio comienzo la formación de nuestro planeta: la Tierra. Por entonces, nada era como lo vemos y vivimos actualmente: la temperatura era mucho más elevada, empezaba la incipiente tectónica de placas que hoy dirige los movimientos continentales y continuábamos sufriendo, de modo constante, violentos impactos de grandes asteroides. De hecho, tuvieron que transcurrir alrededor de 500 millones de años hasta formarse las primeras grandes masas continentales.

 bacterias cinturón rocoso de Nuvvuagittuq
© El Mundo/Dominic PapineauTubos producidos por bacterias en el cinturón rocoso de Nuvvuagittuq.
Hasta ahora, según se informa desde el periódico El Mundo, los investigadores ni siquiera contemplaban la posibilidad de la existencia de vida entonces. Hasta hace unas pocas horas, las pruebas directas más antiguas de la existencia de organismos vivos eran de hace 3.500 millones de años: los estromatolitos de Warrawoona (Australia). Sin embargo, tal y como también se explica desde el diario ABC, la prestigiosa revista «Nature» anunció hace unos meses el hallazgo de los fósiles de unos microorganismos de hace 3.700 millones de años, preservados en rocas de Groenlandia. Pues bien, hoy tenemos que dar un paso más atrás porque la misma publicación ha dado a conocer la aparición de otros fósiles de hace, al menos, 3.770 millones de años.

 cinturón rocoso de Nuvvuagittuq
© ABC/Dominic PapineauRocas sobre las que aparecieron los fósiles en Quebec, Canadá.
La nueva investigación, liderada por miembros del University College de Londres (UCL), ha encontrado los fósiles de estos organismos vivos en el noroeste de Canadá y, además, asegura que tan antiguas formas de vida podrían haber ocupado dichas rocas sedimentarias desde hace 4.280 millones de años. Los científicos encontraron en el cinturón rocoso de Nuvvuagittuq restos fósiles de pequeños filamentos y tubos formados por bacterias que se alimentaban del hierro presente en las fumarolas —chimeneas volcánicas submarinas— existentes en los fondos de los océanos de aquella Tierra primigenia.
«Nuestro descubrimiento apoya la idea de que la vida surgió en los ambientes cálidos de las fumarolas del fondo del océano poco después de que se formase el planeta Tierra. Esta rapidísima aparición de la vida encaja con otras evidencias recientemente encontradas, como las acumulaciones de sedimentos de 3.700 millones de años formadas por microorganismos», ha asegurado Matthew Dodd, investigador del UCL y primer firmante del trabajo de investigación, en declaraciones recogidas por El Mundo.
«Encontramos filamentos y tubos dentro de estructuras de centímetros de ancho llamadas concreciones o nódulos, así como otras estructuras esféricas pequeñas, llamadas rosetas y gránulos, las cuales creemos productos de la putrefacción. Son idénticas a las de las rocas más jóvenes procedentes de Noruega, la zona de los Grandes Lagos de América del Norte y Australia Occidental. El hecho de que hayan sido desenterradas de una de las formaciones rocosas más antiguas conocidas sugiere que hemos encontrado evidencia directa de una de las formas de vida más antiguas de la Tierra. Este descubrimiento nos ayuda a reconstruir la historia de nuestro planeta y la notable vida en él, y ayudará a identificar los rastros de vida en otras partes del Universo», ha explicado por su parte Dominic Papineau, miembro de la UCL y del Centro de Nanotecnología de Londres y coautor del trabajo, en declaraciones publicadas por ABC.
"La vida se desarrolló en la Tierra en un momento en que Marte y nuestro planeta tenían agua líquida en su superficie, lo que plantea preguntas interesantes sobre la vida extraterrestre. Por lo tanto, esperamos encontrar evidencias de vida pasada en Marte hace 4.000 millones de años, o si no, la Tierra podría haber sido una excepción especial", ha apostillado finalmente Matthew Dodd.

Sin embargo, pese a la importancia del hallazgo, aún no existe un claro consenso entre la comunidad científica a la hora de adelantar el reloj de la aparición de la vida hasta los 4.200 millones de años de antigüedad. Además, las conclusiones del estudio parten de la premisa de que la vida se originó en la Tierra tras la formación de la corteza terrestre, pero resulta necesario recordar que existen otras teorías, como la de la Panspermia, que proponen que las primeras células vivas podrían haber procedido de otro lugar del Universo, llegando a la Tierra al viajar a bordo de uno de los muchos asteroides que impactaron contra nuestra planeta cuando aún se encontraba en plena formación.