Sputnik dialogó en exclusiva con la Hermana Guadalupe, misionera católica que ha vivido varios años en Alepo. Según la religiosa, la imagen que defienden los medios hegemónicos y que muestra a los rebeldes sirios como pacíficos "es mentira".

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© REUTERS/ Omar Sanadiki
La Hermana Guadalupe es integrante del Instituto del Verbo Encarnado, una congregación católica presente en Alepo incluso antes del conflicto bélico en Siria. La religiosa argentina ha vivido de primera mano la violencia en la región de manos de los grupos terroristas, por lo que se ha transformado a escala mundial en una voz autorizada para cuestionar los mensajes que difunden los medios de comunicación hegemónicos sobre lo que sucede en el país levantino.

Para la Hermana Guadalupe, el conflicto en Siria ha sido "inventado por conveniencia" para responder "a los intereses creados en la zona" y "llevado adelante en forma artificial, yendo en contra de lo que el mismo pueblo sirio manifiesta". A su criterio, la gente en Siria "quiere seguir viviendo la estabilidad que tenía" antes del estallido de la guerra y que le ofrecía el Gobierno.
"Puede ser difícil de entender en Occidente, pero es la estabilidad que ellos lograron alcanzar después de años. En ese equilibrio se pasó a tener un Gobierno laico, una buena convivencia y estabilidad económica. Todo eso que alcanzaron, se perdió definitivamente con la guerra", manifestó la misionera católica en comunicación telefónica desde Argentina.

Sin embargo, desde la prensa internacional, los grupos rebeldes son retratados como grupos que "buscan el bien del pueblo, la libertad y la democracia". A entender de la monja, "eso es una mentira". Según expresó, estos grupos "solo han traído destrucción al país", apoyados por varios países de Occidente y Medio Oriente en base a intereses económicos sobre la zona.
​"La gente en Occidente se imagina a los rebeldes como gente siria, con una banderita blanca pacíficamente pidiendo libertad. Eso es mentira. El rebelde es el terrorista en Siria. Eso es lo que la gente desconoce totalmente y por eso estamos hablando en términos distintos. La idea que tiene la gente al respecto en Occidente es totalmente errónea", denunció.
Sobre el presunto ataque con armas químicas, que EEUU y otros países adjudicaron al Ejército Nacional sirio "sin esperar las investigaciones debidas al caso", la Hermana Guadalupe opinó que la comunidad internacional actuó "de manera totalmente impulsiva" en base a "sospechas", que "siempre vienen de la parte de los rebeldes".


"Nuestra gente por supuesto niega que el Ejército esté haciendo eso con su propio pueblo. Ha sido el Ejército Nacional el que los ha defendido todos estos años, pero más allá de eso la gente en ese sentido es realmente imparcial. Es muy sensata y pide que se haga la debida investigación, pero no que se tomen represalias simplemente por un acto impulsivo. Estamos hablando de vidas de por medio", consideró la entrevistada.


El manejo de la información relativa a los hechos ocurridos la semana pasada en Siria demuestra, de acuerdo a la religiosa, "que los medios de comunicación son importantísimos para quienes llevan adelante todos estos planes", porque a través de sus mensajes "dominan o consiguen el apoyo de la opinión pública". De ese modo, "se convence a Occidente una vez más de que [los presuntos ataques químicos] han sido obra del Ejército" sirio.

"No se puede manejar la información, eso va realmente contra la verdad. Creo que los medios están ciertamente manipulados en gran parte. Al menos los más importantes presentan solo una parte de la realidad y eso realmente no ayuda, porque yo creo que en definitiva lo está pagando el mismo pueblo sirio con más víctimas", valoró.

La hermana también opinó que existió una distorsión mediática cuando en diciembre tropas de Rusia y del Ejército Nacional liberaron los sectores de Alepo ocupados por grupos terroristas islámicos. Por un lado, las pantallas en todo el mundo mostraban a las fuerzas liberadoras "masacrando al pueblo" de la parte oriental de la ciudad, pero obviaron mostrar la alegría del pueblo de ver "finalmente su ciudad liberada luego de cinco años de terrorismo".

A pesar de no estar en Alepo en esos días, la religiosa recuerda que a través de sus permanentes comunicaciones con sus colegas en Siria supo de "los festejos en la calle" de la población civil.


"Yo he vivido cuatro años allá, sufriendo en nuestros barrios los ataques de los rebeldes que tenían tomada la parte oriental y nos tenían bajo la lluvia de proyectiles día y noche. Ellos atacaban nuestros barrios civiles todo el tiempo. Ver que eso se acababa y que finalmente la ciudad era liberada del terrorismo para la gente ha sido una fuente de goce, de alegría, pero eso no se difundió", resaltó.


Otra realidad que la monja denuncia es el éxodo de cristianos y la persecución religiosa de manos de los grupos rebeldes y terroristas. Antes de la guerra, las distintas confesiones "convivían pacíficamente" y la libertad religiosa, garantizada por un Gobierno "no confesional" era una realidad. La situación se revirtió y hoy en día, los cristianos viven un tormento.
"Estos grupos rebeldes lo que buscan como objetivo final es que caiga el Gobierno pero a su paso lo que quieren y van consiguiendo es eliminar la presencia cristiana como primer blanco, pero después todo otro credo religioso que no sea el islam fundamentalista, como los yazidíes en Irak o los mismos musulmanes moderados en Siria", comentó.
Debido a la persecución que sufre la población, hoy en Siria "ser cristiano significa muy probablemente ser mártir". Muchos son asesinados "cruelmente y de la manera más despiadada". Por ejemplo, se ha visto cómo hay grupos de fundamentalistas islámicos que "entierran niños vivos".

Antes de la guerra, los cristianos representaban una notoria proporción de la población siria cercana al 10%. Hoy, esta cifra está fuertemente mermada y la presencia de esta minoría religiosa en el territorio levantino está bajo amenaza, tanto por las masacres que sufren como por el éxodo hacia otras zonas.

​A pesar de la gravedad del asunto, la Hermana Guadalupe considera que Occidente mira hacia otro lado sobre un tema que "tiene que ser una preocupación para la comunidad internacional". A su criterio, "aunque sea por conveniencia", deberían proteger a las minorías cristianas, porque su desaparición "focalizaría, intensificaría y potenciaría el fundamentalismo y por lo tanto el terrorismo islámico".